Corriente Roja nos adherimos al manifiesto “Ante la tragedia del 17 de agosto: paz, solidaridad y convivencia en la diversidad” firmado por diferentes organizaciones y entidades, críticas con la convocatoria oficial de la manifestación de sábado 26 de agosto.

Este manifiesto sale a “denunciar la hipocresía de líderes y representantes políticos, del gobierno español y de la monarquía. Los que, con sus políticas, promueven guerras y alimentan conflictos armados mediante la venta y el comercio de armas a países como Arabia Saudí, así como aplican políticas represivas y antiterroristas que fomentan la espiral de violencia. Los que incumplen los compromisos de acogida, como hacen los Estados miembros de la UE. También aquellos que fomentan el odio, el racismo, la xenofobia y la islamofobia, con la colaboración preocupante de muchos medios. Aquellos que identifican compañeros y compañeras por la calle por su color de piel y los encarcelan en los Centros de Internamiento de Extranjeros. Aquellos que desahucian nuestros vecinos y vecinas o que reprimen con violencia las movilizaciones populares. Salimos para decir “No Pasarán” a los grupos que amenazan con volvernos a un pasado oscuro, y para decir basta a aquellos que permiten que el fascismo actúe impunemente.”

Llamamos a participar a la concentración alternativa que convocamos los firmantes del manifiesto, a las 16h al cruce Rambla de Cataluña/calle Aragón. Una vez acabada la concentración, Corriente Roja nos retiraremos, sin participar en la manifestación oficial, puesto que por mucho que participemos no podrá cambiar su carácter de apoyo a las instituciones y sus políticas.

Cómo dice el manifiesto: “Es hora de volver a llamar «vuestras políticas, nuestras muertes».

Ante la tragedia del 17 de agosto: paz, solidaridad y convivencia en la diversidad

Salimos a la calle este sábado 26 de agosto de 2017 en Barcelona para expresar nuestro rechazo al atentado reivindicado por el Daesh y para mostrar nuestro apoyo a las víctimas y sus familias. Lo hacemos por los hechos ocurridos el pasado 17 de agosto en Barcelona y Cambrils con 15 víctimas mortales y más de un centenar de heridas. Lo hacemos para agradecer la respuesta solidaria de las personas que han reaccionado desde el primer momento. Pero sin olvidar y teniendo muy presente las víctimas que cada día sufren esta misma violencia, que sólo este mes de agosto ha golpeado otros muchos países, además de Cataluña. Recordamos especialmente Siria, donde han muerto medio millón de personas a manos de actores gubernamentales y no gubernamentales, tanto locales como internacionales. Víctimas que no salen a portadas, víctimas olvidadas. Muchas no mueren pero se quedan en nuestras fronteras. Desde las entidades, las plataformas y los movimientos sociales queremos dejar claro que estas muertes son tanto nuestras como las de Barcelona y Cambrils. No hacemos diferencia.

Salimos a ocupar la calle como lo hemos hecho tantas otras veces. Recordamos los gritos de «No a la guerra» de 2003 –a raíz de la invasión criminal de Irak impulsada por Aznar, Bush y Blair– que llenaron las calles de Barcelona. Recordamos también tantas otras manifestaciones de rechazo a las intervenciones militares por todas partes, a favor de la paz y por la acogida de personas refugiadas y migrantes, como la última del 18 de febrero. Volveremos, pues, a salir, para volver a señalar las causas y denunciar a los responsables.

Salimos para denunciar la hipocresía de líderes y representantes políticos, del gobierno español y de la monarquía. A los que, con sus políticas, promueven guerras y alimentan conflictos armados, mediante la venta y comercio de armas a países como Arabia Saudí, así como aplican políticas represivas y antiterroristas que fomentan la espiral de violencia. A los que incumplen los compromisos de acogida, como hacen los Estados miembros de la UE. También aquellos que fomentan el odio, el racismo, la xenofobia y la islamofobia, con la colaboración preocupante de muchos medios. Aquellos que identifican compañeros y compañeras por la calle por su color de piel y los encarcelan en los Centros de Internamiento de Extranjeros. Aquellos que desahucian nuestros vecinos y vecinas o que reprimen con violencia las movilizaciones populares. Salimos para decir “No Pasarán” a los grupos que amenazan con volvernos a un pasado oscuro, y para decir bastante a aquellos que permiten que el fascismo actúe impunemente. Es hora de volver a llamar «vuestras políticas, nuestras muertes».

Salimos porque es una oportunidad para emplazarnos a hacer una revisión sobre el modelo de convivencia y de sociedad que estamos construyendo. Nos preocupan las consecuencias a medio y largo plazo. Ya ha habido muestras de odio, racismo y xenofobia estos días y la comunidad musulmana se ha visto criminalizada. No se trata de un «ellos y nosotros», sino de un todos y todas.

Por todo esto, exigimos que la respuesta a la barbarie del pasado jueves no sea la de más “seguridad” represiva: más vigilancia, más fronteras, más policía, más armas, más violencia. Barcelona y Cataluña tienen que ser ejemplo con una respuesta diferente: desde la paz, los derechos humanos, la solidaridad, la cohesión y la justicia global. Es en esta línea en que hoy la sociedad civil reivindicamos este espacio. La diversidad nos hace más ricas y más fuertes. Y hoy, más que nunca, nos tenemos que reafirmar en nuestro compromiso con una sociedad abierta, solidaria, que no permitirá que ninguna ideología del odio arraigue en Cataluña.

También exigimos que la respuesta de nuestros gobernantes sea clara y contundente: cumplís con los acuerdos y tratados sobre comercio de armas que habéis firmado; respetáis la Declaración Universal de los Derechos Humanos; rompéis los acuerdos con gobiernos opacos y autoritarios; dejáis de intervenir militarmente; abrís más que nunca las fronteras para acoger la gente que huye de lo mismo que ha pasado en Cataluña y que ahora está atrapada en nuestras fronteras; exigís que las empresas cumplan con el respecto a los derechos humanos en terceros países, y, si hace falta, rescindís los contratos firmados.

Desde la sociedad organizada, desde bajo, apostamos para construirnos desde la paz, los derechos humanos, la diversidad y la justicia global. Salimos a la calle porque ante el racismo y la islamofobia imperante, ante cualquier vulneración de los derechos humanos, apostamos por la convivencia y, por eso, salimos el sábado y #anemdeblau.

«Vuestras políticas, nuestras muertes»

«Paz, solidaridad y convivencia en la diversidad»