Nadie podrá negar que 2018 fue un año intenso. El imperialismo y las burguesías nacionales no han cejado en sus ataques, manteniéndose firmes en su intención de que la crisis económica –que ellos generaron– la paguemos la clase obrera y los pueblos explotados del mundo[1].

 

Hace más de una década, el mundo atraviesa una crisis económica que se expresa en una “curva descendente” del sistema capitalista como un todo.

Esto significa que, a pesar de que puedan existir débiles y efímeras “recuperaciones” en un u otro país o región, la tendencia general es que la crisis se profundice, y esto sólo puede traducirse en más desempleo, miseria, crisis migratorias, guerras regionales, ataques frontales de los gobiernos en contra de los derechos históricos conquistados por nuestra clase, etc. En suma, en más explotación y deterioro de nuestras condiciones de vida[2].

Hay economistas que, incluso, vaticinan una posible recesión mundial en un periodo próximo; un hecho que tendría consecuencias imprevisibles en lo social y político.

La clase trabajadora y los pueblos resisten

Pero no sólo los capitalistas actúan. También la clase obrera y los pueblos oprimidos han dado muestras, al igual que en años anteriores, de una enorme disposición de lucha. Hubo derrotas y victorias, avances y retrocesos, pero la clase trabajadora, en general, resiste a los planes de descargar el peso de la crisis de los ricos sobre sus espaldas.

Este panorama, que en última instancia sintetiza los altibajos y fases del enfrentamiento fundamental entre revolución y contrarrevolución, es normal que genere una enorme inestabilidad política y una creciente polarización/radicalización de la lucha de clases, que abarca a casi todos los países y continentes.

La guerra social que los capitalistas declararon a la clase obrera aún no tiene un vencedor. Esta lucha está en curso. No es posible predeterminar el resultado de esta durísima contienda social y política. Pero, si tomamos en cuenta el curso de este año que termina, es posible suponer que 2019 será un año tanto o más intenso y hasta decisivo para el derrotero de muchas batallas principales.

En 2018 hubo movilizaciones gigantescas, muchas de ellas radicalizadas. En el momento de escribir estas líneas, por ejemplo, presenciamos la fuertísima lucha de los “chalecos amarillos” franceses, que se enfrentan –al costo de decenas de heridos y detenidos– a la policía en París. Los “chalecos amarillos” ya pusieron al arrogante Macron a la defensiva, obligándolo a retroceder en algunas cuestiones. Además, los manifestantes galos cuentan con 70% de apoyo popular, incluso cuando exponen la guillotina en plena avenida de los Campos Elíseos[3]. La lucha de los “chalecos amarillos” –que todavía no está resuelta–, tuvo ecos en Bruselas, Madrid, y otras ciudades. Esto es un aliciente importante.

Por otro lado, el pueblo húngaro recientemente puso contra las cuerdas al gobierno del ultraderechista y xenófobo Orbán. Miles se han movilizado para derrotar el decreto que denominaron, con razón, como “ley de la esclavitud”[4]. Recordemos que el año había comenzado con la impresionante huelga de los metalúrgicos alemanes por la semana laboral de 28 horas[5]. En Portugal, los estibadores y decenas de sectores están en huelga o sosteniendo luchas intensas. En Albania, las calles gritan contra las tasas universitarias.  En Serbia, contra la violencia estatal.
Protestas en Hungría
Existe inestabilidad política en los propios EEUU, el imperialismo hegemónico. La elección de Trump y el resultado de las elecciones de “medio término”, realizadas en noviembre, muestran, aunque de forma distorsionada, una polarización política importante, así como un revés electoral del actual gobierno estadounidense[6].

Es otras palabras, esta situación de mayores choques entre las clases y de polarización no ocurre solamente en los países más pobres, semicoloniales, sino que afecta, evidentemente de manera desigual, también a algunos países imperialistas centrales.

Y hablando de países semicoloniales, en 2018 hemos presenciado verdaderas insurrecciones que enfrentaron a regímenes dictatoriales y sanguinarios. En el final de 2017, comenzó un proceso insurreccional contra el dictador Juan Orlando Hernández (JOH) en Honduras, que siguió en 2018 marcado por acciones de masas y por una represión sangrienta[7].

En abril de este año, estalló otro proceso revolucionario en contra de la dictadura corrupta de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en Nicaragua, que, a pesar de que también fue reprimido de manera brutal, no está derrotado[8]. Centroamérica, de hecho, estuvo en el centro de los acontecimientos políticos latinoamericanos en 2018, sea por estos procesos insurreccionales, por la represión salvaje que ejercieron las dictaduras cuestionadas en las calles, y también por expresar la enorme crisis migratoria que llevó a miles de personas a emprender una inédita caravana hasta la frontera de México con EEUU[9], cuyo resultado aún está por verse.

Argentina, tras las jornadas de lucha de diciembre de 2017 contra los planes de ajuste del gobierno de Macri, también merece un destaque importante. Fue referencia para el mundo entero en la lucha contra la opresión de la mujer. Miles de mujeres argentinas, salieron valientemente a la calle exigiendo la legalización del aborto y el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. Este proceso inspiró a mujeres de otros países de la región. De hecho, las mujeres combatiendo a la dictadura en Nicaragua, protestando en Irán, en Irlanda, en Chile y en esa lucha por el aborto legal en Argentina son parte de un ascenso generalizado de las luchas contra las opresiones[10]. Un ascenso en el que se destacan, también, las incontables luchas de los negros y de los LGBTI, todas ellas apoyadas incondicionalmente por la LIT-CI.
Marcha de mujeres en Buenos Aires, el último 4 de mayo. Foto: Prensa Obrera.
Hay un proceso de luchas fuertísimas en Latinoamérica. Y también, de manera más desigual, podríamos decir que existe un proceso de reorganización. La reciente victoria de la lista ORO en las elecciones del sindicato de mineros de Huanuni, en Bolivia, en contra de todo el aparato del MAS de Evo Morales, es una muestra de esto. Aquellos escépticos de la clase obrera, o directamente derrotistas, que pasan sus días alardeando una supuesta “ola conservadora”, fijándose solo en ciertos resultados electorales, se están dando de bruces con la realidad.

En África hubo luchas intensas en la República Centroafricana. Por otro lado, en agosto cayó el dictador Mugabe a partir de un proceso de movilización popular importante, aunque sigue pendiente la lucha para acabar de una vez por todas con el régimen dictatorial de Zimbabue[11]. En Sudáfrica, la gran noticia es más reciente. En los primeros días de diciembre, fue fundado el Partido Socialista Revolucionario de los Trabajadores, con participación de representantes de nuestra corriente. Esto es, sin dudas, un paso adelante en el proceso de reorganización política en un país de muchísima importancia para el continente africano[12].

En Medio Oriente, la polarización se expresó, principalmente, en los duros enfrentamientos que se dieron durante la Marcha del Retorno, que este año tuvo un aditamento especial con motivo de los 70 años de la ocupación israelí.

Esto generó un proceso de movilización importante y radicalizado, con centenas de muertos palestinos que, una vez más, dieron muestras de coraje al enfrentar con piedras y neumáticos quemados el poderío del Estado sionista de Israel[13].

Los “de arriba” reprimen y la ultraderecha gana terreno

Esta lucha de los pueblos, ora a la ofensiva ora a la defensiva, evidentemente tuvo y tendrá su contraparte. Generó un resurgimiento de la ultraderecha y un recrudecimiento de la represión y de la criminalización de la protesta social.

Cientos de luchadores fueron asesinados en Venezuela, Honduras, Nicaragua y en Palestina, por citar algunos ejemplos. Continúa la matanza contra el pueblo sirio a manos del eje Assad-Putin-Hezbolá-Irán. Todos los días, centenas de personas mueren en Yemen, en el marco de una agresión sanguinaria de la dictadura teocrática de Arabia Saudita al país más pobre de Medio Oriente. En Europa, centenas han sido detenidos en Francia y Hungría.

En Argentina, la lucha contra los planes de austeridad aumentó la represión por parte del gobierno de Macri. En este caso, nuestro partido en Argentina, el PSTU, está siendo seriamente perseguido. Desde el inicio de este año, nuestro camarada Sebastián Romero está siendo cazado por el Estado por el simple hecho de haber participado en una protesta que defendía las jubilaciones realizada en diciembre de 2017[14]; y por la misma causa, nuestro compañero y dirigente obrero Daniel Ruiz, fue detenido y sigue encarcelado[15].

Sin embargo, lejos de intimidarnos y de amilanar al movimiento social como un todo, la lucha sigue en Argentina. Esto se demostró en la protesta contra el G20 que tomó cuenta de Buenos Aires en diciembre, a pesar del descomunal operativo de represión policial-militar montado por el gobierno de Macri y sus invitados “de honor”, los mayores bandidos imperialistas del planeta.

En la lucha contra el G20, tuvimos el orgullo de participar como LIT-CI, en las calles, junto al pueblo trabajador argentino[16].

La polarización social y política; la inestabilidad y las crisis “por arriba”; las traiciones del reformismo y de las putrefactas burocracias sindicales tradicionales; sumados a la falta de una dirección política revolucionaria fuertemente arraigada en la clase obrera, contribuyeron al surgimiento de nuevos fenómenos, que causaron grandes debates en la izquierda.

En Brasil, luego del constante aumento de los combustibles surgió una huelga de sectores de clase media y trabajadores autónomos que paralizó el país. Lo que quedó conocido como la Huelga de los Camioneros, un hecho nuevo de la realidad, con mucha similitud al que presenciamos en Francia[17].

En octubre, la enorme crisis abierta con el proceso de gigantescas movilizaciones de 2013 y que se fue agravando en los últimos años, se expresó electoralmente en la victoria del ultraderechista y ex militar Jair Bolsonaro. No porque ahora la mayoría de los trabajadores o de la arruinada clase media de Brasil se haya vuelto de ultraderecha, o, de repente, se hizo “fascista” –como dicen algunos sectores adeptos a la teoría de la “ola conservadora”–, sino porque la mayoría de la población rompió de manera profunda con los gobiernos del PT, que traicionó de manera grotesca toda la esperanza que gran parte del pueblo brasileño depositó en ese partido.

El PT de Lula gobernó el país durante 13 años, sin cambiar nada de manera estructural y enlodándose hasta el cuello en escandalosos casos de corrupción.  El voto en Bolsonaro fue, en gran medida, un “voto castigo” al PT y, en cierto sentido, a “todo el sistema” corrupto brasileño. Expresó, antes que nada, una enorme crisis de la decadente “democracia” burguesa y de sus instituciones. También puso en evidencia, lamentablemente, la falta de una dirección revolucionaria con peso decisivo en la clase obrera y entre los sectores populares[18].

Así, la clase trabajadora en Brasil, la mayor de Latinoamérica, está bajo un ataque constante a su nivel de vida. Las contrarreformas neoliberales fueron impulsadas, en realidad, por todos los gobiernos del PT, después por Temer –que, no lo olvidemos, era el vicepresidente de Dilma–, y ahora es muy probable que se profundicen por medio del gobierno ultraderechista y ultraneoliberal de Bolsonaro, que incorporó a varios ministros militares en su gabinete.

Pero la clase obrera y el pueblo brasileños no están derrotados. Y en el próximo año se avecinan enfrentamientos decisivos. La lucha de clases dará su veredicto.

Como venimos mostrando, esta situación de polarización, además de abrir crisis en los partidos reformistas tradicionales, genera espacios mayores para posiciones más radicales, desde la izquierda revolucionaria hasta la ultraderecha más rancia[19]. Y, repetimos, nada está definido. Todo dependerá de la lucha de clases.

La crisis del neorreformismo y el espacio para los revolucionarios

Con la crisis económica, sin visos de solución en el corto plazo, el reformismo y el neorreformismo han mostrado cada vez menos capacidad de engañar y contener a los movimientos sociales, o de “controlar” a los nuevos fenómenos, la mayoría de ellos espontáneos.

No existe más la misma “gordura” para quemar o el mismo espacio para hacer “concesiones” que existía antes. El reformismo clásico, la antigua socialdemocracia, hace tiempo se ha incorporado sin tapujos al aparato estatal burgués y a la gestión directa de los planes de austeridad, y el neorreformismo (Syriza, Podemos, PSOL, etc.) no ofrece ­–o hace–nada diferente.

Esto ha generado una enorme crisis en estas corrientes durante los últimos años. La crisis del PT brasileño; el desenmascaramiento de Syriza, que asumió el gobierno en Grecia para aplicar los mismos planes de ajuste que aplicaba la “derecha tradicional” al mando de la Troika; el desinfle del efímero “fenómeno PODEMOS” en el Estado español[20], que ahora apoya al gobierno de Pedro Sánchez; o bien la sanguinaria represión ejercida por Maduro y Ortega en Latinoamérica, son algunas muestras de esa crisis y el descrédito creciente en estos aparatos.

Los partidos reformistas o neorreformistas, que están más desacreditados y con más dificultades de contener las luchas –cuando no gobiernan y atacan a la clase directamente–, abren cada día más espacio para las organizaciones revolucionarias, como nuestra corriente. No existe ninguna avenida despejada, por supuesto. Pero existe más espacio y una audiencia superior para propuestas revolucionarias para salir de la crisis.

Sin embargo, no estamos ni estaremos solos en esta lucha por la conciencia de la clase obrera. Además de “viejo” y el “nuevo” reformismo, existe el fenómeno de ciertas expresiones de ultraderecha que también crecen, muchas veces abrazando banderas, generalmente abandonadas por el reformismo y el castro-chavismo, como la ruptura con la UE en Europa, o la lucha contra las atrocidades de las dictaduras de Maduro y Ortega en Latinoamérica. Así, no hacen más que facilitar el avance de los sectores más reaccionarios y amplificar su campaña de desprestigio contra  “la izquierda”  y contra “el socialismo” ante la clase trabajadora. El combate a la ultraderecha debe ser implacable, en todos los terrenos.

La única salida: construir una dirección revolucionaria mundial

La única salida para resolver toda esta crisis económico-social a favor de la clase obrera y de los pueblos oprimidos pasa por, además de enfrentar a los gobiernos y a sus agentes en las calles y desde nuestras organizaciones, construir una dirección política revolucionaria, obrera, socialista e internacionalista. No hay otro camino.

Esto significa construir partidos nacionales, como parte de una Internacional revolucionaria y centralizada democráticamente, fuertemente arraigados en la clase obrera industrial y anclados en la teoría marxista. Construir fuertes partidos y una Internacional con la estrategia de la toma del poder por parte de la clase obrera y la construcción del socialismo en nivel mundial.

Esta Internacional, sin negar nuestras limitaciones de todo tipo, para nosotros es y seguirá siendo la LIT-CI, que, a su vez, nunca fue concebida como un fin sí mismo sino como una herramienta para la reconstrucción de la Cuarta Internacional, fundada hace 80 años por el revolucionario ruso León Trotsky como embrión de Partido Mundial de la Revolución Socialista[21].

Esta es la gran tarea, camaradas. Por un 2019 de muchas luchas y victorias para nuestra clase.

Notas:

[1] Vea nuestra retrospectiva de 2018 en el vídeo del programa especial de Marxismo Vivohttps://www.youtube.com/watch?list=PLALYQAbbBFqYLWNi9ooXj8RdtcSOkfrne&v=Uo7e9-B2xok

[2] Ver: https://litci.org/es/menu/economia/mecanismo-la-crisis-economica/https://litci.org/es/menu/economia/10-anos-la-crisis-los-ricos-mas-ricos-los-pobres-mas-pobres/

[3] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/europa/francia/macron-la-defensiva/

[4] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/europa/hungria/aumentan-las-protestas-hungria/

[5] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/europa/alemania/ig-metall-traba-la-lucha-los-metalurgicos-alemanes/https://litci.org/es/menu/movimiento-obrero/fuerte-huelga-obreros-metalurgicos-alemania-la-semana-laboral-28-horas/

[6] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/norteamerica/estados-unidos/estados-unidos-una-derrota-parcial-trump/

[7] Ver: https://litci.org/es/menu/especial/crisis-en-honduras/insurreccion-total-sacar-joh/

[8] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/nicaragua/la-lucha-se-extienda-toda-centroamerica/

[9] Ver: https://litci.org/es/menu/opresiones/inmigrantes/joh-trump-los-principales-responsables-la-migracion/ ; https://litci.org/es/menu/opresiones/inmigrantes/rodear-solidaridad-la-caravana-migrantes/

[10] Ver: https://litci.org/es/menu/opresiones/mujeres/mujeres-luchas-polemicas-futuro-la-pelea/

[11] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/africa/zimbabue/zimbabue-cayo-dictador-no-la-dictadura/

[12] Ver: https://litci.org/es/menu/movimiento-obrero/sudafrica-trabajadores-lanzan-partido/

[13] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/medio-oriente/palestina/miles-se-manifiestan-gaza-visperas-del-dia-la-nakba/

[14] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/argentina/carta-sebastian-romero/https://litci.org/es/menu/polemica/ano-las-jornadas-del-14-18-diciembre-argentina/

[15] Ver: https://litci.org/es/menu/especial/cobertura-g20/gran-movilizacion-obrera-internacionalista-la-libertad-daniel-ruiz/

[16] Ver: https://litci.org/es/menu/especial/cobertura-g20/argentina-lo-g20-nos-dejo/

[17] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/brasil/habla-ze-maria-preciso-dar-apoyo-la-huelga-los-camioneros/https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/brasil/huelga-camioneros-falto-la-huelga-general-uniese-todas-las-luchas/

[18] Ver: https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/brasil/brasil-donde-va-brasil-bolsonaro/https://litci.org/es/menu/electoral/la-responsabilidad-del-pt-ascenso-bolsonaro/

[19] Ver: https://litci.org/es/menu/polemica/combatir-la-ultraderecha/

[20] Ver: https://litci.org/es/menu/debates/podemos-la-muleta-pedro-sanchez/

[21] Ver: https://litci.org/es/menu/teoria/historia/defensa-la-cuarta-internacional/https://litci.org/es/menu/especial/80-anos-de-la-cuarta/defensa-la-iv-internacional-ii-parte/