Cuando los/as trabajadores/as del transporte, en este caso de la EMT, nos ponemos en huelga, pareciera que los medios de comunicación y la “opinión pública” descubren que los autobuses no se conducen, se reparan o se limpian solos, que detrás de todo eso hay trabajadores/as. Y algunos achuchan contra la huelga en nombre de “los trastornos a la ciudanía” por la falta de autobuses, las larguísimas frecuencias y los hacinamientos que “estas huelgas provocan”. No se acuerdan de los hacinamientos de los usuarios, las frecuencias de vergüenza, las colas insufribles… ¡de todo el año! Azuzan contra los trabajadores de la EMT lo que no tienen coraje de exigir de la Comunidad, el Ayuntamiento, el gobierno o el Consorcio, los responsables de esta situación.

Desde estas páginas toda nuestra solidaridad con los trabajadores y trabajadoras de la EMT y el apoyo a su huelga.

Más que nunca necesitan el apoyo de otros trabajadores/as, comenzando por los de las líneas interurbanas, los/as taxistas, los/as trabajadores/as de Uber o Cabify y de quienes somos trabajadores/as en activo, estudiantes, pensionistas…, los usuarios, en definitiva, del transporte público.

Publicamos un artículo de Alfredo Jiménez, trabajador de la EMT, miembro de la dirección de co.bas Madrid y militante de Corriente Roja.

NOS NIEGAN EL DERECHO A LA HUELGA

Las empresas y las administraciones pisotean el derecho a la Huelga con unos servicios mínimos abusivos, pretenden así que la Huelga quede minimizada como herramienta de lucha de la clase obrera. En la EMT los servicios mínimos han sido del 50%, pero la empresa los ha distribuido a su antojo, para que no haya repercusión en el servicio que se presta, sin dar servicios mínimos en departamentos que no tienen mucha repercusión y trasladándolos a otros departamentos que son más necesarios en el día a día.

Lo grave es que saben que los servicios mínimos que imponen son ilegales, que se ganaran en Magistratura a posteriori y que no servirá de precedente para posteriores huelgas, en las que volverán a hacer lo mismo. Seguirán denegándonos el derecho a huelga a los y las trabajadoras para evitar que sigamos luchando por defender nuestros derechos y recuperar los perdidos.

Hay que parar los pies a este atropello al derecho de huelga. Eso tiene un camino que exige empezar a discutirlo en las asambleas en las empresas, en cada huelga y en todos los sindicatos para responder como una piña: hay que empezar a no respetar los servicios mínimos si queremos respetar el derecho a la huelga.

EL PROBLEMA VA MÁS ALLÁ DE LA CONTRATACIÓN

Estamos ante una movilización de la EMT, en la que no solo está en juego la contratación de nuevos compañeros y compañeras. Esto es muy importante e inmediato, por es estamos en lucha. Pero hay mucho más en juego. La ambición de la patronal va mas allá, hay que seguir repartiendo el pastel de los servicios públicos y el transporte ocupa un lugar estratégico, sobre todo en los grandes núcleos urbanos. Para la clase obrera es estratégico porque es parte de su vida cotidiana, del empleo y de la solución al cambio climático y, entre otras razones, nos abarata los costes para desplazarnos al trabajo. Pero para la patronal es el control de los desplazamiento de miles de trabajadores/as y un volumen de negocio de millones de euros.

En la EMT la lucha nos debe hacer mirar más al futuro, Hay una amenaza que es el déficit que los gobiernos provocan en las cuentas de las empresas públicas. La EMT de Madrid acaba 2019 con pérdidas y presupuesto del año que viene ya lo registran con pérdidas. El único propósito para semejante actuación es la intervención de la EMT como empresa pública, en base a la Ley Montoro. El Ayuntamiento pretende aligerar la empresa, utilizar esta ley para recortar los derechos de los y las trabajadoras, aumentar su jornada de trabajo, y de esa manera sentar las condiciones para poder privatizar los servicios que den mayor beneficio y repartirlos entre las grandes corporaciones del transporte.

Estas afirmaciones se sustentan en las legislaciones y recomendaciones que nos imponen desde la Unión Europea, hay una directiva europea en la que hay que liberalizar el transporte público para el 2020, prueba de ello, en el 2020 habrá un AVE que circulará en el Estado Español por sus vías que no será de Renfe, sino de una empresa formada por Globalvía y Talgo.

Además de todas las privatizaciones que ya se han llevado a cabo en otras empresas del sector como puede ser Adif, en la que prácticamente todo el mantenimiento está privatizado, en Renfe más del 80% del mantenimiento está en manos de las empresas privadas y está comenzando a privatizar la atención al cliente y las taquillas, lo mismo en Metro de Madrid en el que solo tres de sus cocheras son de personal propio, el resto de cocheras son de las contratas. Y no nos podemos olvidar de donde está Iberia y AENA, a una no le quedan ni los restos de empresa pública y a AENA la están comenzando a liquidar con su salida a Bolsa.

Por eso la EMT debe ser la punta de lanza de toda esa lucha, a la que se tienen que ir incorporando todos y todas las trabajadoras del sector del transporte. La lucha debe ir más allá de las incorporaciones de nuevos trabajadores y trabajadoras, tiene que sostenerse en el tiempo e incorporar al resto de empresas del transporte público para poder frenar esas políticas capitalistas y recuperar los sectores perdidos.