¡Fuera las garras del Tribunal Constitucional!¡Referéndum unilateral y vinculante!¡Plan de emergencia económico y social!

La Diada Nacional catalana de este año se celebra en plena crisis de investidura y con el conflicto catalán convertido en la gran grieta del régimen de la transición.

Por Corrent Roig

Los resultados de los elecciones generales, el bloqueo de la investidura a cuenta del referéndum catalán y la actuación antidemocrática del Tribunal Constitucional anulando los acuerdos del Parlament y amenazando su presidenta con la destitución, muestran que sin unilateralidad el pueblo catalán nunca podrá decidir su futuro nacional.

Se tiene que fijar ya la fecha del Referéndum Unilateral

La celebración de un Referéndum Unilateral es una demanda urgente que responde a la exigencia del 80% de la población catalana, que quiere votar su destino nacional, pero no lo puede hacer porque el Estado se lo impide. No hay ningún argumento democrático para oponerse al referéndum. El referéndum es la manera más limpia y democrática de desencallar la actual situación y el punto de partida de un proceso constituyente digne de tal nombre. Ada Colau no se puede oponer diciendo que es «una ingenuidad pensar que se puede hacer de manera unilateral» y que «no es efectivo». La sumisión no es una alternativa mejor.

El referéndum es también la forma más clara de dejar en evidencia a los defensores de la unidad forzada española y de facilitar la comprensión y la solidaridad democrática en el resto del Estado.

El gobierno Puigdemont y Juntos por el Sí (JxS) no tienen ningún argumento solvente para negarse ni para aplazar una decisión que el Parlamento tendría que tomar sin demora, marcando la fecha y la pregunta del referéndum.

El referéndum unilateral no divide a la clase trabajadora

Los hay que se oponen al referéndum unilateral desde la izquierda, como Coscubiela y Rabell (CSQP), diciendo que divide el pueblo. Pero no es verdad. De hecho, la única manera de unir a la clase trabajadora aquí y crear relaciones fraternales con los diferentes pueblos del Estado es dando la voz al pueblo catalán para que vote democráticamente y después todo el mundo respete escrupulosamente la decisión colectiva.

El gran problema que estamos sufriendo es que la clase trabajadora está actualmente ausente de esta batalla política, con sus organizaciones sindicales calladas y la mayoría de la izquierda política a la contra, dejando en manos de la derecha y el centro-izquierda nacionalistas (PDC y ERC) la bandera de la soberanía catalana.

Es hora que la clase trabajadora levante la voz diciendo que ella es la primera en repudiar la unidad forzada y en apoyar el referéndum unilateral. Precisamente porque ella es la primera interesada en construir una libre confederación de repúblicas libres.

Es urgente un plan de emergencia económico y social

También es necesario exigir al Parlament que, de forma soberana, apruebe un plan de emergencia económica y social: que derogue la reforma laboral y ponga fin a la precariedad extrema que estamos sufriendo, que pare los cierres de empresas, suba el SMI, detenga los desahucios, revierta los recortes y privatizaciones y suspenda el pago de la deuda mientras los necesidades sociales básicas no estén cubiertas.

La cuestión de confianza y los presupuestos

Estas necesidades del pueblo trabajador no encajan en absoluto con los presupuestos que prepara el conseller Junqueras (ERC). Muy parecidos a los anteriores (rechazados por la CUP), los próximos presupuestos continúan siendo prisioneros de la UE y la Troica, destinan una montaña injustificada de dinero a pagar la deuda y perpetúan los recortes hechos estos años. Y además, seguirán intervenidos por Montoro.

No compartimos la posición de la CUP ante el Presidente Puigdemont, a quien se han comprometido a votar a favor en la cuestión de confianza a cambio de nada; han dejando la exigencia del Referéndum Unilateral en el aire y han prometido aprobar los próximos presupuestos a cambio de una «parcelita que responda a unos mínimos que pide la CUP «.

Por nuestra parte, creemos que no se puede asumir ninguna responsabilidad política por el gobierno Puigdemont, porque no es ningún gobierno al servicio de la clase trabajadora sino de los clases patronales catalanes y porque es defensor fervoroso de la UE, que es una máquina de guerra contra los trabajadores y enemiga jurada de los derechos de Cataluña. Aunque, eso sí, estaremos con él sin vacilaciones en cada confrontación real con el Estado en defensa de la soberanía catalana.

Es urgente recuperar la lucha masiva en la calle y dejar atrás este ciclo donde todo eran elecciones. Es aquí donde está la verdadera fuerza del pueblo trabajador.