Recientemente se anunció una ruptura de un grupo de 26 personas con el Bloco de Esquerda (BE), que afirma no poder “ignorar el camino de institucionalización de los últimos años” del partido. Por nuestra parte, saludamos a los compañeros por la valiente iniciativa de señalar los errores en el partido que estuvieron construyendo durante años, y concordamos con la afirmación de que la institucionalización del BE es cada vez más visible.

 

El Bloque de Izquierda asume hoy un papel fundamental en la izquierda parlamentaria, siendo una parte del sostén del actual gobierno. Tiene 19 diputados, a raíz de las elecciones de 2015 donde obtuvo la mayor votación del partido en su historia. Pero no es sólo por su importancia parlamentaria que este partido merece atención y análisis, sino principalmente por el proyecto que presenta hoy para el país.

El BE fue fundado hace 20 años como un proyecto de construcción de un partido anticapitalista amplio. Fundan el partido 3 organizaciones de “extrema izquierda”: PSR, de origen trotskista-mandelista; UDP, de origen maoísta y Política XXI, organización fruto de una disidencia del PCP. Un año después, Ruptura / FER, la entonces sección de la Liga Internacional de los Trabajadores, adhiere también al BE. En ese momento adherimos porque veíamos que había activistas valiosos que se sumaron al BE con la esperanza de que el mismo fuera una verdadera alternativa, y quisimos acompañarlos en este recorrido, pero sabíamos que la salida era la construcción de una alternativa revolucionaria. Es por eso que salimos del Bloque en 2011 y hoy estamos construyendo el Em Luta.

Es un proyecto que servirá de modelo después para otras experiencias, como el de Syriza en Grecia, el PSOL en Brasil, el Podemos en el Estado Español y el NPA en Francia. Entonces cualquier análisis sobre la trayectoria del Bloque y su actual posición en las instituciones del Estado, tiene necesariamente que partir del contenido de su proyecto inicial y de su trayectoria a lo largo de estos años.

Del “empezar de nuevo” al “estamos listos para gobernar”

El documento de fundación del Bloque de Izquierda con el título de “Empezar de Nuevo” [1] dejaba bien claro el proyecto de partido que tenían y de cómo construir una nueva sociedad.

Defendían unir a las fuerzas democráticas: “Es indispensable, en diferentes países y en Portugal, hacer convergir las voluntades que tengan el valor de afirmar la primacía de una respuesta política democrática ante el desafío que la globalización plantea a la humanidad”.

Y sintetizan su programa en el último capítulo: “NUESTRO PROYECTO: DEMOCRACIA PARA EL SOCIALISMO”, donde ya percibimos que el objetivo del partido es desarrollar y participar de la democracia actual para llegar al socialismo.

Es por eso que no se dicen revolucionarios y la palabra revolución sólo aparece para recordar los acontecimientos del pasado. La estrategia es, a partir de una acumulación de fuerzas en el Estado burgués, gobernar para los trabajadores y los desfavorecidos. Por lo tanto, desde su inicio el Bloque de Izquierda claro su propósito: elegir parlamentarios con una estrategia de transformación de la sociedad a través de reformas (y no de una revolución).

En el reciente artículo de Público sobre los 20 años del Bloque de Izquierda, Fernando Rosas afirma que “dentro de 20 años, si no estamos en el poder, la lucha que se traba es por el socialismo”. Resta la pregunta, para Fernando Rosas: ¿qué es llegar al poder? Recientemente, Syriza en Grecia, que el Bloque tanto reivindicaba, llegó al gobierno para ser un agente más de la Unión Europea en la aplicación de las medidas de austeridad y el ataque a los derechos de los trabajadores. ¿Es esa llegada al poder que defiende el Bloque?

Para nosotros el proyecto del BE ya nace retorcido, cualquier experiencia de cambio radical a través del parlamento fracasó. No es un problema de buenas o malas intenciones de aquellos que allí llegan, sino el carácter del Estado que tenemos actualmente. Es un Estado para gestionar el sistema capitalista en pro de la clase dominante que es la burguesía. No es posible gobernar para los trabajadores en el Estado burgués. Lo que está comprobado es que la clase trabajadora sólo llega al poder a través de una revolución orientada a la toma del poder, a la construcción de un nuevo Estado que esté a su servicio, el Estado obrero. Cualquier esperanza en una salida para los trabajadores por la vía parlamentaria terminará en desilusión y adaptación al Estado.

20 años de BE en Autoeuropa

Es del programa reformista desde su inicio que derivan los diversos problemas que vemos en la actuación del Bloque actualmente. Uno de los elementos más gráficos es la gestión de años del BE en la Comisión de Trabajadores de Autoeuropa, donde trabajaron siempre con la idea de colaboración de los trabajadores con la empresa.

Esta colaboración cae por tierra cuando la empresa necesita aumentar cualitativamente el grado de explotación en la fábrica y los trabajadores no lo quieren aceptar. La gestión de conciliación acaba por ser atropellada por un levantamiento de los trabajadores, que hacen la primera huelga de la fábrica (en 25 años) contra la dirección de la CT, teniendo el histórico dirigente del BE en la fábrica, António Chora, atacando públicamente la más justa huelga contra el trabajo obligatorio durante los fines de semana.

El conflicto se cierra con la aprobación del acuerdo, dos años después, tras mucha amenaza y chantaje de la empresa. Quedando comprobado que no hay conciliación entre trabajadores y patrones; o ganan unos o ganan otros.

Geringonça: un salto de calidad en la adaptación del Bloque

La institucionalización del BE no es un proceso nuevo. En 2007, en las elecciones municipales, el candidato del BE en Lisboa, con el apoyo del Partido y a pesar de las críticas de muchos miembros, llegó a un acuerdo con el PS, el partido que estaba en el gobierno.

De la misma forma, en las presidenciales de 2011, el candidato apoyado por el BE fue el mismo candidato de Sócrates, Manuel Alegre. Todo esto ya indicaba una aproximación al régimen y sus partidos. Sin embargo, en 2015 hay un salto de calidad. En las elecciones legislativas de octubre ningún partido logra mayoría absoluta en el parlamento. El PSD, que fue el más votado no consigue un acuerdo para gobernar y surge entonces la Geringonça [como se conoce al gobierno portugués actual, ndt.]. PS hace un acuerdo con los partidos de la izquierda, PCP y BE, para lograr mayoría y así componer gobierno.

En diciembre de 2015, Francisco Louçã pasa a componer el Consejo de Estado, después de PS / PCP / BE hacer una lista conjunta. Entrando en el órgano consultivo del presidente de la República, el órgano de gestión de crisis del Estado.

El Bloque asume entonces otra relación con el Estado, pasando a formar parte de la gestión del mismo.Desde entonces han sido 4 presupuestos de Estado, reivindicados por la UE y el BCE, aprobados gracias a los votos del BE y PCP, llevando a la Geringonça hasta el final de su legislatura.

Es el gobierno de continuidad de la austeridad, pues no ha revertido la mayor parte de las medidas de Pasos/Porta, sigue salvando bancos y tiene como regla el déficit cero.En este período de 4 años ocurrieron algunos casos políticos que denuncian la adaptación del Bloque.

El caso Robles (julio de 2018) fue probablemente el escándalo más difícil, donde se demostró que el concejal de Lisboa por BE había hecho una especulación inmobiliaria que puede alcanzar 4 millones de euros. El caso por sí solo es escandaloso, pero asume una dimensión mayor cuando el propio BE hizo una campaña contra la especulación inmobiliaria, uno de los principales problemas de la ciudad, y cuando la dirección del partido asume una postura de defensa del concejal. Demostrando dónde se posiciona el Bloque cuando hay un conflicto de intereses entre trabajadores y especuladores inmobiliarios.

La huelga de los estibadores fue otro momento donde el gobierno tuvo que enfrentar un importante conflicto, con impactos internacionales. Los estibadores exigían contratos regulares para todos, casi ninguno de los 200 trabajadores del puerto de Setúbal tenían contrato, y la huelga ya duraba unas semanas.

La Autoeuropa (responsable del 1% del PIB del país) exporta sus coches por el mismo puerto y presionó al gobierno para que la situación fuera resuelta. El Gobierno, empresa portuaria y Autoeuropa, montaron un esquema de acabar con las huelgas para garantizar el flujo de los coches y garantizaron la presencia de fuerzas policiales para perforar el piquete de huelga. Es un evento histórico en Portugal. A pesar de eso, una semana después, BE y PCP aprueban el último presupuesto de Estado de la Geringonça, manteniendo la sustentación del gobierno que reprime huelgas con fuerza policial.

Y finalmente tenemos el reciente caso del Barrio de Jamaica. En una mañana de domingo la policía fue llamada a intervenir en un conflicto entre vecinos del barrio de Jamaica, de la periferia y compuesto mayoritariamente por población negra. La policía interviene de forma extremadamente violenta. El caso divide el país. Jóvenes negros salen a las calles contra la violencia policial y son todavía más reprimidos por la policía. El gobierno no hace nada para resolver el caso y castigar a los policías. La política del BE fue condenar la actitud de algunos individuos de la policía y ayudar a aprobar, en el ayuntamiento de Lisboa una resolución elogiando el papel ejemplar de la policía entre la población. Como bien describen los compañeros que rompieron recientemente con el BE: “al ocultar ese racismo sistémico de las fuerzas de seguridad y de los agentes del Estado, el BE se coloca en el lado equivocado del combate antirracista y pierde espacio junto a una generación que ha perdido el miedo y que encara los combates decisivos de nuestro tiempo”.

Los cuatro años de Geringonça, fueron para el Bloque de Izquierda el corolario de su institucionalización y adaptación al Estado. En su última convención, de noviembre de 2018, quedó bastante marcado el eje de la moción mayoritaria “el Bloque quiere ser fuerza de gobierno, con una nueva relación de fuerzas”.

Las declaraciones de importantes dirigentes del BE demuestran lo mismo. Fernando Rosas afirma que “si, a través de los resultados electorales, una nueva correlación de fuerzas establece nuevas posibilidades de ampliación, la posibilidad de ir al gobierno debe admitirse”. Y José Soeiro explica los límites de los proyectos de ley del BE: “como estamos en una posición en la que negociamos leyes y presupuestos, tenemos que hacer propuestas técnicamente inatacables y políticamente certeras”.

En este marco, están nuevamente acertados los compañeros de la reciente ruptura cuando afirman que “El tacticismo de decisiones, el juego de la comunicación en su forma burguesa, la ausencia de cualquier activismo local insertado en una estrategia de construcción del partido, la progresiva ausencia de pensamiento crítico acompañado por la hostilidad de la divergencia interna y profundo sectarismo con otras fuerzas de izquierda transformaron al BE en un proyecto reformista centrado en su propia supervivencia”.

Es necesaria una alternativa revolucionaria de los trabajadores

En la carta de ruptura con el Bloque, los compañeros afirman que “por nuestra parte continuaremos el combate, por los medios a nuestro alcance, hacia una alternativa que no se limite a gestionar el sistema existente, sino que busque los caminos para su superación revolucionaria”.

Concordamos que es necesario construir una alternativa revolucionaria. Pero no podemos repetir los errores del pasado. Es necesario construir una alternativa que tenga en su programa una salida revolucionaria para la construcción del socialismo. La toma del poder de los trabajadores para construir una nueva sociedad. Y por eso un programa clasista, de independencia de clase sin ilusiones en el Estado burgués, que se coloque al lado de los trabajadores contra los patrones y los gobiernos.

Un programa internacionalista que apunte la necesidad de una revolución internacional y una organización que se coloque al servicio de la construcción de la internacional. Este es el proyecto Em Luta, construir una organización revolucionaria de los trabajadores en Portugal, como parte de la Liga Internacional de los Trabajadores Internacionales-Cuarta Internacional. Tenemos la certeza de que encontraremos a los compañeros en las muchas luchas en que estaremos contra el gobierno de la Geringonça y contra los demás  gobiernos que vendrán.

Notas:

[1] https://www.bloco.org/media/comecardenovo.pdf