Si nada lo remedia, el 2 de mayo se disolverán las Cortes y habrá nuevas elecciones. Esto, en cualquier estado democrático burgués «normal» no sería grave: el voto es la manera que tiene la burguesía, en situación de paz, de resolver sus conflictos, implicando a la población en el apoyo de alguna de las fracciones enfrentadas.

Por Roberto Laxe

Pero no estamos en una democracia burguesa «normal», sino en una que es heredera del franquismo. Por este motivo fue imposible el acuerdo entre PODEMOS, PSOE y Cs, porque aqui cada vez que se habla de la cuestión nacional saltan las chispas, y se hace imposible el acuerdo.

No es que las fuerzas políticas que negociaban no quisieran pactar, el problema es cómo le explicaban a sus bases el pacto, traspasando lineas rojas que cuestionan el régimen, como es el derecho a decidir de los pueblos. Podemos podría pactar con el PSOE, son primos hermanos, pero Cs lo impedía, porque el PSOE en el fondo tiene un gen común con Cs, que es el españolismo.

El problema tiene un nombre, el régimen del 78, los pactos que le dieron origen. Ese es el hilo conductor de la inestabilidad política a la que se ve abocado el Estado Español.

El régimen parece muy «duro», y en los momentos de calma política y social, así es. La estructura es monolítica, el rey y el ejército en la cúspide, son el verdadero partido de la burguesia española -admitida por las burguesías catalana y vasca, y por las organizaciones obreras, CCOO y UGT-, los partidos, UCD y después el PP y el PSOE, e instituciones del régimen como intermediarios entre el primero y la población, legitimando cada cuatro años con el voto esta estructura.

La crisis económica y social, que el 15M se traslado a lo político, supuso el comienzo de la decadencia del PP y la crisis con su base social del PSOE. El regimen se resquebrajó, hasta tal punto que en junio del 2014, el viejo rey dimite, tras años de luchas, huelgas generales, grandes movilizaciones sociales, …

Consecuencia de ese resquebrajamiento es la crisis de gobierno actual…. que no es una mera crisis de gobierno, es una crisis del régimen que al decaer los partidos institucionales, dejan expuesto ante la sociedad al verdadero partido de la burguesía, el rey y el ejercito. O acaso nadie se ha percatado de que cuando el rey se reúne con los dirigentes políticos, lo hace con un militar de la Guardia Real en la puerta, que es quien abre y cierra el despacho… No es un secretario civil quién lo hace, sino un militar. Es todo un símbolo del carácter «controlado» de la democracia en el Estado español.

Por eso, unas nuevas elecciones serán como la pescadilla que se muerde la cola, puesto que nuevamente saltarán a la palestra las lineas rojas: el derecho a decidir, las reformas laborales y las políticas de la UE, el papel de la Iglesia y la separación del estado, la república, etc., porque gobierne quien gobierne estas lineas son superiores a lo que un gobierno puede resolver, son cuestiones de régimen.

La única manera de abordar valientemente esta crisis de gobierno es planteándolo en sus justos términos: la apertura de un proceso constituyente que culmine en la convocatoria de una Asamblea Constituyente que enfrente, y resuelva, todos esos problemas. No encararlo así es condenar a la población trabajadora a sufrir, de nuevo, cuatro meses de un gobierno en funciones que sigue tomando medidas como el criminal acuerdo con Turquía.