La crisis abierta y pública instalada en el PSOE ha tomado nuevas proporciones en los últimos días, con la dimisión de 17 miembros de la Ejecutiva Federal con el objetivo de forzar la caída de Pedro Sánchez y crear una comisión gestora que dirija el partido hasta la próxima reunión del Comité Federal.

Por Corriente Roja

El PSOE está dividido en dos bandos. El primer liderado por Pedro Sánchez, que expresa a la mayoría de la militancia del partido y los cargos de base del aparato. Se trata de una base diezmada, donde predominan los pensionistas y cargos de menor nivel, más en contacto con la base popular.

La mayoría del aparato forma parte del segundo bando, el de Susana Díaz y Felipe González, que está dispuesto a desangrar el partido y embarcarlo en un proceso acelerado de “pasokización”[1] con tal de evitar las terceras elecciones y ayudar al régimen a superar el actual bloqueo.

Prácticamente toda la representación institucional del PSOE, junto a los cargos partidarios a ella asociados, incluidos los ex presidentes, son partidarios del bando Susana-González. Significativo que la jefa de filas sea la presidenta de la Junta de Andalucía y el director de orquesta Felipe González, el artífice de la reconversión, el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación[2]), la corrupción, el gran valedor –junto con Juan Carlos- de la gran empresa española en el extranjero. González es el gran representante del aparato de Estado de España y el principal defensor y partidario de la Unión Europea.

La crisis del PSOE viene de antes, en particular desde que Zapatero se entregó a la UE y comenzó los recortes. Viene acelerada por las derrotas sucesivas del PSOE, empujadas por el surgimiento de Podemos, culminando con las últimas catástrofes en Galicia y el País Vasco.

Es parte de la crisis del régimen de la transición, del que es, junto al PP, uno de sus pilares: como dicho antes, el PSOE es el partido que avaló la impunidad del franquismo, impuso la reconversión industrial como precio de entrada a la UE, forzó el ingreso en la OTAN, promovió el GAL, ha sido aliado directo del PP para la unidad forzada de España, corresponsable de los recortes, propulsor de reformas laborales y de las pensiones, implicado en la corrupción cuando ha gobernado (ahora el caso de los EREs en Andalucía) y con sus altos cargos formando parte de los grandes consejos de administración. Hasta la Conferencia episcopal ha manifestado su preocupación por la crisis del PSOE.

El editorial de El País de 30/09 expresa bien la posición del principal grupo mediático español sobre la crisis del PSOE y la salida que la parte más importante del gran capital español y europeo quiere dar a la situación de bloqueo institucional actual. Es también la posición del bando Susana-González.

No queda otra alternativa para la gobernabilidad de España que permitir el gobierno del partido más votado, que no es otro que el PP, y tratar de reconstruir desde la oposición un partido socialista capaz de recuperar la confianza de amplios sectores del electorado. (El Pais, 30/09/2016)

La ofensiva para acabar con Sánchez (las dimisiones de la Ejecutiva Federal) es una maniobra que no respeta siquiera las formas democráticas, cargándose las decisiones de un congreso, por amañado que fuera. Lo han hecho así por el temor a la reacción al rechazo de la mayoría de la base del PSOE, que se niega a avalar un nuevo gobierno Rajoy mediante la abstención.

El bando de Sánchez, por otro lado, prefería cargar con la acusación de haber forzado unas terceras elecciones, sin tener ninguna opción práctica para contraponer a la investidura de Rajoy y a costa de sufrir incluso un nuevo retroceso electoral, antes de dar apoyo al PP y abrir paso a una “pasokización” abierta del PSOE.

La crisis abierta está tomando una dinámica descontrolada, con enfrentamientos a cara de perro entre los dos sectores donde cada uno niega la legitimidad jurídica al otro. Si no ponen remedio, el enfrentamiento puede acabar en un verdadero cisma, de difícil recomposición, un reajuste generalizado del mapa político español y una fuerte acentuación de la inestabilidad política.

La crisis del PSOE, que durante tantos años ha canalizado el voto de la mayoría de la clase trabajadora, tiene un carácter progresivo y responde al abandono creciente de una parte relevante de su base electoral, una sector de la cual migró a PODEMOS y ya no ve en el PSOE una alternativa al PP.

No estamos de acuerdo en tomar posición por Sánchez frente a Susana, como están haciendo –discretamente y por intereses electorales- Podemos e IU. Entendemos y compartimos la indignación de la base popular de la militancia del PSOE contra el bando Susana-González, pero la opción Sánchez no es la de un sector que defiende los intereses de la clase trabajadora sino un gobierno con Ciudadanos, la  continuidad de la sumisión a la UE y la unidad forzada de España.

Podemos, con su aparato dirigente dividido entre Iglesias y Errejón, aspira a ganar la base electoral que el PSOE amenaza perder masivamente en esta crisis. Su intención es sustituir al PSOE para convertirse en la “nueva socialdemocracia”, respetuosa como el PSOE con los límites de la UE y de la “economía de mercado”, aunque partidaria de un nuevo encaje territorial en el marco de la Monarquía.

Debemos construir la alternativa desde abajo, desde las empresas, barrios, pueblos y centros de estudio. Una alternativa de ruptura con este régimen y de lucha por el socialismo, por una Europa de los trabajadores y de los pueblos. Una alternativa que ponga todas las fuerzas en la batalla por retomar un nuevo ciclo de movilización contra los recortes y las reformas impuestos por la UE.

[1] Referencia al PASOK, Partido Socialdemócrata griego, que sufrió un proceso de crisis y descomposición que abrió espacio para el fortalecimiento y posterior victoria electoral de Syriza en este país.

[2] Agrupaciones parapoliciales que practicaron lo que se ha denominado terrorismo de Estado o «guerra sucia» contra la organización terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA) y su entorno.1 Estuvieron activos entre 1983 y 1987, durante los primeros años de los gobiernos de Felipe González.2 Durante el proceso judicial contra esta organización fue probado que estaba financiada por altos funcionarios del Ministerio del Interior. (Wikipedia)