Este artículo es el primero de una serie de reportajes y entrevistas que un corresponsal de Corriente Roja estará haciendo desde Grecia durante dos semanas. No dejes de echar un vistazo a la sección sobre Grecia en nuestra web pinchando aquí.El paisaje ubano de Atenas.

Toda Europa esta pendiente de Grecia. El activismo de izquierda, de una manera u otra, pone sus principales esperanzas en lo inmediato en este país. Y Atenas tiene justo el aspecto que uno esperaría de una ciudad que vive, como mínimo, una fuerte agitación política. Es prácticamente imposible caminar por la ciudad sin encontrar los muros y columnas repletos de carteles, pintadas y pegatinas de todo tipo. Incluso en las zonas más centrales o turísticas de la ciudad esto se mantiene. Las consignas y convocatorias de la izquierda más combativa forman parte cotidiana del paisaje de Atenas.

 

 

Hermandad entre los pueblos.

Es habitual que en las movilizaciones de Syntagma se vieran banderas españolas o portuguesas. No sólo por razones de cercanía cultural, sino porque el enemigo y los problemas son compartidos. Todos entienden que Grecia se está enfrentando a gigantes internacionales como la UE o el FMI y que quienes sufrimos el austericidio necesitamos hacer piña. Las referencias a nuestra Guerra Civil no son extrañas, especialmente conocido es el lema «No pasarán!». Esta hermanandad entre pueblos de la que hablo tiene su reflejo en la propaganda que decora la ciudad, que está salpicada de lemas en castellano.

 

El referéndum, Syriza y la necesaria alternativa revolucionaria.

Si hay un tema estrella actualmente es el acuerdo renovado del gobierno Tsipras con la Unión Europea. En general los griegos solían tener menos expectativas en Syriza que las que había en el Estado Español, y este acuerdo ha sido la puntilla que faltaba. Muchos activistas se quejan de que Syriza había prometido mucho, y ahora no cumple nada. Suelen ver la elección de Syriza no tanto como una apuesta por una salida radical, sino como un reflejo de que la gente intenta en un primer momento buscar alternativas a la corrupta política tradicional por las vías de menor resistencia. La cuestión es ¿qué pasara ahora? Todo apunta a que Syriza no conseguirá revertir la crisis social, sino que la profundizará, y por tanto es probable que los cambios políticos sigan. ¿Cundirá el desánimo o, como en mi opinión todo apunta, seguirá la lucha? ¿La izquierda revolucionaria conseguirá levantar una alternativa con audiencia en la mayoría trabajadora griega? Para mí, estas dos preguntas son la clave de la situación, y en los próximos días iré entrevistando a distintos activistas y militantes que serán protagonistas de lo que está por venir.

 

La situación social

Grecia es el país donde la crisis y el austericidio han causado mayores estragos. La factura de gobiernos corruptos que falseaban las cuentas y la inyección de millones de euros a los bancos la está pagando la gente trabajadora. El desempleo ha subido, las condiciones laborales y sueldos han empeorado, los servicios públicos han sufrido grandes recortes, se han sucedido las contrarreformas laborales y de las pensiones y los impuestos han aumentado. Una deuda odiosa e impagable se ha convertido en una herramienta politica del imperialismo europeo para saquear el país y adueñarse de su economía privatización tras privatización. El acuerdo de Tsipras con la UE no hace sino seguir este mismo camino, añadiendo sufrimiento a la espalda del pueblo griego.

Una imagen nos sirve para ejemplificar esta situación de la que hablo. Abajo os presento una foto de una de las clínicas autogestionadas por trabajadores sanitarios y vecinos que existen en Atenas. Estas clínicas, que se sostienen gracias a la solidaridad de los vecinos y al trabajo de voluntarios, dan asistencia a quienes han quedado fuera del sistema sanitario (público o privado). No pueden atender los problemas médicos más graves y complejos, pero sí prestan una atención sanitaria básica que alivia el abandono al que mucha gente en Grecia se ve abocado.

 

El rastro de las luchas

Grecia ha sido famosa los últimos años por sus numerosas huelgas generales y sus incansables movilizaciones. Tras el último espasmo del referéndum y el acuerdo con el eurogrupo el ritmo estival se va imponiendo, pero no es difícil seguir el rastro de las luchas en la ciudad. Contenedores quemados atestiguan los enfrentamientos callejeros, numerosas pintadas y murales antifascistas animan a enfrentar la amenaza de Amanecer Dorado y un fuerte retén policial protege día y noche la sede de la Comisión Europea en Atenas.

Las actividades tampoco han cesado completamente. El día de mi llegada se celebró una concentración en solidaridad con los kurdos, que han sufrido los atentados del Estado Islámico y los bombardeos de Turquía. A pesar del pequeño número de manifestantes, una gran «barricada» policial impedía el paso a la embajada turca. También en los barrios hay movimiento. Pude asistir a una asamblea vecinal del barrio de Vironos, donde se discutía qué papel podían jugar los vecinos tras el reciente incendio en el monte Imitos, donde estos mismos vecinos se habían encontrado tratando de ayudar en la extinción. La asamblea se realizó en un centro social barrial donde semanalmente hay actividades y que es un punto de distribución de productos de autogestión. Puedes visitar el blog de este centro social pinchando aquí.