Hace unos años, cuando en cualquier parte del mundo se producía un golpe, o una intentona de golpe, todo el mundo miraba inmediatamente a Washington, buscando al responsable; fue en Chile, fue en Argentina, fue en Nicaragua, fue más recientemente en Honduras o en Venezuela en el 2002… El mundo tenía un gobierno claro, y éste residía en la Casa Blanca.

Por Roberto Laxe

La pasada semana se produjo un intento de golpe de estado en Turquía, aliado estratégico de los EEUU (no olvidemos que Turquía es miembro de la OTAN y Erdogan, que se sepa, nunca ha planteado salirse de la Alianza), y medio mundo se quedó en el aire buscando el responsable… Desde la Casa Blanca salieron, cuando el golpe ya estaba medio derrotado, condenándolo, en un alarde de oportunismo, esperaron a ver cual de las dos fracciones de la burguesía turca ganaba, para posicionarse; porque ninguna de las dos fracciones cuestionaba esa alianza estratégica con el imperialismo euronorteamericano que es la OTAN.

Es estratégica frente a uniones políticas (UE) o económicas (TTIP) porque es militar, y uno puede romper todas las uniones políticas o económicas que quiera, pero el poder real («el poder reside en la punta del fusil», decía Mao) está en los acuerdos militares, que por definición son irrompibles, salvo que uno se asome al precipicio de la guerra.

Pues bien, ese desconcierto ante un golpe militar en un estado especialmente sensible, Turquía, donde se concentran de manera mucho más explosiva que en ningún otro todas las contradicciones del mundo; esa incapacidad para resolver democráticamente esas contradicciones, nos dice algo que está en la mente de muchos desde el estallido de la crisis del 2007; la decadencia del sistema y los estados construidos sobre él. Reafirmo, la crisis detonada en el 2007, cuando la tendencia decreciente de la tasa de ganancia sale a la luz dinamitando la burbuja inmobiliaria; esta crisis da un salto de cualidad al trasladarse en el 2008, como no podía ser de otra manera, al capital financiero provocando el rescate de la gran banca mundial y la quiebra de Lehmann Brothers. Son los que quieren reducir el problema de la crisis al sector financiero, los que insisten en la crisis del 2008, y solo proponen medidas de control de la banca, como si este fuera el problema, y no las leyes internas del capitalismo.

Pero política y socialmente, la caída de Lehmann Brothers actuó para el capitalismo como la caída del Muro de Berlín para el «socialismo burocrático». Fue la demostración de que el capitalismo, que había derrotado al «socialismo burocrático», era incapaz de resolver las necesidades sociales. El capitalismo, que había «matado» las crisis, provocado «el fin» de la historia y la «desaparición» de la lucha de clases en nombre de un individualismo desaforado, se hundía como se había hundido en la crisis de los 70 o, especialmente, la del 29.

No hablamos de un capitalismo abstracto, genérico, sin ojos y caras -que también, la crisis es parte del código genético del sistema capitalista-; sino que ahora hablamos de su manifestación en el capitalismo actual. La caída de Lehmann Brothers fue el símbolo de la caída del capitalismo norteamericano, que demostró que el «siglo americano» que decían, iba a ser el XXI, duró menos que el «reich de los mil años» de Hitler. El drama para el capitalismo, es que el férreo gobierno para el que todos miraban hace años, el residente en la Casa Blanca, ya no es tan férreo, pero no se albisca un sustituto… Estamos ante el viejo interregno gramsciano de lo «viejo que muere y lo nuevo que no nace», lugar donde surgen los monstruos (Isis! Arabia Saudí! Erdogan, deriva miiltarista de la UE, con el estado de excepción cuasi permanente en Francia, etc.). Ni los EEUU tienen alternativa dentro del capitalismo, ni la clase obrera ha levantado todavía su alternativa al capitalismo.

Para los que viven todavía en la teoría de los bloques, según el cual todo aquel que se enfrenta a los USA es su aliado (esto convertiría a Erdogan en un antiimperialista, pues esta denunciando que el golpe fue promocionado desde los EEUU), tendrían que ver como éste país se está disolviendo como un azucarillo, envuelto en una guerra civil larvada con miles de muertos y un ataque directo contra los derechos de un pueblo, el afroamericano, que lo debilita para reaccionar frente a los retos que su propia decadencia le imponen.

«El mapa genético de EEUU muestra que la violencia policial contra los negros es sólo uno de los barómetros de discriminación racial:

  • De los 50 millones de personas que viven bajo la línea de la pobreza, el 12,7% son blancos no hispanos, y los 26,2%, negros. Aquí, unas 200 familias, todas blancas, suman un patrimonio de 1,3 billones de dólares.
  • De entre las 18 millones de mujeres que viven en la pobreza, las negras doblan la cifra de las blancas. Luego, las de piel oscura, las ancianas y las del colectivo LGBT, se presentan como las más desheredadas de todas.
  • La pobreza infantil general se redujo en un 20% durante los años 2010 y 2013, pero el de los niños negros se mantuvo.
  • El ingreso medio de los hogares blancos es de 91.000 dólares, el de los negros 7.000.
  • El desempleo de los negros es doble que el de los blancos, a pesar de que tengan un mejor curriculum.
  • Cerca del 80% de las personas retenidas y cacheadas en la calle por la policía es negra.
  • Un hombre negro tiene seis veces más probabilidades de ir a la cárcel que uno blanco. Hay más jóvenes negros en la cárcel que en la universidad. Por el mismo delito, los negros pasan mayor tiempo en la prisión que un delincuente blanco.
  • Un chaval negro de entre 15 y 19 años, tiene 21 veces más probabilidades de ser asesinado por la policía que uno blanco.

Este país, con sólo el 5% de la población mundial, alberga el 25% de los presos del mundo. Y los afros, que sólo son el 13% de sus habitantes, componen casi la mitad de los presos. Uno de cada 15 varones negros (y 1 de cada 36 hombres latinos) están actualmente encarcelados. Lo cual significa que EEUU tiene más presos negros de los que tenía la Sudáfrica del Apartheid en proporción a su población.

Los menores negros son el 60% de los niños presos.

Aunque la esperanza de vida de los negros haya aumentado (como en todo el mundo, salvo en Afganistán, que ha caído de 44 a 41 años tras la invasión de la OTAN), los negros aun viven seis años menos que los blancos.» Nazanín Armanian, Publico.

«Si me quieres mostrar la libertad en tu país, no me lleves a visitar tu Parlamento. Enséñame tus prisiones.» (Voltaire)

El golpe de Estado en Turquía solo nos está enseñando el futuro, a más desgobierno mundial, a convertir naciones estables no hace ni diez años, hoy están en camino de convertirse en lo que cínicamente se llamó desde los EEUU, «estado fallidos». Es Turquía, con su papel central en todos los conflictos, un «estado fallido», y que consecuencias tendrá. Son los mismos EE UU un «estado fallido» del libro, cuando es incapaz de garantizar un mínimo a su población, y frente a ello responde militarizando a la policía (es muy difícil diferenciar un policía de un marine), encarcelando a miles de personas y matando.

Era inevitable que la crisis detonada en el 2007 terminara debilitando y disolviendo las estructuras estatales que se sustentaban en el capitalismo que las generó; frente a ello solo hay dos opciones; o se avanza en la construcción de un alternativa revolucionaria que libere al mundo de los monstruos Gramscianos, o la decadencia del sistema va a seguir convirtiendo en «fallidos» a más estados. En esta disyuntiva no caben teorías «centristas» como la «el enemigo de mi enemigo, es mi amigo», porque los Erdogan del mundo, por mucho que invoquen el «antinorteamericanismo» van a ser nunca amigos de ningún pueblo, comenzando por el suyo propio y los kurdos.