Construyamos una alternativa electoral de los trabajadores

La crisis económica, política y social por la que atraviesa el país es muy profunda y nadie la puede negar. Los salarios son agua y sal. La inflación, la escasez, el acaparamiento, la corrupción, la violencia institucional, la crisis en las industrias básicas, la inseguridad, el ataque a las libertades democráticas, etc., están en boca de todos los venezolanos. Los trabajadores y los sectores populares deben soportar la humillación de largas colas, las peleas por un producto o pagarlo cinco veces más caro en el mercado negro.

Desde el gobierno siguen con el discurso de la “guerra económica” que ya nadie cree y el diálogo con los empresarios que solo ha servido para liberar precios y conseguir dólares baratos.

El presidente Maduro no dice qué medidas va a tomar para superar ahora la situación que soportamos los trabajadores y el pueblo. Como si todo estuviera bien…

Tanto el gobierno, como la MUD y los dirigentes “opositores” están enfrascados en la contienda electoral. Producto del acuerdo con Shannon, enviado por los EEUU, el CNE le ha puesto fecha a las elecciones, para el 6 de diciembre del corriente año. Y seguramente habrá más “novedades” como resultado del “acercamiento” para reanudar relaciones con los yanquis.

La oposición y el chavismo, hicieron sus “elecciones internas” sin ningún entusiasmo por parte de sus militantes, sabiendo que los candidatos principales serán escogidos a “dedo” y por consenso, entre cuatro paredes.

Ni el PSUV, con el Polo Patriótico, ni la MUD representan los intereses del pueblo y los trabajadores. Ninguno de ellos pueden ofrecer una salida real para el país porque representan los intereses de los empresarios, boliburgueses, FEDECAMARAS y las multinacionales, que son los que vivieron la fiesta de los dólares baratos, el endeudamiento con los bancos, que entregaron el petróleo y el gas a la Repsol, la Total, Chevrón o la ENI y dejaron a PDVSA en la quiebra. Son cómplices de que Venezuela esté endeudada por varias generaciones. Que debamos pagar este año 10 millardos de dólares que todavía no tenemos y que sigan “lloviendo préstamos” de los chinos y la Rosnef, quedándose con más y más petróleo y negocios, y nosotros más endeudados.

Todos ellos, MUD y PSUV, son partidarios del ajuste que ya está sucediendo, con la liberación de precios y salarios de miseria. Ajuste que se va a profundizar después de las elecciones. Gane quien gane habrá mayor devaluación. Mayor liberación de precios. Aumento en el precio de la gasolina y los servicios, mientras que los salarios subirán a paso de morrocoy.

A pesar de la bronca y de las pequeñas luchas sectoriales a lo largo de todo el país no hay un reclamo generalizado, coordinado y unificado. Esto sucede principalmente por una falta de dirección que a nivel nacional unifique todos los reclamos, que discuta democráticamente un programa para resolver los problemas más urgentes del pueblo y vote un plan de lucha. Lamentablemente, ni la UNETE de Marcela Máspero ni las demás corrientes sindicales, no concretan la movilización que necesitamos los trabajadores para enfrentar el ajuste. Y tampoco los sindicatos dirigidos por la MUD.

Por eso debemos continuar impulsando y exigiendo en cada lucha sectorial la necesidad de construir una alternativa de dirección a la burocracia del PSUV y sus socios que no quieren luchar para “no hacerle el juego a la derecha” y son cómplices de las políticas gubernamentales y la desmoralización de muchos luchadores.

Pero esta crisis no tiene una solución solamente en el terreno de luchas sindicales. Junto con construir una alternativa de dirección en las luchas debemos construir una alternativa a la falsa polarización entre la MUD y el PSUV.

Necesitamos construir una alternativa de los trabajadores en las futuras elecciones para agrupar a los luchadores y ofrecer una alternativa independiente a los miles de compañeros que ya no creen ni en el gobierno ni en la derecha opositora.

Necesitamos un Frente que una a los luchadores y las organizaciones obreras y populares de izquierda con un programa independiente de patrones, militares y gobierno. Que luche por la suspensión del pago de la deuda externa e inicie una auditoría pública sobre esa deuda y el desfalco de los dólares de CADIVI y CENCOEX y la “empresas de maletín”. Por la repatriación de capitales y confiscación y cárcel a los corruptos. Por un salario digno acorde a la cesta básica. Por la nacionalización total del petróleo y los recursos naturales. Por la defensa de los territorios de los pueblos originarios. Por la defensa de la salud pública y la educación, y el rescate de las empresas básicas, etc. Es decir, un programa y un gobierno de los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre, que lo impongan por la lucha.

Artículo publicado en Lucha Socialista – Nueva época n.° 14, junio-julio de 2015.

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