Nos encontramos ante una crisis social, económica y política a nivel europeo que se va profundizando sin encontrar solución al drama de los refugiados, el paro generalizado, la corrupción, la cuestión catalana, etc. Ante de esta crisis devastadora, los gobiernos europeos, súbditos de los banqueros y los grandes empresarios, profundizan los ataques y los recortes a la clase trabajadora, a la juventud y a los sectores más oprimidos y explotados de la sociedad para, así, seguir manteniendo los privilegios de los más ricos.

Por Francesc Capellas y Paola García

Una expresión de esta política son las reformas y los planes de austeridad y de privatización del sector público que el gobierno de Rajoy, vasallo de la UE, ha aplicado hasta ahora, como son la reforma laboral, la de las pensiones, el aumento del IVA, los recortes generalizados o, en materia educativa, los aumentos de ratios, la subida de tasas, el 3+2 y la reducción de becas.Todos estos ataques precarizan todavía más las condiciones laborales y de vida de los trabajadores y trabajadoras y de los estudiantes y dan paso a un nuevo patrón de explotación con la mano de obra barata, flexibilidad, despido fácil y barato, entre otros.

La Unión Europea al frente de los planes de ajuste

Estos planes de ajuste se integran en un plan europeo, marcado por la Unión Europea, que tiene como uno de sus objetivos centrales pagar la deuda a la banca acreedora. Una deuda ilegítima creada por los mismos que han generado esta crisis, los banqueros y los grandes empresarios. La clase trabajadora y la juventud europea estamos pagando su crisis con nuestros puestos de trabajo, con nuestros salarios, con nuestra educación y con nuestra sanidad. La cuestión es muy clara: o su deuda o nuestras vidas. Todos estos ataques impuestos por la UE y la Troika, aplicados por los gobiernos, incluso los que se proclaman del cambio (como el de Tsipras), tienen un mismo objetivo, pagar la deuda a costa de las necesidades sociales.

Los trabajadores y la juventud: la unidad es el único camino.

Desde Corriente Roja creemos que los estudiantes tenemos que hacer nuestras las reivindicaciones de la clase trabajadora, no sólo por solidaridad sino porque nosotros somos la mano de obra de mañana y si no defendemos unas condiciones de trabajo dignas, nos condenamos a nosotros mismos a sufrir permanentemente la precariedad laboral y los sueldos miserables desde que nos incorporemos al mercado laboral. La unidad entre los trabajadores y los estudiantes es esencial para combatir cualquier plan de austeridad ya que enfrentamos la misma lucha contra la precariedad y por la defensa de nuestros derechos. Las grandes movilizaciones francesas contra la reforma laboral de Hollande y la patronal nos lo muestran. Las luchas por demandas concretas –como, por ejemplo, la de los trabajadores de Extruperfil y Coca-cola o la del transporte público de Barcelona (TMB); o la batalla estudiantil contra la LOMCE o el 3+2– forman parte de una misma lucha contra la precarización de nuestras vidas.

Para parar los recortes y ataques hay que luchar para unificar todas las reivindicaciones, construir y organizar un movimiento social de resistencia que haga frente a la precarización y plante cara a la Unión Europea y los gobiernos. La mejor herramienta para enfrentar la precariedad es una huelga general, que debería tener una dimensión europea. La batalla actual es preparar las condiciones que la hagan posible. En esta línea los sindicatos oficialistas – CCOO y UGT y a nivel europeo la CES, de la que forman parte-, controlados por una asentada burocracia, no están jugando el papel de defensores de los derechos de los trabajadores sino de cobertura de los gobiernos. Aíslan y dividen las luchas obreras en cada país y más aún a escala europea, pactan reformas con los gobiernos y acuerdos con la patronal a espaldas de los trabajadores, se niegan a unir filas con las luchas estudiantiles y son los principales enemigos de la huelga general.

Es por eso que es necesario reconstruir el sindicalismo, recogiendo las tradiciones del sindicalismo clasista, democrático, combativo, sociopolítico y “no pactista”; convertirlo en la herramienta que impulse las luchas y las unifique y construya la huelga general que enfrente los planes de ajuste que nos destruyen. Nadie nos va a sacar las castañas del fuego La única garantía de la defensa de nuestros derechos es la lucha en la calle, en las empresas y centros de estudio. La clase trabajadora y la juventud no debemos pensar que nadie que nos sacará las castañas del fuego. No debemos confiar ni delegar en ninguna fuerza que se someta a las normas y dictados de la Unión Europea, en ningún gobierno que no esté dispuesto a romper con la Europa del capital en defensa de nuestros derechos más elementales, como ocurrió con Tsipras en Grecia.

Al final, no encontraremos solución más que en un gobierno de los trabajadores apoyado en la organización democrática del pueblo movilizado y en la construcción de una Europa de los trabajadores/as, la juventud y los pueblos.

¡Los trabajadores y la juventud: juntos contra los recortes y la precariedad! ¡Obreras y estudiantes unidas y adelante! ¡Gobierne quien gobierne los derechos se defienden! ¡Por una Europa de los trabajadores, la juventud y los pueblos!