La entrada en vigor de las reválidas, las pruebas de evaluación final marcadas por la LOMCE (Ley educativa estatal) y que pueden enmendar la plana al profesorado y a la evaluación continua en la ESO y el Bachillerato, ha supuesto la espoleta de las movilizaciones de la comunidad educativa en este curso 2016 – 2017.

Por Evaristo Espigares, Profesor de Secundaria (Barcelona)

¿Qué son las reválidas?

Las reválidas son unas pruebas finales implantadas por la LOMCE a finales de las etapas de Secundaria (ESO) y Bachillerato que debían entrar en vigor a finales del presente curso y que son imprescindibles para la obtención del título y para el acceso a la universidad. Se trata de unas pruebas muy exhaustivas divididas en tres partes:

  • Una primera parte que incluye un máximo de 200 preguntas de las cuatro materias generales de las asignaturas troncales.
  • Una segunda con un máximo de 100 preguntas que evalúa las asignaturas optativas.
  • Una tercera que comporta la respuesta a un máximo de 50 preguntas para las asignaturas específicas.

El peso de estas pruebas en la calificación final del alumnado se sitúa en el 30% en la Educación Secundaria (ESO) y en un 40% en el Bachillerato. Sin la superación de estas pruebas no será posible para el alumnado obtener los títulos de Secundaria y Bachillerato ni acceder a la universidad con lo cual asistiríamos a la existencia de un grupo no menor de alumnos que hubieran superado un total de 13 cursos (ESO) y 15 cursos (Bachillerato) y que, a pesar de ello, con el gran esfuerzo que eso supone, no obtuvieran la titulación ni pudieran acceder a la Universidad.

¿Por qué es necesario oponerse y luchar contra las reválidas?

Las reválidas son un modelo pedagógico arcaico con reminiscencias franquistas (estuvo implantado en el Estado Español hasta 1970) que no existe en ningún país del entorno más próximo al Estado Español y tan solo en cinco de la UE en el caso de Secundaria (Portugal, Reino Unido, Italia, Estonia y Malta)1 y nueve en el caso del Bachillerato (Bélgica, Grecia, Italia, Chipre, Países Bajos, Islandia, Liechtenstein, Polonia y Lituania) (2). En ningún caso hallamos ningún país con pruebas finales en Primaria, primera intención del exministro de Educación José Ignacio Wert en el momento de elaborar la LOMCE. Actualmente estas pruebas para Primaria (Tercero y Sexto) se han quedado en orientativas y no en forma de reválida gracias a la lucha del movimiento estudiantil durante el pasado curso 2015 – 2016.

Además, estas pruebas constituyen la exclusión de una buena parte del alumnado del acceso a una educación pública de calidad, al constituir una barrera insalvable en muchos casos de acceso al Bachillerato o a la universidad, deslegitiman al docente y a las evaluaciones continuas, las realizan personas ajenas al proceso educativo, dejan sin titulación y reducen las posibilidades de acceso al mundo laboral en buenas condiciones al alumnado, están cuestionadas y son rechazadas por toda la Comunidad Educativa (madres, padres, docentes y alumnos), constituyen un negocio para las empresas encargadas de realizar su tramitación (¡106 millones de euros! partida destinada a las reválidas) (3), son precarias y no hay tiempo material suficiente para poder prepararlas con garantías.

Las reválidas, una piedra más en el camino de la lucha por una educación pública de calidad

Ocho años después del “comienzo oficial” de la crisis/estafa económica de 2008, la factura para la educación en el Estado Español alcanza la escalofriante cifra de los 9.000 millones de euros (4) en recortes del Gobierno.

El baile de cifras que comienza con esos 9.000 millones de euros totales en recortes solo en Educación, nos deja un panorama desolador ocho años después:

  • Una nueva ley de educación profundamente regresiva, la LOMCE, que incluye entre otras joyas las reválidas, la religión como asignatura evaluable, el blindaje de la educación concertada y la garantía de subvenciones a los centros que segregan por sexo.
  • El despliegue de la LEC en Cataluña, que supone la privatización, jerarquización y segregación social de la educación en Cataluña.
  • El aumento de ratios que con la LOMCE alcanzan los 25 alumnos por clase en Infantil y Primaria, los 30 en Secundaria y los 35 en Bachillerato.
  • El retraso a la hora de cubrir las bajas del profesorado que en Cataluña llegan a alcanzar los diez días.
  • Los recortes de derechos de los docentes de la educación pública que ha perdido en este período un total de 23.416 profesores5. Además, los salarios del profesorado de Secundaria se han reducido un 57,59% desde el año 20106 alcanzando el punto álgido con la pérdida de la paga extra del 2012.

En las universidades, en un contexto marcado por el Plan Bolonia y por el Real Decreto 43/2015, las cifras globales nos hablan de 6.300 docentes menos en la pública, menos cuantía de las becas: 300 euros menos de medía, 1500 millones de euros menos en financiación (7), las tasas han subido un 32% (grado) y un 75% (máster) (8) lo cual ha provocado la exclusión de 70.000 alumnos de la universidad (9).

El 26-O nos marca el camino: lucha y movilización hasta derrotar la LOMCE y los planes reaccionarios del Gobierno Rajoy en materia educativa

La respuesta a todos estos ataques del Gobierno del PP encabezado por Mariano Rajoy y los sucesivos gobiernos autonómicos que las han secundado en mayor o menor medida ha estado encabezada por toda la comunidad educativa (sindicatos de alumnos y profesores, confederaciones de madres y padres de alumnos…) que han constituido una marea de diversos colores en todo el Estado (verde en Madrid, amarilla en Cataluña…) enfrentada los planes reaccionarios del Gobierno en materia educativa.

El pasado 26-O asistimos a la movilización estudiantil contra las reválidas. Una movilización que, en contra de lo que se nos quiere hacer creer, ha conseguido ya una primera gran victoria: la congelación de los efectos académicos de las reválidas para este curso y para los sucesivos en tanto en cuanto no haya un nuevo pacto educativo10. No es cierto que esta decisión del gobierno de Mariano Rajoy se deba a la voluntad de diálogo del nuevo ejecutivo con las fuerzas que lo han acabado situando en el poder (Ciudadanos y PSOE principalmente) sino a la fuerza de la lucha estudiantil en la calle que el pasado 26-O logró reunir en la calle a miles de personas (unas 10.000 en Barcelona y entre 30.000 y 40.000 en Madrid). Una huelga que fue secundada en todo el Estado español por decenas de miles de estudiantes y por los profesores de Andalucía, Madrid y Murcia, con un paro parcial en el País Vasco.

¿Qué hacer a partir de ahora?

Es necesario continuar la lucha en los centros de enseñanza, en los barrios y centros de trabajo y, sobretodo en la calle, con movilizaciones continuas hasta echar abajo los reaccionarios planes del Gobierno Rajoy en materia educativa. Una vez acabado el ciclo electoral, es necesario abrir un nuevo ciclo: el de las movilizaciones y las luchas para enfrentar y tumbar el Gobierno Rajoy. Luchar hasta anular y tumbar de forma definitiva las reválidas y hasta enviar a la papelera de la historia a la reaccionaria, retrógrada y franquista LOMCE. Es por ello que el llamamiento a los sindicatos de estudiantes y profesores, a las confederaciones de madres y padres de alumnos debe ser hoy más fuerte que nunca: a las calles a luchar y a movilizarse, hasta derogar para siempre la LOMCE.

1 EL PAÍS. 21/8/2016
2 La Vanguardia. 20/5/2015
3 El País. 9/2/2015
4 Cadena SER. 25/10/2016
5 Informe de CCOO recogido por EL MUNDO. 14/9/2016
6 Informe de UGT recogido por el diario 20 minutos. 27/1/2016
7 Informe de CCOO recogido por la Cadena SER. 16/3/2015
8 Informe de CCOO recogido por el diario EL MUNDO. 15/4/2016
9 Periódico Diagonal. 24/1/2016
10 El Páis. 28/10/2016