Ame, es activista trans y candidata del Movimiento Corriente Roja

Las elecciones al parlamento europeo nos pueden hacer pensar que la UE es una institución democrática que unifica, bajo un criterio común, los derechos de los pueblos europeos ¿pero esto es así? La situación del colectivo LGTBI en Europa es muy desigual entre países. Por arrojar algunos unos datos: 18 de los 28 estados de la UE obligan a las personas trans a su esterilización para que su género sea reconocido legalmente. 15 estados miembros no permiten el matrimonio homosexual y 14 no contemplan el derecho de las parejas del mismo sexo adoptar. Tomando el reflejo social que se deduce de estas legislaciones intuimos la desprotección que sufre el colectivo en Europa.

La UE nunca ha sido un proyecto que pretenda salvaguardar los derechos del colectivo, por el contrario, las políticas de recortes sociales y reformas laborales orquestadas por el gran capital europeo (Alemania y Francia) y secundadas por sus aliados de segunda (como lo es el del Estado Español) despojan al colectivo de recursos para combatir la LGTIfobia en el sistema educativo o el sanitario y convierten nuestra identidad en motivo por el que justificar nuestra precarización laboral o el desempleo.

Sólo en el Estado Español más del 50% del alumnado que se declara LGTBI ha sufrido acoso escolar de algún tipo tanto por alumnos como por profesores. En el sistema sanitario, sin programas de formación en nuestras necesidades, no reconocen nuestra identidad de género y nos culpabilizan por enfermedades como el VIH: la directiva de la Unión Europea 2004/33/EC, artículo 2.1, prohíbe donar sangre a todos aquellos que acarreen “alto riesgo de contacto sexual”. Por la libre interpretación de esta directiva, en Inglaterra, Francia, Portugal y Finlandia existe una prohibición para donar sangre a hombres que tienen sexo con otros hombres.

El colectivo LGTBI debemos luchar, en toda Europa, contra el “reajuste” dictado por Bruselas, pues este nos despoja de recursos en Sanidad y Educación, así como contra las reformas laborales de los gobiernos títeres del capital europeo, pues el empobrecimiento de las condiciones laborales y la desprotección ante la LGTBIfobia nos arrastra a los trabajos más precarios y al desempleo.