Esto no es una entrevista como las demás, como las que se han dado durante estos últimos días, tampoco vamos a comenzar hablando de la barbarie que ha golpeado a la ciudadanía de Barcelona. Pretendemos una conversación entre dos personas que sufren la islamofobia y el racismo, reflexionar entorno a cómo se está tratando de abordar. Tampoco vamos a mostrarnos desde una postura de víctimas, porque ahí es donde nos han colocado los medios de comunicación durante los últimos 7 días, durante el último mes, año. Somos sujetos pensantes, no queremos que conduzcan nuestras respuestas con preguntas que nos encierran en la dicotomía víctimas-perpetradores, no somos personas ajenas al resto, no somos barcelonesas o madrileños musulmanes, no. Somos sujetos políticos comprometidos con la sociedad que partimos desde nuestros cuerpos para repensar narrativas propias.

Por Fátima Aatar y Youssef Ouled

Tras un pequeño debate, Fátima explica que no comenzará hablando de los atentados, para después centrarse en la islamofobia, porque con ello inconscientemente se asume que la islamofobia es consecuencia del atentado cuando en realidad el vínculo que hay es que se ha instrumentalizado este contexto vulnerable para sembrar más odio. Ejemplo de ello es la concentración fascista que tuvo lugar un día después en Barcelona y en la que un fotoperiodista captó el momento en el que Fátima se encaraba con un nazi.

Youssef: Empecemos por la fotografía que hace una semana recorrió los diarios digitales y las redes sociales. Analizando la imagen veo cómo este hombre se encuentra en una postura de justificación incluso aparenta estar disculpándose, mientras que a ti te vemos señalando con el dedo y con una expresión que muestra el dominio de la situación.

Fátima: Esta interpretación que haces, a través del lenguaje corporal, poca gente lo ha visto así. Mucho más acertado a la situación real. He podido identificar dos interpretaciones dominantes de la foto: por un lado, la racista que considera que yo como potencialmente terrorista le estoy incriminando a alguien que se manifieste contra el terrorismo; por otro lado, la molona y exótica  “una mora con velo señalando al nazi”. La segunda la comparto en parte porque quería estar durante la concentración nazi en primera fila de la marcha antifascista, plantando cara, para que me vieran ahí, sin miedo. Evidentemente había con la gente antifascista personas racializadas, pero era la única mujer con velo, no nos vamos a engañar los grupos antifa son de mayoría blanca.

Ver que hay una persona que les planta cara y que esta sea alguien que forma parte del grupo a quienes ellos dirigen su odio, es una interpretación que yo quería que se difundiera. En un principio no quería que se me vinculara, pero al ver que era incontrolable, lo ideal es que se difunda y llegue a los nazis, no tenemos miedo.

Youssef: A parte de lo que vemos, cuéntanos qué es lo que se dice.

Fátima: Ese viernes no fui a trabajar, no me veía capaz de salir de casa, estuve todo el día metida en las redes leyendo lo que estaba sucediendo. Un fotoperiodista informaba que se había cancelado la concentración organizada por grupos nazis, yo sabía que iba a producirse de todas formas. Como respuesta había una concentración antifascista con el lema “contra el terror del DAESH y el odio fascista”, que quede claro el nombre de la concentración antifascista. Los nazis acudían bajo el lema “Stop islamización de Europa”, es decir, ni stop terrorismo, ni stop ISIS. Una manifestación contra los y las musulmanas.

“Hay que plantar cara al fascismo, siempre que haya un acto fascista, hay que encararlo”

Youssef: Hay un discurso que parece alarmar menos, que habla de “muerte al islam”, “exterminar al islam”, digo alarma menos porque esconde lo que realmente se quiere decir: muerte al musulmán, se está llamando al exterminio de las personas musulmanas.

Fátima: Sí, ya sea físicamente o simbólicamente. Quienes tenemos memoria histórica, sabemos que el nazismo es una de las peores épocas de la humanidad, que hayan sido documentadas, no podemos olvidarlo ni permitir que haya gente que lo abandere. La islamofobia y el antisemitismo tienen similitudes tal y como documenta Fernando Bravo López en su libro Las bases intelectuales del antisemitismo y la islamofobia. Si ya es preocupante el nazismo, la similitud entre antisemitismo e islamofobia asusta. Hay que plantar cara al fascismo, siempre que haya un acto fascista, hay que encararlo.

Además, era un acto que me obligaba a salir de casa, de donde no quería salir. Cuando llegué, me temblaron las piernas, se vislumbraba a los nazis a los que la policía cortaba el paso. En el lugar de la convocatoria había tanta gente que a los nazis no se les veía. Cuando empezaron las agresiones llegaron los Mossos, aún así no cesaron los puñetazos. La policía puso fin a la concentración, nos dimos cuenta que quedó aislada una pareja mayor y  otra persona que no quería abandonar el lugar, es decir, el hombre que sale en la imagen frente a mi. Con su discurso trataba de justificar su presencia, decía que nos estaban atacando y que había que defenderse. Ahí fue cuando intervine. Yo estaba nerviosa y tensa. Empezamos a discutir, mi primer comentario fue decirle que a nosotras también nos están matando, me coloqué como musulmana marroquí.

Youssef: Te situaste en la posición en la que se nos está tratando de situar hoy.

Fátima: Exacto, yo decidí situarme ahí. Era una discusión extraña, él trataba de justificarse, me decía que él no sabía alemán, ni le gustaba Hitler, que no era homófobo… decía que tenía amigos marroquíes y musulmanes pero que debíamos estar unidos, pues nos están atacando. Ante esos comentarios le dije que si creía que había que estar unidos y situarse en contra del odio, se había situado del lado equivocado.

Había dos jóvenes que estaban mediando, que trataban de defender a este nazi. Llegando a decir cosas del estilo, cada uno es libre de tener la ideología que quiera, este es un discurso que me parece muy peligroso. Me decían que los nazis eran sus amigos no él, yo les pregunté si tendrían amigos del DAESH. No hay que banalizar el nazismo, así se empieza y se acaba justificando el fascismo.

Hannah Arendt distingue tres tipos de personas entre quienes permitieron el nazismo: dogmáticos, nihilistas y ciudadanía en general. La ciudadanía “normal” también permitió el exterminio, es peligrosa esa normalización del odio, porque eso permite que haya personas que no actúen e incluso lo justifiquen. Esto lo estamos viendo con el atentado, se ha ejecutado a los supuestos terroristas y la gente lo está aplaudiendo.

Youssef: ¿Cómo era el nazi al que enfrentaste?

Fátima: Cuando pensamos en los nazis, pensamos en gente violenta, ideológicamente formada, sobre todo convencida. Él no lo estaba, deduzco que este hombre es una persona que por su trayectoria acabó ahí. Me recordó la historia de Guillem Agulló, el joven antifascista asesinado por un nazi en Valencia y a Jaume Fuster, el escritor que narró los hechos en un libro. En la obra hay un momento en el que el nazi tiene que huir. En ese contexto de soledad que implica una fuga se analiza cómo una persona de un barrio obrero, sin trabajo estable y de familia humilde, llega a convertirse en eso. La pregunta es si realmente era un nazi convencido que mató por la causa o había sido instrumentalizado para ello. Esta reflexión, la hago porque eso pensé de este hombre al que enfrenté. Esto no se aplica a todos los nazis allí presentes, en la manifestación, había personas que si me hubiese plantado delante me habrían golpeado o matado, pero este con el que yo discutía no, por eso intentamos razonar con él. Esta persona no era como los otros y no estoy humanizando al nazismo ni a los nazis. Pero es algo que debería hacernos reflexionar y darnos cuenta de la importancia de recuperar las calles.

“Por eso insisto en que no hay que combatir el racismo combatiendo prejuicios y estereotipos, eso es una consecuencia. Hay que ir a la raíz, señalar que es una cuestión estructural”

Youssef: ¿Qué similitudes hay entre el contexto actual de la islamofobia con el del antisemitismo?

Fátima: Digo que todo es un proceso histórico que se manifiesta con distintos enemigos internos. Y ahora les toca a las personas musulmanas como les toco a los comunistas y a los judíos. Hay diferencias, pero las dinámicas y los mecanismos de exclusión son los mismos. Por eso insisto en que no hay que combatir el racismo combatiendo prejuicios y estereotipos, eso es una consecuencia. Hay que ir a la raíz, señalar que es una cuestión estructural. No ir a lo fácil y cómodo, porque se puede paliar las consecuencias a corto plazo, pero a medio y largo plazo son nefastas tal y como estamos viendo estos días.

Youssef: ¿No estamos equivocándonos cuando las personas antirracistas empleamos el discurso de que la islamofobia conduce a que las personas que la sufren sean posibles adeptos del terrorismo? ¿No estamos con ese discurso diciendo que la población musulmana es potencialmente terrorista y que una de las salidas que se les deja es el terrorismo? ¿Acaso por el hecho de sufrir islamofobia ya se contempla como musulmán la opción de cometer atentados terroristas?

Fátima: Sí, estoy de acuerdo contigo pero también quiero señalar algo: uno de los éxitos del sistema occidental es haber hecho creer a sus sujetos oprimidos que sus narrativas son verdades aunque vayan en contra de esos mismos sujetos. En este caso me refiero a que se insiste tanto que las personas musulmanas son terroristas o potencialmente terroristas que hay quienes lo han asumido. Pero volviendo a tus cuestiones, son muy acertadas y no hay que caer en los análisis cómodos que acaban reproduciendo aquello que precisamente queremos combatir. Ahí están las trampas, por eso tenemos que ir siempre más allá. Es muy cuestionable la forma en la que se está abordando desde la comunidad musulmana la lucha contra la islamofobia, porque se está ocupando un lugar de inferiorización e incluso de culpabilidad.

Youssef: ¿Salir a la calle a gritar soy musulmán y no terrorista, no es esa otra trampa en la que estamos cayendo?

Fátima: Exacto. Abdennur Prado ya advirtió en su momento que decir el terrorismo no es islámico, establece un vínculo entre islam y terrorismo. Inconscientemente estás vinculando dos conceptos. Como expone George Lakoff en No pienses en un elefante.

Youssef: Hemos escuchado discursos que hablan de guerras y choque de civilizaciones, también discursos que apelan a la “unidad” por parte de las autoridades políticas.

Fátima: Cuando escucho ese discurso de unidad me pregunto qué tendrá que ver la élite política con las clases populares, los desahucios continúan, la precariedad continúa, en definitiva, la lucha de clases está más viva que nunca. Pero lo que más me llama la atención es cuando una y otra vez se recurre a la frase de que estos atentados suponen un ataque a nuestros valores y libertad. Y yo me pregunto ¿qué valores Occidentales existen? ¿los del capitalismo? y la libertad de la que se habla, ¿para quién? ¿dónde quedan todas las personas musulmanes que si están viviendo el terrorismo en mayúscula? ¿entran o no entran en esos valores de libertad y democracia?

Youssef: Tras atentados como los sufridos se apela a que se está atacando la democracia y la libertad, cuando la respuesta que se da es recortar más en libertad y en democracia.

Fátima: En la novela de George Orwell, 1984, una de las cosas que más me fascinó fue el doblepiensa, en que se sostiene dos ideas a la vez en que una invalida a la otra. Un ejemplo actual de doblepiensa es que tras cada atentado en Europa se habla de la defensa de la libertad y la democracia mientras se recorta esa libertad y democracia, por ejemplo, la Ley Mordaza.

“La gente que te pide que condenes algo, no quiere que condenes nada, ya ha decidido que eres culpable y nada que digas o hagas cambiará su posición”.

Youssef: ¿Por qué se pide la condena unánime e inmediata de la población musulmana?

Fátima: Te voy a decir una frase de una compañera de Red Musulmanas y que comparto completamente: “la gente que te pide que condenes algo, no quiere que condenes nada, ya ha decidido que eres culpable y nada que digas o hagas cambiará su posición”.

Youssef: Ataques a mezquitas, agresiones físicas sobre todo a mujeres musulmanas, acoso laboral, insultos en la vía pública, palizas a menores. Se ha escuchado repetidamente que no es el momento de hablar de racismo e islamofobia ¿Cuándo lo es?

Fátima: Quien dice eso, no solo divide entre las víctimas que se deben llorar y las que no, además, da a entender que a lo mejor nos lo merecemos, al menos es la interpretación que saco yo. ¿Cuándo es el momento? si al día siguiente del atentado se convocan marchas neonazis contra la población musulmana ¿somos víctimas de segunda?

Youssef: ¿Qué podemos decir a quienes exponen que los atentados han deshecho mucho del trabajo que se llevaba haciendo en cuanto a concienciación y sensibilización?

Fátima: Es en estos momentos cuando se demuestra que nuestro activismo no se basa en hechos infundados y es también el momento en el que la gente toma conciencia y se posiciona. Muchas personas se han quitado las caretas estos días, se han mostrado como realmente son. Hay diferentes tipos de personas, los racistas que nos van a criminalizar si o si, las personas politizadas y conscientes que nos apoyarán y mostrarán su solidaridad, y por último, las personas “que se hacen llamar apolíticas” y fácilmente influenciable, es en estas últimas donde tenemos un trabajo más arduo.

Publicado originalmente en la web esracismo