El referéndum catalán del 1 de Octubre viene acompañado de mucha confusión y división en las organizaciones obreras.

Por Ángel Luis Parras

Los adversarios del referéndum dicen: “Estamos contra los nacionalismos”, “son un atraso en pleno siglo XXI”. Pero sólo se refieren al nacionalismo para hablar de los catalanes, vascos o gallegos y omiten el mayor de los nacionalismos, el español. Omiten que si hay nacionalismo catalán, vasco o gallego es porque hay un nacionalismo más grande que ellos, que no se reconoce a sí mismo como tal, pero es el más arrogante y bárbaro, el que impone sus reglas y oprime: el nacionalismo español.

Hay quienes reconocen la opresión nacional y defienden el derecho de autodeterminación…a condición de que los pueblos no lo ejerciten. Si lo hacen, aparecen los “peros”. Es como los que defienden el derecho al divorcio…sólo si hay » mutuo acuerdo”. Pero el derecho a la autodeterminación es precisamente el derecho de los pueblos a separarse por voluntad propia.

En este régimen monárquico heredado del franquismo y presidido siempre por partidos burgueses nacionalistas españoles, apoyados por la Troika, exigir el “acuerdo previo de ambas partes” es negar en la práctica el derecho a decidir. Este razonamiento acaba llevando a unirse a Rajoy y el Estado contra un pueblo que quiere ejercer un derecho democrático.

Se alega también la “ilegalidad” del referéndum. Pero para cualquier demócrata, este hecho solo debería servir para cuestionar una legislación que niega un derecho democrático básico («Le llaman democracia y no lo es»). Es el mismo razonamiento que exige a Juana Rivas que «respete la Ley»; que no cuestiona «servicios mínimos” legales del 90%, como los de Eulen, o postula que los piquetes “se limiten a informar”. En realidad, son argumentos de la gente de orden a los que, junto al PSOE, se ha sumado Podemos, Izquierda Unida…

No podía faltar en el argumentario, el rechazo al referéndum en nombre de la “unidad de la clase obrera”. Y no es casual que esa bandera sea protagonizada por viejos burócratas de CCOO y UGT. Fue así en la consulta del 9N (2014) y vuelve a ser ahora con el llamamiento, entre otros, de López Bulla, el histórico dirigente de CCOO y el PSUC y Rañé, exdirigente de UGT y PSC y exConseller de Treball.

Su argumento pareciera muy “de clase”: los obreros no podemos caminar detrás del gobierno burgués de Puigdemont. Como si caminar tras  Rajoy fuera hacerlo tras “el gobierno proletario del PP”. El problema es que, gracias a los López Bulla, Rañé y compañía, la clase obrera acabamos presos de una Constitución y un régimen monárquico que perpetua la opresión a los pueblos y divide a los trabajadores/as. Ahora, quieren colocar a la clase obrera en el furgón de cola de la oligarquía española.

Felizmente hay otras organizaciones, como el sindicato Co.bas, que afronta “las reivindicaciones del mundo del trabajo” desde una opción independiente de clase:

“Nuestro Sindicato se ha pronunciado siempre por la defensa de los derechos y las libertades democráticas. Por eso defendemos el derecho de los pueblos a su libre autodeterminación y rechazamos toda unidad forzada, impuesta contra su voluntad. La unidad que queremos es la unión libre de pueblos libres y eso solo existe cuando son los pueblos los que deciden. (…) Por ello apoyamos el derecho de Catalunya a decidir y la celebración del referéndum del 1 de octubre”. «Necesitamos la unidad para defender los derechos democráticos de todos/as. Sin esa unidad de la clase obrera, no tendremos ni pan, ni trabajo ni techo… ni derecho a la autodeterminación».

«Llamamos a nuestros afiliados y afiliadas y a todos los trabajadores/as a defender, en nombre de los derechos democráticos y de la unidad de la clase obrera, el DERECHO DEL PUEBLO DE CATALUNYA A DECIDIR, a hacer su referéndum«. “Llamamos a REPUDIAR Y MOVILIZARSE CONTRA CUALQUIER INTENTO REPRESIVO, dictatorial, del Gobierno del PP contra el pueblo catalán.”