La Revolución Rusa de Octubre de 1917, el acontecimiento histórico que más marcó al mundo contemporáneo, cumple 98 años. Pero reaccionarios intentan cubrir la historia con un manto de distorsiones.

 

Afirman que la revolución fue utópica, inútil y que solo mostró que el comunismo fracasó. Buscan por todos los medios mostrar que la repugnante dictadura estalinista que sustituyó al gobierno de Lenin en la ex Unión Soviética (URSS) fue la continuidad de la revolución, cuando en realidad fue su derrota.

Esa verdadera campaña intenta enlodar la acción más importante de la clase obrera mundial para que las nuevas generaciones no sigan su ejemplo.

Millones de jóvenes que luchan todos los días contra los males del capitalismo imperialista no conocen las lecciones de Octubre. Más que nunca es necesario recordar y difundir las enseñanzas de aquella que fue la más importante experiencia de la clase obrera. A estas nuevas generaciones dedicamos este suplemento especial de Opinião Socialista.

Época revolucionaria: un siglo de guerras, crisis y revoluciones

La Primera Guerra Mundial, que estalló en 1914, y la Revolución Rusa fueron dos acontecimientos íntimamente ligados. La guerra fue la culminación de las contradicciones entre los diversos países imperialistas de Europa que disputaban entre sí la posesión y explotación de las colonias en todo el mundo.

La Primera Guerra Mundial abrió definitivamente la época imperialista del capitalismo, marcada por guerras permanentes, crisis económicas brutales y destrucción del medio ambiente, o sea, por la decadencia del sistema capitalista.

Pero, al mismo tiempo, la Revolución Rusa abrió una época revolucionaria. El enfrentamiento contra la brutal explotación y la contrarrevolución imperialista, de un lado, y la lucha revolucionaria de los trabajadores y los pueblos oprimidos de todo el mundo, de otro, marcó el siglo XX.

Vanguardia mundial: la primera revolución socialista victoriosa del mundo

Cuando los Soviets (Consejos) de Diputados Obreros y Soldados dirigidos por el Partido Bolchevique tomaron el poder en Rusia, la revolución fue la primera que consiguió derrotar a la burguesía y asegurar su victoria.

El Estado soviético naciente enfrentó terribles dificultades. En 1918, los ejércitos contrarrevolucionarios (blancos) detonaron una guerra civil. Veintiún países extranjeros invadieron Rusia para apoyarlos. La guerra y la desorganización de la economía, principalmente de la agricultura, provocaron el hambre y la muerte de millones de personas.

Pero, el Partido Bolchevique, liderado por Lenin y Trotsky, consiguió organizar el Ejército Rojo después de tres años de guerra civil, derrotar la contrarrevolución y consolidar el primer Estado Obrero de la historia.

La Revolución Socialista Internacional

Desde el primer momento, los líderes del Partido Bolchevique declararon que la Revolución Rusa no debía limitarse a las fronteras de su propio país, sino ser el estopín y el punto de apoyo para que estallase la revolución en Europa y en el mundo.

Lenin y Trotsky daban tanta importancia al carácter internacional de la revolución que, en 1919, mientras el Ejército Rojo luchaba –desesperadamente para la URSS–, en plena guerra civil, fundaron la Internacional Comunista, para hacer la revolución mundial.

Octubre mostró el camino

Mucha cosa cambió en estos casi cien años: la derrota de la Revolución en Europa entre 1919 y 1923; el aislamiento y el atraso de Rusia, provocaron la degeneración de la revolución. Una burocracia de funcionarios privilegiados liderados por Stalin asumió el poder y transformó el Estado soviético en un régimen de terror. La III Internacional también se degeneró y fue disuelta por Stalin en 1943.

En los años de 1980, bajo la dirección de Gorbachov, la burocracia restauró el capitalismo y varios de sus funcionarios se transformaron en los millonarios de una nueva burguesía.

Pero, ni el destino trágico de la primera revolución socialista ni todas las mentiras de la burguesía consiguieron apagar su ejemplo. La Revolución de Octubre mostró que los trabajadores pueden tomar el poder, derrotar a la burguesía, asumir la conducción de la economía y construir un Estado democrático para la mayoría.

98 años después, el capitalismo empuja al mundo al abismo de la barbarie y los trabajadores luchan desesperadamente para no ser arrastrados por él. El ejemplo de Octubre, aunque breve, mostró el camino.

En las palabras de la gran revolucionaria Rosa Luxemburgo: “el problema más importante del socialismo, la cuestión candente de la actualidad era, y es, la (…) capacidad de acción del proletariado, la energía revolucionaria de las masas, la determinación del socialismo para llegar al poder. En este sentido, Lenin, Trotsky y sus amigos fueron los primeros en dar el ejemplo al proletariado mundial, y hasta ahora continúan siendo los únicos que pueden exclamar: ‘¡Yo osé!’.

Traducción: Natalia Estrada.

Artículo publicado en el Suplemento Especial de Opinião Socialista n.° 507.