La estampa imborrable que todos tenemos grabada en el recuerdo sobre la dictadura argentina es la de las Madres de Plaza de Mayo, con su pañuelo blanco en la cabeza, reclamando por la aparición de sus hijos e hijas secuestrados y desaparecidos a manos de los milicos.

Hoy en día, bajo la autodenominada “democracia argentina” siguen haciendo desaparecer a gente. Un caso paradigmático es el de Julio López, que fue detenido clandestinamente por la dictadura y logró sobrevivir. Ya en 2006, tras declarar contra uno de sus antiguos represores, volvió a desaparecer sin que haya sido encontrado hasta la fecha. Otro caso conocido es el de Luciano Arruga, un adolescente de 16 años que desapareció tras ser detenido por la policía en 2009, apareciendo su cuerpo enterrado sin identificar 5 años después.

La histórica lucha del pueblo mapuche

Santiago Maldonado es el último desaparecido en Argentina. Los hechos ocurrieron el pasado 1º de agosto, cuando la policía reprimió duramente a una comunidad mapuche que cortaba una carretera en protesta por la libertad de un líder indígena. Los mapuches son un pueblo originario que reclama la recuperación de las tierras ancestrales de las que fueron expulsados durante la conquista colonial y que hoy son propiedad de multinacionales, como la europea Benetton.

Santiago estaba apoyando solidariamente la lucha de los mapuches cuando en plena huida de las duras cargas policiales sus compañeros perdieron su pista, declarando varios testigos que fue detenido. Durante 80 días no se tuvo rastro de él, hasta que después de una amplísima movilización popular por su aparición, que llegó a movilizar a cientos de miles de personas en Argentina e internacionalmente, su cuerpo apareció en un río próximo a donde tuvo lugar la carga policial.

Santiago Maldonado fue asesinado

Existe un amplio convencimiento de que Santiago fue, de una manera u otra, asesinado y que luego “plantaron” su cadáver. El cuerpo de Santiago apareció en un lugar ya rastrillado hasta varias veces por especialistas en recuperación de cadáveres, en una zona de poca profundidad del río y aguas arriba de donde se le vio por última vez.

Por si fuera poco, desde el gobierno, la policía, el aparato judicial y los medios de comunicación afines se hizo una furibunda campaña con toda suerte de teorías sobre el destino de Santiago para intentar desacreditarlo mostrando serruchos y martillos como peligrosas armas terroristas o diciendo que en realidad simplemente se había ido de vacaciones sin avisar.

Para que se entienda hasta qué punto el escándalo es mayúsculo, sólo hay que pensar que ¡el mismo juez que ordenó la represión a los mapuches fue quien investigó la desaparición de Santiago! Sólo tras la fuerte reacción popular la justicia tuvo que relevar al juez y declarar que el caso que se investigaba era una “desaparición forzada”

Quienes participaron directamente de la represión de los mapuches y del asesinato de Santiago son responsables. Pero también lo son los responsables policiales, judiciales, gubernamentales y mediáticos que han tratado de ocultar y desviar el caso.

No podemos dejar pasar que en ningún lugar del mundo un activista sea asesinado impunemente por luchar. Si los avances en la investigación hasta ahora se dieron gracias a la movilización, hay que continuarla hasta que todos los responsables sean castigados.

¡Santiago y todos los activistas asesinados, presentes en cada lucha!