(Posición defendida en la reunión conjunta del Consell Polític de la CUP y el Grup d’Acció Parlamentària [GAP] celebrada en Montesquiu el 3 de octubre de 2015, seis días después de las elecciones plebiscitarias del 27-S)

• Antes que nada decir que la CUP-CC estamos ante una oportunidad que muy probablemente no la tendremos nunca más. Se nos presentan dos opciones:

1. convertirnos en una pieza auxiliar, una muleta, del nacionalismo burgués partidario de cambiar la dependencia hacia Madrid por la dependencia hacia Berlín y Bruselas. Y como consecuencia, firmar una sentencia de autodestrucción

2. o convertirnos en una fuerza realmente arraigada en la clase trabajadora, comprometida con sus reivindicaciones y liderando la batalla por la independencia y la transformación social

• Y no está claro hacia dónde vamos: quién haya leído la hoja de ruta y el programa plebiscitario presentado a las elecciones y asistido a los actos de campaña y después haya escuchado las últimas declaraciones, sólo cuatro días después de las votaciones, se habrá preguntado: ¿son las mismas personas? ¿Cómo cuadra lo que decían antes y lo que dicen ahora?

• Intervenciones como la de Quim Arrufat en la tertulia de Mónica Terribas diciendo que “la CUP, antes de hacer descarrilar nada, estará junto al proceso independentista [votando un gobierno Mas]” son, digámoslo suavemente, sorprendentes. Lo peor es que habla en nombre de todos y todas sin tener mandato para decir lo que ha dicho (cómo tampoco era el caso cuando la propuesta de la «lista civil»)

• La retirada de los focos informativos está bien pero ha de servir para rebobinar.

• Tenemos un problema muy serio con Junt pel Sí (JxS), empezando por la ausencia de una caracterización como es debido de qué es y qué representa, y siempre distinguiendo entre los sectores populares que le han votado y su dirección, CDC y, subordinada, ERC. Tenemos que tener claro qué entendemos nosotros y que entienden ellos por » el procés», ya que a veces parece que hablamos de lo mismo cuando son dos cosas muy diferentes. Veamos:

1. JxS es una coalición que quiere evitar a toda costa una ruptura clara y drástica con el Estado español. Todo tiene que ser tranquilo, pausado, negociado y, si fuera posible, supervisado por la UE.

2. Del mismo modo, JxS quiere evitar toda ruptura con el actual sistema social. Los dictámenes del Consell Assessor de la Transició Nacional (CATN) son categóricos: regirá el «principio de continuidad, sin cambios repentinos de tipo rupturista o revolucionario»

3. JxS tampoco quiere un proceso constituyente de base popular sino en manos de las élites y controlado por los parlamentarios. Para el pueblo quedaría un paripé participativo y un referéndum de legitimación.

4. JxS quiere, por encima de todo, mantenerse dentro del euro y la UE. Es la garantía para el capital y para ellos una condición sine qua non. Pero, está claro, esto excluye medidas básicas como echar atrás leyes tan perjudiciales como la reforma laboral o la de las pensiones o la misma posibilidad de mejoras sociales dignas de tal nombre. La Eurozona y la UE ya han demostrado con Grecia que son una maquinaria de guerra contra la clase trabajadora y los pueblos. La UE sólo admite la sumisión y vasallaje.

5. JxS no hará nada que incomode a Merkel y Bruselas. No enfrentará de cara al Estado, que, en cambio, no dudará a intervenir las instituciones catalanas y a poner los Mossos de Esquadra bajo el mando de un general de la Guardia Civil. Ante esto JxS no irá más allá de protestas verbales, busca de mediadores y alguna demostración de masas controlada. Su opción lleva a la impotencia y la desmoralización, a un «escenario Tsipras» cuando el referéndum griego

• Nosotros, ante esto, tenemos que marcar con mucha claridad los puntos capitales de nuestra propuesta política, asentados en las reivindicaciones más urgentes, en complicidad con el sindicalismo combativo y los movimientos sociales y planteando al Parlament que declare su soberanía y la ejerza como tal, para sacar adelante:

1. Un plan de emergencia social, que «pase por medidas como la parada inmediata de los desahucios y los despidos , por el impulso del alquiler social y de un plan de ocupación pública con contratación directa, la renta mínima garantizada, medidas para revertir la pobreza energética así como la reversión de los recortes sociales y laborales, entendiendo que estas medidas pasan para no pagar la deuda hasta resolver las necesidades de las clases populares y trabajadoras» (programa. plebiscitario y hoja de ruta). Este plan es imprescindible para ganar apoyo social en el área metropolitana y las barriadas obreras.

2. «Empezar la desconexión institucional con el Estado español, que implica, por ejemplo, desobedecer (1) el tope de déficit; (2) la ley Wert; (3) la ley de reforma de las administraciones públicas (4) la reforma laboral; (5) la reforma de las pensiones; (6) la congelación del impuesto sobre las cuentas bancarias; (7) la invalidación de la ley catalana del comercio; (8) la ley mordaza y todo el arsenal legislativo contra las libertades» (programa plebiscitario y hoja de ruta). Estas medidas son básicas para asegurar un camino de no retorno en la ruptura con el Estado

3. Un plebiscito urgente sobre la independencia, desafiando las órdenes y prohibiciones del Estado y ejerciéndolo soberanamente. Si antes no nos lo dejaron hacer y ahora no podemos aprobar la DUI porque no hemos podido contar adecuadamente, convoquémoslo y asegurémoslo soberanamente. Tendríamos al Estado abiertamente enfrentado y la clara mayoría del pueblo a favor y movilizada. No son acaso el plebiscito , junto con el plan de choque y las medidas de desconexión, la mejor manera de acelerar el proceso a la proclamación de la República catalana?

• En cambio, qué hemos hecho estos días:

1. Hemos dicho que «no ponemos condiciones imposibles»; que «somos gente razonable»; que para llegar a un acuerdo con JxS «ni siquiera sería condición deshacer las privatizaciones o eliminar conciertos educativos»; que «ponemos sensatez sobre la mesa», planteando «medidas sensatas y aplicables, sin tensiones innecesarias’; y todo en «clave de país» (no de país «desde la clase trabajadora»)

2. Se ha expresado una propuesta programática descafeinada, reducida a las suspensiones cautelares del TC, la inaplicación de la ley Wert y un plan de choque sin precisar públicamente los puntos y sin dejar claro el no pago de la deuda mientras las necesidades sociales básicas no estén resueltas.

3. Combinado con todo esto, la confusión máxima ha llegado sobre la propuesta de gobierno: desde el No rotundo y explícito a Mas en la campaña electoral a la «presidencia coral» y el «gobierno transversal»… En ninguna parte ha aparecido el «gobierno de ruptura» de nuestra hoja de ruta.

4. Consecuencias: confundir nuestra gente y facilitar la presión para la investidura de Mas.

• La discusión de gobierno se tiene que hacer en base al programa. Hay que ser fieles a la hoja de ruta que habla de promover un «gobierno de ruptura» y de los «cinco puntos irrenunciables a la hora de negociar cualquier pacto de gobernabilidad»: 1/ DUI -que ahora sería la soberanía del Parlament-; 2/ programa de emergencia social; 3/ desconexión nacional y popular con el Estado español y la Unión Europea; 4/ carácter autoorganizado y popular; 5/ buscar el reconocimiento internacional.

• De aquí se deduce y se deducirá que no podremos apoyar la investidura de Mas ni de JxS. Se dice que esto supondría hacer descarrilar el proceso. Pero quien lo haría descarrilar es quien se niegue a convocar un plebiscito, a aprobar un plan de choque digno de tal nombre o a tomar medidas de desobediencia básicas. El problema principal es si tenemos temple suficiente para aguantar la presión y mantenernos firmes, ganando la batalla de las conciencias y preparando la siguiente etapa.