Hace 5 años, al calor de las imagenes de la Plaza Tahir, simbolo de las revoluciones árabes, al calor de las huelgas generales griegas y de las movilizaciones en los EE UU, que culminaron con la toma del parlamento en el Estado de Wisconsin, estalló el 15 M en el estado español. No creamos que fue un «rayo en cielo sereno», sino que venía precedido de dos huelgas generales estatales, y varias nacionales (en Galiza y Euskadi).

Por Roberto Laxe

No surgió de la nada, sino de la frustración de amplios sectores sociales decepcionados con el frenazo que las direcciones sindicales de CCOO y UGT impusieron, para actuar como siempre han actuado, como bomberos del sistema.

Nadie duda que fue el comienzo de la ruptura de esos sectores sociales con el regimen y su partido que cubria su flanco de «izquierdas», el PSOE, que se manifestaron en tres gritos que fueron el santo y seña del 15m: «le llaman democracia y no lo es», «no son las personas, es el sistema, no es una crisis es una estafa», «no nos representan».

Cualquiera que estuviera en las asambleas populares, en las redes de barrios o en las acampadas, reconocerá estas tres señales de identidad, como en Galiza el «nunca mais» sirve como santo y seña de su gran movilización social.

No hace tanto que miles de personas salimos a la calle bajo esos lemas; ¿y donde están ahora?

Parece, para los autotitulados herederos del 15M lo que «no era» una democracia, ahora si lo es, porque están locos por participar en las elecciones, bajo las mismas leyes que el 15M impugnaba.

Parece para éstos, que la crisis ahora solo es un problema de «personas» y no de sistema, por lo que con cambiar a los corruptos, llega para «cambiar» las cosas… del sistema nadie se acuerda.

Y parece que el «no nos representan» solo se refería al PP, cuando era más que evidente, porque así se gritaba (o acaso es que muchos de los que hoy se dicen herederos del 15M no estaban en realidad en el 15M), «PSOE, PP, la misma mierda es».

¿Dónde están las ansias constituyentes que atravesaban el 15M, que se manifestaron después con las Mareas, con las Marchas de la Dignidad en el 2014 y poco después con la dimisión del rey?

¿Dónde está la esencia rupturista del 15M; o acaso un cambio nominal en el gobierno es igual a ruptura con el regimen? Porque hacer, o dejar entrever esta asociación de ideas, es de un hipócrita que hace sospechar lo peor.

A 5 años del 15M, toda la fuerza rupturista que se manifestó en la calles y plazas parece haberse evaporado y reconducido a un esteril debate electoral.

Se engañan los que así piensen: el 15M rompió el partido que servía de contención por la izquierda, el PSOE y con él se ha llevado por delante a su pata de apoyo, IU… que ha venido a certificar su rendición de Breda a la socialdemocracia neokeynesiana hace dos días.

El régimen hoy está más desnudo que antes del 15M, pues tienen que reconstruir los diques que lo protegían ante la poblacion, y que eran el PP y el PSOE. Están a esa tarea de reconstruir los diques que eviten tendencias rupturistas con el regimen; pero la crisis no cede, los recortes van a seguir produciéndose: el jefe de la CEOE ya ha afirmado, en la linea de la UE y el FMI, que son precisas más reformas, «de las que duelen», como si lo que hubiera habido hasta ahora solo fueran paños calientes.

En estas condiciones, las ideas centrales del 15M no han muerto: la crisis no son las personas -que si tienen sus responsabilidades- sino el sistema, siguen sin representarnos todos aquellos que admiten este sistema y sus instituciones como inamovibles (aunque propogan su simple reforma), y que mientras no podamos elegir la Jefe del Estado, decidir la forma de estado y las relaciones entre las naciones, y se mantengan vigentes leyes como la de amnistia, mordaza o la ley de partidos, «lo llaman democracia y no lo es».

Proclamarse heredero del 15M no es una cuestión de hablar de significantes vacios, que cualquiera puede coger, sino de resolver las impugnaciones que en aquellas fechas se hicieron en las calles y plazas: la falsa democracia que tenemos, la crisis sistémica y la representación directa de la población trabajadora.

A 5 años, este 15 M, vemos que las tareas que la población puso sobre la mesa siguen sin resolverse, y que por ello debemos movillizarnos… Pero ya no con las confusión de un principiante, sino con la experiencia acumulada estos años: no es un problema de palabras aparentemente radicales, sino de hechos y politicas realmente radicales.