“Hoy día la frontera principal que marca el cambio político tiene que ver con la transversalidad, no con las etiquetas viejas de izquierda y derecha, sino entre democracia y oligarquía,…», nos dice Errejón en una reciente entrevista, como alarde de modernidad.

Por Roberto Laxe

Pero que viejas suenan estas palabras; el PCE y Santiago Carrillo pactaron la Transición como la pactaron porque la contradicción principal para ellos no era clase obrera vs burguesía, sino «democracia contra oligarquía franquista» -visiten las hemerotecas y vean las razones del Pacto por la Libertad del PCE y la teoría de la reconciliación nacional-.

En función de eso, reconvirtieron al PCE en un frente antifranquista, donde la clase obrera era uno más, y construyeron acuerdos con demócratas cristianos y monárquicos antifranquistas en la Plataforma Democrática, que después se juntaría con al Junta Democrática del PSOE y el maoísmo, en la Platajunta.

Todo ello bajo el argumento de la «transversalidad» democrática contra la oligarquía franquista. Y así estamos.

Ahora se entienden el sentido de las palabras de Anguita cuando se abrazó a Pablo Iglesias en Cordoba: «estamos en el 77», si justo poco antes de los Pactos de la Moncloa. Está claro, Podemos se apunta a ser la nueva Plataforma Democrática de la nueva «transición», que nos trajo a la situación actual.

A ver si alguien visita un poco más las hemerotecas, que la historia se repite, la primera como drama, la segunda como farsa, y Errejón/Iglesias no van más allá de una farsa de los Carrillos, Camachos y Felipes Gonzalez.