Resultaría cómico, sino fuera porque el resultado es dramático, ver a la inmensa mayoría de la izquierda europea y latinoamericana, lamentarse de que el imperialismo yanqui, las burguesías nacionales y los ejércitos hagan lo que hacen; como si pudieran actuar de otra forma.

Y como en su mundo político no caben otra cosa que elecciones en un régimen democrático burgués, ya dan por perdida la guerra contra la extrema derecha, cuando no ha hecho más que comenzar. Una acotación, me extraña que el capital dilapide su principal herramienta, el fascismo, cuando su sistema de propiedad no estaba en peligro. ¿O alguien cree que el PT iba a hacer la revolución?. Pero bueno, no son dioses, y se pueden equivocar.

Esta izquierda electoralista ha olvidado el cuento de la rana y el escorpión… Esté en la naturaleza del escorpión picar la rana; está en la naturaleza del capital, imperialista y nacional, actuar como actúa; lo raro sería lo contrario.

Lo que demuestra esta actitud de la izquierda electoralista es su sumisión a la burguesía; al criticarle que no es democrática…. Pero, sinceramente, ¿esperaban otra cosa de los medios, del ejercito y de Trump? Tan ganados están por el neoliberalismo que son incapaces de ver otra perspectiva que no sea la democrática burguesa. Esta supuesta beligerancia «antifascista» oculta una claudicación en toda regla a los cauces de la democracia capitalista.

Por otro lado, trasladan a la población una responsabilidad que solo es suya, de sus políticas, de su incapacidad para resolver los problemas de fondo de la sociedad capitalista, a la que como mucho pusieron paños calientes. Lula gobernó para la burguesía y el imperialismo, al que le pago la deuda religiosamente, con tiritas sociales… Pero los problemas de fondo de la sociedad brasileña quedaron intactos; y al primer síntoma de crisis social seria, el capital prescinde intermediarios como solo sabe hacer, defenestrandolos para en su cabeza derrotar a la clase obrera, y saca a sus verdaderos representantes.

En el Estado Español estamos hartos de esta dinámica: crisis social y política (1982, 2004, 2018), la calle se polariza en movilizaciones sociales de masas, el capital se asusta, y recurre a los apaga fuegos (PSOE y sus aliados de turno, PCE, nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, ahora Podemos, IU…), la movilización se desmonta, se frustran la mayoría de las esperanzas reales de cambio; viene la decepción. La extrema derecha española, el neofranquismo del PP (antes AP) y ahora la hidra de tres cabezas (PP, Cs, VOX), se radicaliza, sobre actúa, nos recuerdan la derrota del 36, que tenemos el mayor numero de desaparecidos del mundo, tras Camboya,…

Unimos miedo con decepción, ¿y que tenemos?

El mensaje de la izquierda electoralista es canalla, da por muerta la lucha contra las políticas del capital, se auto derrotan, pero responsabilizan de la derrota a la población. Ellos, que gobernaron todos estos años, no son responsables; es la población, que es estúpida y no sabe lo que vota.

Citando a uno que no es trotskista (porque ya me veo a toda la izquierda electoralista gritando contra los trotskistas), Garcia Linera, vicepresidente del gobierno de Bolivia:

«Claramente, las fuerzas de derecha y las potencias imperiales han hecho, hacen y continuarán haciendo todo lo posible, a través de todos los medios legales e ilegales, por detener cualquier proceso emancipativo de los pueblos (…)

«En política y, en general, en todas las lucha de las clases sociales, las acciones del adversario no son las únicas que explican los resultados finales, a saber, alguna victoria, sino que son nuestras propias acciones o inacciones, las acciones de las clases y los sectores laboriosos, las que convierten las agresivas acciones del adversario en condición eficiente, produciendo un tipo de resultado favorable a unos y contrario a otros»

En vez de insultar a la población, la izquierda electoralista debería analizar cuáles fueron esas «acciones y omisiones» que convirtieron las acciones del enemigo en «condición eficiente» para el triunfo de Bolsonaro. ¿Qué responsabilidad tienen en ese triunfo?.

Esa es la cuestión, y lo demás, lamentos de que «Roma no paga a traidores».