La caída de la bolsa china demuestra que ninguna potencia escapa de las leyes del capitalismo. En el 2007, cuando caen las subprime y detona la crisis actual (no el 2008, eso no es más que una replica del temblor de la estructura económica en el sistema financiero), el capitalismo tembló hasta sus cimientos… pero China seguía creciendo. En todo estos años de crisis para todos, China ha ido acumulando capital y deuda de los estados (3 billones le deben los EE UU, el 30% de la deuda española está en manos chinas, la deuda griega, la portuguesa, etc.).
La super explotación de los trabajadores chinos, es decir una tasa de ganancia que rompía la tendencia mundial a su caída, fue la ecuación sobre la que se construyó esa monumental acumulación de capital que los convirtió en los banqueros del mundo. Que Venezuela necesitaba 30 mil millones, Maduro viaja a Pekín y vuelve con el dinero; que los EE UU y UE sancionan a Rusia, China llega a un acuerdo con Putin para comprar gas por valor de 400 mil millones de euros (el 40% del PIB español),… Inversiones en África, en América Latina, en Europa, en los mismos EE UU.
Pero como dice la canción «todo tiene su final», y la sobre acumulación de capital en las empresas chinas tenía que golpear sobre la tasa de ganancia, y su expresión contable que es el PIB de un país. La tendencia decreciente de la tasa de ganancia, es decir, la relación inversa que hay entre aumento de la productividad y tasa de ganancia, de manera que el aumento de la composición orgánica del capital provoca la caída de la tasa de ganancia, tarde o temprano tendría que golpear sobre la economía china.
La planificación burocrática de la economía capitalista china había soslayado este efecto al mantener desde el PC un control estricto del sistema financiero y de la industria pesada nacionalizada. Pero el capitalismo es el capitalismo por mucho que se envuelva en una bandera roja.
Ahora que el capitalismo rasga la bandera roja, las crisis aparecen con toda su crudeza.
Y ahora que pasará: la burguesía china para sufragar las perdidas puede comenzar a cobrar deudas. Tiene grandes reservas de deudas, y repatriar los capitales que tienen por el mundo, comenzando por los EE UU.
Tiene en su almacén de armas financieras, poner en circulación los 3 billones de dolares que tiene en sus reservas; pero esto sería una declaración de guerra, de guerra caliente, puesto que provocaría una devaluación inmediata del dolar, y el hundimiento de la economía yanki.
Puede empezar a cobrar deudas más pequeñas (la española, y adiós la excepción española frente a Grecia de Rajoy).
Puede privatizar la industria pesada para hacer caja.
Tiene variantes, pero cualquiera de ellas viene a introducir un nuevo elemento, ¡y qué elemento! en la crisis del capitalismo que comenzó el 2007. Porque hasta ahora China, sicológicamente, era la demostración de que en un mundo en crisis, había un tablero al que agarrarse. Ahora este tablero esta también agujereado.