Por un 25 de Xullo de Clase

En el año 10 de la crisis del capitalismo llamada “Gran Recesión”, no es cierto que haya “recuperación”: el capital no tiene sectores donde invertir con garantías de beneficio, y siguen saqueando las cuentas públicas.

Los beneficios empresariales se basan, como mucho, en un aumento de la explotación de la clase trabajadora, de las rebajas de los salarios con pérdida de derechos sociales y políticos y en la precariedad a todos los niveles, en las administraciones y en la empresa privada; en los recortes en la sanidad, en la educación y en los servicios sociales para mejor privatizar.

Por Roberto Laxe

Esta concentración del capital y del poder en pocas manos tiene otra víctima, los pueblos que, como el gallego, son periferia dentro de estados que también son periféricos, el Estado Español.

Las políticas de la Xunta, en consonancia con las del Estado y la UE, desmontan su aparato productivo al servicio de la división del trabajo de la clase obrera, de la exportación de materias primas y mano de obra, o de la simple conversión en la marisquería del Estado y de Europa. Las políticas de transporte que fomentan las conexiones con el centro del estado (AVE a Madrid), marginando zonas enteras de Galicia, desde urbanas como Ferrolterra, hasta el rural en general, tienen esta finalidad.

Este desmantelamiento consciente y planificado por los poderes estatales, desarrollado por la Xunta de Feijoo, tiene en el empresariado gallego su principal aval. A las multinacionales como Inditex, conserva, cervezas o aluminio,… no les importa la realidad gallega. Les llega con tener buenas comunicaciones para enviar sus mercancías. El resto del capital vive de las migajas que caen de las subvenciones de la mesa del Estado. Se confunden de medio a medio los que esperen por un proyecto nacional burgués gallego; estos decidieron hace años ser “cola de león, en vez de cabeza de ratón”

Con la profundización de la crisis, sus consecuencias están golpeando en la clase trabajadora y el pueblo trabajador gallego. Con salarios de los más bajos del Estado, con la tasa de precariedad más alta, la tasa de desempleo tapada por la emigración de millares de jóvenes y no tan jóvenes, no se puede esperar por un proyecto inexistente; a que el BNG encuentre su Artur Mas, o En Marea camine cara un proyecto más nacionalista.

La tarea de la lucha por la soberanía nacional gallega no tiene nada de burguesa, es trabajadora. La lucha por los derechos laborales y por los derechos sociales, están totalmente imbricados con la lucha contra todos los capitalistas y sus instituciones (la Xunta, el Estado y la UE), incluso los que se reivindican “galleguistas”.

Impulsar en Galicia un Bloque de Clase y Combativo

La crisis y sus consecuencias no son exclusivas de la clase trabajadora gallega, sino que son parte del proyecto que se llama Unión Europea, que ha destruido Grecia y empobrecido el resto como los cientos de miles de jubilados alemanes trabajando con los “minijobs”, o las reformas laborales en Francia. Por ello, la respuesta tiene que caminar en la senda de la unidad contra el enemigo común.

En este 25 de Xullo, la clase trabajadora gallega tiene que tomar el protagonismo que le corresponde por su papel en la sociedad; no puede esperar a ningún “salvador” de otra clase social, sino que tiene que visualizarse su alternativa: la lucha por una Europa de los Trabajadores/as y los Pueblos, que rompa con la UE y el Euro. Para reconstruir la unidad de la clase obrera, coge toda su fuerza la lucha por el derecho a decidir del pueblo gallego su relación con el resto del mundo.

La tarea de las organizaciones sindicales, políticas y sociales que se reivindican de la clase trabajadora es la de impulsar este 25 de Xullo un Bloco de Clase, Combativo, que ponga en el centro los derechos laborales y políticos de la clase trabajadora.