Se pone así de manifiesto una crisis brutal del capitalismo que supuso la pérdida de, en cálculos aceptados mayoritariamente, 22 billones de dólares de la economía mundial. Billones europeos, de doce ceros, no billones anglosajones que son nueve ceros. Una crisis que todavía arrastramos y de la que aunque nos vendan una recuperación, no hemos salido.

Por Roberto Laxe

Las inversiones industriales no se recuperan en las potencias imperialistas, derivando el dinero (no el capital, no lo confundamos nunca, sino no entenderemos nada) a inversiones más rentables como fue, y es, la deuda pública, como son la especulación con todo lo que se menea, ahora hay una burbuja especulativa con la compraventa de empresas por fondos de inversión, … todo menos inversión productiva porque hoy, al nivel de desarrollo de la productividad, estas inversiones no rentan al nivel que la deuda pública de los estados europeos, por ejemplo.

Se suele decir que la crisis fue de la «banca a la economía real»; así, haciendo bueno el dicho de que toda gran mentira tiene que tener un elemento de verdad, salvan al capitalismo, cargando las culpas sobre los banqueros codiciosos que arruinan a los pobres industriales (sic).

La crisis de Lehman Brothers fue la explosión de una crisis que había comenzado el año anterior, en agosto del 2007, cuando estallan las hipotecas subprime. Es decir, un sector de la economía real, la construcción de viviendas, fruto de un proceso de crecimiento basado en la deuda de los particulares, una reducción en los tiempos de construcción, producto de la introducción en los 80 del encofrado metálico frente al viejo encofrado en madera, con el consiguiente abaratamiento del valor real de la vivienda, y de una parálisis de la tasa de ganancia en sectores que cuatro años antes habían sido punteros (las .com que protagonizaron un crack en el 2002); pues bien, este sector de la economía real, la construcción, al que se iban por sus altas rentabilidades los capitalistas de todo pelaje, generó una burbuja especulativa que fue la que se llevó por delante a Lehman Brothers, y no solo. Al Nothern Rock británico, al sistema de cajas de ahorro español, al sistema financiero islandés, a Grecia, etc. etc.

Fue el sistema capitalista el que entró en crisis, no solo un sector, la banca; y por eso no encuentran una salida real a la crisis, no hay un sector productivo que de las rentabilidades en las inversiones que en su momento dieron las .com o después la construcción; por referirme a las crisis del capitalismo en el siglo XXI.

No hay un sector que invirtiendo 100 recuperen 120, como con la deuda de los estados o con la compraventa de empresas. La tasa de beneficios está bajo mínimos, y eso traba cualquier recuperación de la economía.

El drama del capitalismo es que a estas alturas de su desarrollo tendría que destruir los sectores que lo traban, toda la estructura montada alrededor del petróleo y sus derivados; y eso, está claro, supondría una revolución social que ningún sector burgués está dispuesto a encabezar. El capital sabe desde hace más de un siglo que tiene en sus entrañas una fuerza social que, si hace como Pandora y su caja, puede desbordarlo por los cuatro costados.
Esa fuerza social no es otra que la clase obrera, la única que para liberarse de sus cadenas, el trabajo asalariado, tiene que liberar a la sociedad de las lacras del capitalismo…. Por esto es interesado vender la ideología de que estamos ante una crisis «financiera» que se resuelve con medidas de control de los financieros codiciosos, que impide a los industriales y emprendedores crecer y desarrollarse; no vaya a ser que la clase obrera se de cuenta de que tanto los industriales y emprendedores, junto con los banqueros codiciosos, constituyen la misma clase social que viven todos ellos del trabajo asalariado.

Por eso, más allá de las polémicas entre las diferentes fracciones del capital, lo que les une son las medidas antiobreras, las reformas laborales en todo el mundo. La clase obrera, aunque la nieguen, existe y demuestra su existencia por la negativa: todos insiste que ante la crisis hay que abaratar los costes laborales.

Si Lehman Brothers hubieran sido la causa de la crisis, ésta se habría superado fácilmente, liberando a lo que ellos llaman «economía real», a los industriales y emprendedores de su tiranía; pero seguimos en crisis, con una recuperación anémica basada en elementos ajenos a la producción de bienes y servicios, como medidas del Banco Central Europeo y la compra de bonos de los estados, mantenimiento del tipo de interés a cero lo que beneficia a los medios financieros a especular con la deuda pública, precio del petróleo bajo fruto de las contradicciones entre las potencias, que lo utilizan como arma para desestabilizar a los competidores, etc.

Seguimos en crisis porque al revés de lo que nos dicen los gurús de la economía, la crisis no fue del sistema financiero a la economía «real» (como si se pudieran separar artificialmente), sino al revés, la economía «real» golpeo sobre los financieros y el 15 de septiembre del 2008 Lehman Brothers, el que era «demasiado grande para caer», cayó.