Este año sobraban razones y motivos para movilizarnos el 25N.Y la mejor prueba de ello es que al igual que ocurrió en 2018, una mujer de 26 años era asesinada por su expareja en el municipio tinerfeño de Granadilla, el mismo día en que miles salíamos a la calle contra la violencia machista.

Treinta ciudades y más de doscientos actos en todo el territorio estatal para denunciar una lacra de las que los feminicidios a manos de la pareja o expareja, que este año dejaron hasta el momento 43 menores huérfanos, son sólo una parte de los mismos y la punta del iceberg de una violencia mucho más amplia, para la que sigue sin haber recursos y cuyas víctimas siguen sin contar en sus estadísticas. Una violencia que se ceba sobre todo con las trabajadoras con menos recursos y que golpea especialmente a quienes sufren una doble o triple opresión, como mujeres racializadas, lesbianas, inmigrantes o trans.

En las movilizaciones convocadas se exigieron cambios en la justicia y el cumplimiento íntegro de todas las medidas aprobadas dentro del pacto de estado que, dos años después, sigue sin ejecutarse un 75%. También hubo consignas contra la mercantilización del cuerpo de las mujeres y la violencia sobre éstas que supone la prostitución y el negocio de los vientres de alquiler. E igualmente estuvo muy presente en todas partes la denuncia al discurso racista, homófobo y machista de la ultraderecha, que con su argumentario mentiroso, ese mismo día volvió a intentar minimizar o negar la violencia machista en el acto institucional del Ayuntamiento de Madrid, lo que le supuso el rechazo de las mujeres que allí se encontraban. Entre ellas Nadia Otmani, una superviviente condenada a vivir en silla de ruedas por la violencia machista, que increpó durante varios minutos al dirigente de Vox después de que éste tomara la palabra en el acto.

Nuestra participación

Desde Corriente Roja, nos sumamos a las movilizaciones convocadas este 25N en Madrid, Sevilla, La Coruña o Barcelona para exigir al nuevo gobierno, sea cual sea, menos discursos y más recursos de forma inmediata, contra toda forma de violencia machista. Porque no basta con aprobar leyes que no cumplen o con sacar declaraciones institucionales cada 25N. Año tras años, vemos que pese a sus hipócritas minutos de silencio, los distintos gobiernos y las diferentes instituciones son cómplices de esta violencia, al recortar en el presupuesto para combatirla. O cuando cierran o privatizan servicios públicos y aprueban reformas laborales y en pensiones que llevan años empeorando nuestras condiciones de vida y dejándonos más vulnerables frente al machismo.

Igualmente salimos para exigir la depuración de un sistema judicial machista y franquista, que mientras amnistía a corruptos y encarcela la protesta social, exige de nosotras una conducta “heróica” ante una agresión sexual, que es la forma de violencia a las mujeres que más creció en el último año.

En Madrid el 25 de noviembre se convirtió para nosotras en una doble jornada de lucha, ya que Corriente Roja, junto a las compañeras de Cobas, acudió por la mañana a la concentración de apoyo a la plantilla del Samur Social, en su mayoría mujeres, en huelga por la falta de recursos para atender las situaciones de emergencia social y por la falta de respuesta de las Administraciones competentes. Tal es el caso del Ayuntamiento de Madrid, que ni supervisa los pliegos ni vigila las condiciones laborales de las trabajadoras y que prefiere gastar tres millones de euros en el alumbrado de navidad, antes que dotar de medios necesarios un servicio municipal esencial para atender a miles de personas sin hogar, en su mayoría refugiadas con menores.

Un 25N internacionalista

Miles de personas, con la juventud y las mujeres a la cabeza, volvieron a salir a las calles en todo el mundo contra el machismo y su violencia, no sin enfrentarse a la represión. En Turquía, un millar de personas se manifestó en el centro de Estambul, mientras la policía intentaba dispersarlas con gases lacrimógenos. En América Latina, donde la violencia de todo tipo contra las mujeres toma proporciones de terror, este 25N se convirtió en parte de una jornada de lucha más amplia. Fue así en Bolivia, donde las mujeres se manifestaron contra la violencia machista, pero también en repudio al golpe de Estado. O en Chile, donde las jóvenes, organizadas en asambleas populares, salieron a la calle para denunciar las violaciones de los carabineros y volver a gritar que se vaya Piñera. Colombia también despertó y la jornada del 25 de noviembre contra la violencia machista fue continuidad de un proceso que sigue abierto con miles de personas protestando en las calles contra los planes de ajuste y austeridad del gobierno de Duque.

¡Vamos por un nuevo 8M, que sea de clase y combativo!

Tras la jornada del 25N, a las trabajadoras nos toca seguir organizando la lucha en los barrios, en los centros de trabajo y estudio para que junto al resto de la clase trabajadora, la lucha por esas demandas feministas que hemos levantado juntos/as en las calles no pare y que estas se expresen en un próximo 8M, que sea de clase y combativo. Ese es el compromiso de Corriente Roja con esta y todas las luchas en curso. Porque ¡Gobierne, quien gobierne, los derechos…… se defienden!