Las Marchas de la Dignidad del último sábado demostraron que es posible construir desde las calles un movimiento de oposición al gobierno Rajoy alrededor de un programa de ruptura con el régimen  y con las políticas de austeridad y el euro impulsadas desde Bruselas por la UE.

Por Gabriel Huland

Fortalecer un movimiento masivo de oposición para derrotar las políticas de la UE y echar abajo a este gobierno corrupto se hace más necesario que nunca teniendo en cuenta que los Presupuestos Generales de 2017 aprobados recientemente por el Congreso mantienen las políticas de recortes en los gastos sociales para seguir pagando la deuda a los banqueros y cumplir los infames objetivos de déficit impuestos por la Troika.

Para que nos hagamos una idea, este año lo destinado a pagar la deuda alcanza más de 32 mil millones de euros, mientras los presupuestos estatales de salud y sanidad juntos no llegan ni siquiera a los 6.5 mil millones de euros. Aquí se ven las prioridades de Rajoy y sus aliados. Ante la situación de emergencia social no hay otra alternativa que la de luchar desde las calles y los centros de trabajo y de estudio en defensa de nuestros derechos y de los servicios públicos.

En estos primeros meses del nuevo/viejo gobierno del PP, que si se formó y se sostiene es por la complicidad del PSOE, nos hemos encontrado ante dos estrategias, dos maneras de actuar, bien distintas, para hacer frente a las medidas de austeridad, a los nuevos ataques que se nos vienen encima (pensiones…) y a las amenazas antidemocráticas de Rajoy contra la legítima  reivindicación catalana del referéndum.

De un lado, tenemos la estrategia de Unidos Podemos, que subordina toda la política de oposición a la acción en el Parlamento -por dentro de las instituciones del régimen-, siempre con la vista puesta en las elecciones generales de 2020, Del otro, está la estrategia de las Marchas de la Dignidad, de construir un movimiento independiente de los partidos y sindicatos institucionales, apostando por las calles como campo de batalla preferencial, sobre un programa de ruptura.

¿Son compatibles estas dos estrategias?

En las Marchas de la Dignidad del último sábado, un hecho curioso ilustra muy bien estas dos formas de «hacer oposición a Rajoy». El diputado de Podemos Iñigo Errejón subió un video a su canal de YouTube en el que sale en plena Plaza de Cibeles, delante del Ayuntamiento de Madrid, supuestamente apoyando a las Marchas y defendiendo la gestión de Manuela Carmena como la demostración de que es posible «hacer las cosas de forma diferente».

Por supuesto, Errejón o cualquier otro diputado de Podemos tienen todo el derecho a venir y participar en las Marchas de la Dignidad. Lo que no nos parece aceptable es que se utilice este espacio construido de manera unitaria para hacer apología de un programa y de una forma de gestionar un Ayuntamiento como el de Carmena, que no es precisamente el que las Marchas vienen defendiendo desde su aparición.

En las Marchas participan activamente sectores -como por ejemplo los que luchan por la remunicipalización de los servicios públicos o las plataformas contra los desahucios- que se vienen enfrentando al «ayuntamiento del cambio» de  Carmena, que se ha «olvidado» olímpicamente de todas sus promesas electorales con contenido rupturista.

Los «ayuntamientos del cambio», que tienen en Manuela Carmena y Ada Colau sus dos mayores expresiones, no están llevando a cabo ningún proyecto alternativo de gobierno que favorezca a los que más hemos sufrido las políticas de austeridad, sino todo lo contrario. Gobiernan siguiendo a rajatabla la «Constitución y la Ley». No cambian en lo esencial las políticas aplicadas por PP y PSOE excepto en cuestiones puntuales y simbólicas.

Errejón no tenía derecho, más aún cuando su partido ha dado un apoyo solo formal a las Marchas, de utilizarlas para hacer propaganda de lo que él cree que es un ayuntamiento del cambio. Podemos incluso convocó una concentración una semana antes de las Marchas, para defender su propuesta de moción de censura, que aparecía como “alternativa” a la movilización del sábado pasado.

La estrategia de Podemos e IU es llevar toda la movilización callejera para dentro de las instituciones del régimen, con el fin de fortalecer una alternativa electoral al PP que les permita acabar formando un futuro gobierno en coalición con el PSOE.

La estrategia de la mayoría de las organizaciones y movimientos que formamos parte de las Marchas es distinta. Se trata de construir un movimiento de oposición al gobierno con un programa de ruptura con este régimen podrido del 78 y con la UE y la troika, que se consolide como un espacio de unificación de las luchas.

Solo desde esas luchas es posible, no solo derrotar los planes del gobierno, sino ir construyendo “instituciones” alternativas levantadas por los propios trabajadores/as y sectores populares.