¡Basta ya, ni una más, no queremos ni una menos!

Este grito fue el más coreado el pasado sábado 7 de noviembre en las calles de Madrid. Decenas de miles, hombres y mujeres, participamos en la manifestación estatal convocada contra la violencia machista. Una marcha tan masiva como el “Tren de la Libertad” contra la ley de aborto de Gallardón, que culminó con una victoria: La dimisión del Ministro.

Por Secretaría de Mujer de Corriente Roja

Estas movilizaciones marcan el camino para avanzar en la lucha contra la violencia machista. Porque después de la multitudinaria manifestación del 7N, ¡nueve mujeres más fueron asesinadas!, lo que demuestra que la violencia machista es un problema estructural al sistema capitalista.
¿Qué es violencia machista?
Además de los feminicidios, que son la parte más visible y descarnada de la violencia machista, hay muchas otras formas de violencia mas silenciosas que nos olvidamos que están ahí porque son el producto de determinadas leyes o de una cultura machista que se ha impuesto a lo largo de los siglos.

  • Violencia machista es la desigualdad salarial, la mayor tasa de desempleo que sufrimos, la precariedad y temporalidad laboral o el acoso sexual en los lugares de trabajo.
  • Violencia machista es la responsabilidad y carga de trabajo doméstico y de cuidados que nos obligan a asumir.
  • Violencia machista es la ausencia de educación sexual y en valores de igualdad. Es la cosificación de nuestros cuerpos a través de la publicidad.
  • Violencia machista es la dificultad de acceder a anticonceptivos gratuitos y seguros, a un servicio de planificación familiar o las trabaas para interrumpir un embarazo no deseado dentro de la sanidad pública. Violencia machista es obligar a las menores de 16-17 años a ser madres contra su voluntad.
  • Violencia machista es la que sufren las inmigrantes en los centros de internamiento, violaciones en el camino hasta llegar a su destino.

Las organizaciones obreras y estudiantes al frente de la lucha contra el machismo

En todas estas formas de violencia y discriminación, las mujeres trabajadoras nos llevamos la peor parte. Y si somos jóvenes, inmigrantes o parte del colectivo LGTBI, la opresión que sufrimos es aún peor.

El machismo y la violencia hacia la mujer se perpetúa y se mantiene a través de instituciones como la iglesia, la escuela, la familia y sobre todo, con las medidas aprobadas por los sucesivos gobiernos al servicio de banqueros, especuladores y corruptos.

Y aunque algunos hombres saquen ventajas personales, quien se beneficia es la burguesía: esa minoría formada por hombres y mujeres que vive apropiándose de la riqueza social que producimos la clase trabajadora dentro de este sistema capitalista. Los gobiernos de mujeres como Merkel, Kirchner en Argentina o Dilma en Brasil, también aplican políticas de ajuste. El machismo es una ideología que la burguesía mantiene y utiliza para la sobreexplotación de las mujeres trabajadoras y para debilitar y dividir al conjunto de la clase. Por eso para nosotras y nosotros, la lucha contra el machismo es una tarea del conjunto de la clase trabajadora.
Echar a este gobierno mediante el voto no es suficiente
A los candidatos del PSOE, Ciudadanos o Podemos que estaban en primera fila en la manifestación del 7N, les decimos que no vale solo con “hacerse la foto” o autodenominarse “defensores de las mujeres”. Queremos saber que medidas contemplan en su programa para acabar con esta lacra social y de donde van a salir los recursos para ello.

Desde Corriente Roja, saludamos el programa de los compañeros y compañeras de Sindicalistas por la UP que defienden que lo primero es tener recursos para proteger a las mujeres y no, pagar la deuda a los bancos. Que defienden suspender la deuda hasta garantizar Educación, Sanidad y Servicios Sociales 100% públicos y gratuitos para que dejen de ser un negocio privado y un coto privado de la iglesia, y para que se repartan socialmente las tarea de cuidados que ahora recaen sobre las mujeres.

En las próximas elecciones generales el primer paso será echar al PP (y sus recambios) del gobierno y romper con el bipartidismo. Pero no podemos conformarnos solo con esto.

Al nuevo gobierno que salga, sea el que sea, habrá que exigirle un Plan integral contra todo tipo de violencia machista, dotado de presupuesto y que la ley reconozca como tal, las agresiones a mujeres y sectores del colectivo LGTBI, que se dan también fuera de las relaciones de pareja.

Y eso sólo podrá venir de la mano de la organización y movilización en barrios, institutos, centros de trabajo, etc. Te animamos a venir a Corriente Roja para dar esa pelea y construir con nosotras y nosotros una alternativa de clase e internacionalista que lucha contra toda forma de opresión y explotación.

Y el próximo 25 N todas y todos a la calle para exigir:

  1. Recursos y medios suficientes para las mujeres agredidas. Ninguna mujer sin asistencia (centros de información y acogida, asistencia médica, psicológica y jurídica gratuita, etc…). ¡Fuera jueces machistas del aparato judicial!
  2. Garantía por parte del Estado de un empleo para las mujeres maltratadas y subsidio de desempleo mientras se les proporciona. Derecho efectivo y protegido por ley a cambio de puestos de trabajo y horarios para las mujeres trabajadoras agredidas. ¡No a la reforma laboral!
  3. Por un parque público de viviendas en alquiler social con las miles de viviendas vacías en manos de bancos e inmobiliarias, al alcance de las familias más necesitadas, priorizando aquellas que tienen menores a cargo. Viviendas gratuitas para las mujeres maltratadas sin condiciones.
  4. Espacios gratuitos en los medios de comunicación para la difusión de una cultura contra la violencia hacia las mujeres y los sectores más oprimidos.
  5. Educación sexual y de igualdad de género en la enseñanza pública. ¡Fuera la religión de las aulas!.
  6. Acceso público e universal a anticonceptivos fiables y a servicios de planificación familiar. Aborto libre, público y gratuito en la sanidad pública para TODAS las mujeres
  7. ¡Guarderías públicas, gratuitas y de calidad! No a los recortes en la ley de dependencia que nos responsabiliza del cuidado de ancianos y personas con discapacidad.
  8. Educación, sanidad, transporte y servicios públicos de calidad. ¡No a las privatizaciones!
  9. Por una política contra el tráfico de mujeres y niñas para su explotación.