El próximo 19 de junio se celebrarán elecciones en Andalucía. El adelanto de la fecha electoral por Juanma Moreno ha señalado el inicio de la precampaña y todos los partidos se encuentran preparándose para concurrir a estos comicios, lo que nos obliga a plantearnos qué votar y, más allá de eso, qué salida es necesaria para los problemas de la clase trabajadora andaluza.

Los cuatro años del gobierno del PP en Andalucía, con el apoyo de Cs y Vox (el “trifachito”), hablan por sí solos. Las políticas que han aplicado han ido en una sola dirección: profundizar en la privatización de los Servicios Públicos y la desigualdad social. Escudándose en la corrupción del PSOE con el caso de los ERE y proclamando acabar con el clientelismo en las instituciones autonómicas, el PP ha aprovechado para desarrollar su agenda neoliberal. Ha aumentado el número de derivaciones y conciertos a la Sanidad Privada, mientras que la Atención Primaria se encuentra en una situación penosa, con sobrecarga de trabajo para l@s sanitari@s y días de espera para l@s pacientes. Ha seguido desmantelando la Educación Pública en favor de la Privada. Ha mostrado un desdén y desprecio absoluto hacia el personal interino y laboral de la Junta de Andalucía y sus justas demandas de estabilización. Ha aplicado rebajas fiscales (para las grandes fortunas y Casas de Apuestas) y su propuesta para regularizar regadíos ilegales en Doñana, que no ha llegado a tramitarse en el Parlamento por la convocatoria de Elecciones anticipadas, amenazaba directamente la sostenibilidad de este espacio natural protegido.

Un exponente de lo que ha supuesto este gobierno, es la huelga de trabajador@s públicos de INFOCA o la acampada de trabajador@s de Zumosol en Palma del Río.

A pesar de que Moreno Bonilla intenta proyectar una imagen de moderación, el hundimiento de C´s y el ascenso de Vox hace posible que necesite integrar a la ultraderecha en su gabinete para poder gobernar, algo que el PP ya ha demostrado en Castilla y León que está dispuesto a hacer. Vox, agitando el nacionalismo españolista más casposo, el racismo, el machismo y la LGTBIfobia, es, sobre todo, el partido de los señoritos: quienes llaman “lacra” a la Sanidad Pública, quienes se opusieron a subir el salario mínimo, quienes defienden el despido a voluntad de la patronal.

Su posible entrada al gobierno andaluz es una luz roja de alarma que debemos combatir por todos los medios. Pero es imposible entender cómo hemos llegado a esta situación sin repasar el papel de la izquierda institucional.

El papel de la izquierda institucional

El PSOE, aunque se diferencia del PP en su discurso y en su actitud hacia ciertas cuestiones democráticas, hace ya años que es uno de los pilares de este régimen antidemocrático y garante de las reglas del juego que nos impone el mercado capitalista. Allí donde gobernó, avanzó por el mismo camino de privatización y desmantelamiento de lo público. En Andalucía lo hizo durante casi 40 años y, tras ese tiempo, quedó a la cola, reducida a un territorio dependiente y empobrecido. La Comunidad se ha consolidado como una de las que presentan más paro, más emigración, menores salarios y mayor número de personas en situación de pobreza y exclusión social. Este partido, que decía representar al pueblo trabajador andaluz, gobernó en realidad salvaguardando los beneficios y privilegios de los grandes empresarios y terratenientes, como se ha visto en los casos de corrupción y clientelismo en los que se vio implicado.

De ahí su descalabro en las últimas Elecciones, que se expresó en una altísima abstención en los barrios y pueblos obreros y abrió la puerta al gobierno de la derecha. La derecha, si sigue en el gobierno, no hará sino agravar todo esto. Pero ningún trabajador o trabajadora puede tener ni la más mínima ilusión en que el PSOE supondrá ningún revulsivo. Un gobierno del PSOE se sostenga con la aritmética parlamentaria que se sostenga, no será nunca social ni en beneficio de la clase trabajadora.

La coalición Por Andalucía ha tenido un nacimiento convulso, marcado por las negociaciones entre IU y Podemos hasta última hora (centradas en el reparto de la financiación y de los puestos), por quedarse Podemos fuera del registro de la coalición ante la Junta Electoral y por atacar la pluralidad democrática de los debates, tratando de excluir a Teresa Rodríguez. Esta coalición agrupa políticamente a IU, Podemos, Más País, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde; y nace lastrada por haberse atado al PSOE, con el que aspira a gobernar como socio menor, tal como hizo IU en 2012 o, actualmente, Unidas Podemos en el gobierno central.

Precisamente estas experiencias, más allá de la retórica y los anuncios grandilocuentes, muestran en qué se concreta su actuación política. No sólo se han olvidado de muchas medidas prometidas, como la derogación de la Ley Mordaza, no sólo han sido insuficientes las medidas que han implementado (como el Ingreso Mínimo Vital), sino que han impulsado otras que suponen una traición a la confianza de l@s trabajador@s. La Reforma Laboral abanderada por Yolanda Díaz y defendida por Unidas Podemos, lejos de derogar la Reforma Laboral de Rajoy, mantiene intactos los mecanismos de despido barato que ésta introdujo y precariza todavía más el empleo.

Esta orientación política, lejos de constituir una muralla frente a la derecha y la ultraderecha, ha arrastrado a esta coalición a tener unas bajas perspectivas de votos, mientras Vox no hace sino crecer. La “alerta antifascista” que Pablo Iglesias proclamó está siendo un fracaso.

Voto crítico a Adelante Andalucía (AA)

Un apartado especial merece Adelante Andalucía. Esta coalición agrupa a Anticapitalistas, Izquierda Andalucista, Primavera Andaluza y Defender Andalucía

Ante la ausencia de alternativas desde la izquierda revolucionaria, con la excepción de IZAR en Granada (a quienes llamamos a votar en dicha provincia), y pese a no compartir su programa muy limitado y a no tener confianza política alguna en su proyecto estratégico, hacemos un llamado al voto crítico a esta formación.

En primer lugar, por su claro rechazo a cogobernar con el PSOE, algo que, como hemos explicado anteriormente, pensamos es una trampa mortal para la izquierda. Esta frontera trazada frente al social-liberalismo nos parece que es un valor destacable, en un momento en el que la hegemonía del “no hay alternativa” se impone.

Por otra parte, las diputadas de Adelante Andalucía están siendo un punto de apoyo para diversas luchas obreras, como por ejemplo para los bomberos forestales, a quienes han prestado una amplia solidaridad. Tenerlas en el Parlamento ha sido útil para la lucha.

Hay quien pueda pensar que, debido a nuestras diferencias estratégicas con AA, sería más correcto votar nulo o abstenerse. Comprendemos el planteamiento, pero no lo compartimos. ¿Es igual que sea diputada Macarena Olona a Teresa Rodríguez? Pensamos que no.

En cualquier caso, nuestro voto no nos hace olvidar las diferencias y debates que mantenemos con Adelante Andalucía. AA se conforma como un proyecto eminentemente electoral, y el límite de esa estrategia se encuentra cuando se entra a gobernar dentro de los estrechos límites de la institucionalidad del régimen actual.

El Ayuntamiento de Cádiz, donde gobiernan, es una prueba de fuego al respecto. Vimos al alcalde, megáfono en mano, reivindicar correctamente la Huelga del metal. Pero el papel de un dirigente político anticapitalista no puede ser solo reaccionar cuando la clase trabajadora se moviliza, sino que debe aprovechar su posición destacada para estimular la movilización popular, desafiando tantas veces como haga falta la legalidad.

Como el mismo alcalde reconoce, el problema de la vivienda es acuciante en Cádiz. Hay familias viviendo en condiciones infrahumanas. Además de hacer exigencias a administraciones superiores, ¿Por qué el alcalde no hace un llamado a solucionar una grave violación de los derechos humanos como ésta por la acción directa de las personas afectadas? Hace 4 años, concejales del Ayuntamiento intentaron impedir un desahucio resistiendo, ¿Por qué no seguir esa línea de organización popular y desobediencia? ¿Por qué no abrir las casas de grandes propietarios (constructoras, bancos, …) para las familias humildes de la ciudad?

Kichi se ha limitado a gestionar “lo mejor posible” el Ayuntamiento, respetando los límites que impone la legalidad institucional. Pero “lo posible” dentro de este régimen es muy muy escaso. Las conquistas de profundidad en Cádiz brillan por su ausencia, y lo que es peor, tampoco se ha apelado a la movilización de los trabajadores y trabajadoras para dar las batallas. Demasiadas veces hemos visto a la alcaldía sin posicionarse incondicionalmente con las reivindicaciones de la clase trabajadora, estén éstas o no dentro del marco legal. Sin ir más lejos, ahora mismo la Plataforma de interinos del propio Ayuntamiento es crítica con la posición del gobierno municipal.

Más allá del voto: organizarse, luchar, construir la izquierda revolucionaria

Como decíamos, el margen que dejan las instituciones para impulsar cambios profundos es muy estrecho, mientras que las pérdidas de empleo, salario, condiciones de vida… son una sangría. Cuando la izquierda parlamentaria decepciona a l@s trabajador@s y no se vislumbra otra alternativa, se deja el camino abierto a que cale el discurso de la derecha más rancia.

Desde Corriente Roja pensamos que no es posible llevar a cabo ninguna de las medidas sociales necesarias sin la organización y la movilización de la clase trabajadora y la juventud, para confrontar y superar la institucionalidad política actual, sin depositar nuestra confianza en la disputa electoral. En unas elecciones que, debido a las trabas de una Ley electoral antidemocrática, dificultan enormemente la participación de pequeñas organizaciones como la nuestra y favorecen a los partidos mayoritarios, con grandes aparatos, propaganda masiva y financiación a raudales.

Lograr la soberanía andaluza supone enfrentar el régimen monárquico y la UE y luchar por un proceso constituyente, que nos permita reconstruir desde cero las bases políticas y económicas de la sociedad.

Atender las acuciantes necesidades sociales y garantizar Servicios Públicos universales y de calidad. Reducir el paro en Andalucía y acabar con las irregularidades y la explotación de l@s trabajador@s. Enfrentar el acaparamiento de la tierra por los grandes terratenientes y la desindustrialización, al tiempo que preservamos el medio ambiente… Todos estos retos, exigen cuestionar las actuales reglas del juego capitalista, a la vez que reconstruir el movimiento obrero frente a la burocracia sindical que lo ahoga.

Por eso, y más allá del voto, pensamos que es una necesidad ineludible ir construyendo una alternativa obrera, democrática, socialista y de ruptura. Con un programa que tenga como horizonte romper con este régimen político y este sistema económico, como única salida para garantizar unas condiciones de vida dignas para la clase trabajadora y la mayoría social. Por eso luchamos, con humildad, por construir un partido de y para la clase trabajadora, los sectores más oprimidos dentro de ésta y la juventud, que impulse la organización y la lucha con una estrategia revolucionaria y socialista.