El tema de los refugiados está ganando una proporción cada vez mayor. La globalización de la economía, la crisis económica y la polarización de la lucha de clases están llevando a nuevas levas de refugiados y también a crisis políticas muy importantes.

Declaración de la Liga Internacional de los Trabajadores

Según la ONU, existen ya 244 millones de refugiados, un aumento de 41% en 15 años, sobrepasando 10% de la población en Europa y Estados Unidos. La globalización de la economía posibilita el más amplio y libre tránsito de capitales en el planeta. Sin embargo, para los trabajadores no existe esa libertad, que es restricta al capital.

A pesar de eso, la presencia masiva de refugiados en las tareas más pesadas y peor remuneradas ya es hoy una realidad en muchos países. En algunos, los refugiados son hoy mayoría en determinadas categorías laborales. Los latinos tienen enorme importancia en los peores servicios de Estados Unidos. Los turcos son mayoritarios en sectores de proletariado industrial poco calificado de Alemania, los nicaragüenses son buena parte del proletariado de la construcción civil y de sectores del proletariado rural en Costa Rica.

De todos ellos, 68,5 millones son refugiados por motivos políticos, como los que huyen de la guerra civil en Siria o, últimamente, de la represión en Nicaragua.

Los gobiernos imperialistas y burgueses en general, atacan a los refugiados con políticas y actitudes xenofóbicas. Trump hace una persecución sistemática y brutal a los refugiados. El gobierno racista y xenófobo de la derecha italiana impide a los refugiados llegar a las costas del país. Ya son casi 35.000 refugiados muertos en las travesías por el Mediterráneo. La burguesía en general aplica una política monstruosa: incorpora a los migrantes en las peores tareas y, al mismo tiempo, los ataca como responsables por la situación de los trabajadores nativos. Con eso, divide a los trabajadores y les impide luchar conjuntamente.

Muchas veces, las direcciones sindicales son cómplices de esas políticas xenófobas, actuando directamente en ese sentido o manteniendo una pasividad vergonzosa.

Recientemente, tuvimos los grotescos episodios del ataque de Trump separando a los padres e hijos refugiados, presos en Estados Unidos, lo que generó un escándalo mundial.

Ahora, la persecución xenófoba alcanzó duramente a América Latina. En el Brasil, grupos armados agredieron y expulsaron a refugiados venezolanos en Roraima. En Costa Rica, una manifestación de 2.000 personas, dirigida por grupos de ultraderecha, agredió y expulsó nicaragüenses en la plaza Mercedes. Esos grupos armados de ultraderecha, xenófobos, atacan violentamente a los refugiados desarmados.

Los medios, al servicio de gobiernos o de mafias burguesas locales, se aprovechan de cualquier incidente de violencia policial para culpar a los refugiados y facilitar un clima de odio, que es usado para justificar los ataques. Lamentablemente, este tipo de acción de los gobiernos, de las burguesías y de los medios tienen eco en la base de los trabajadores, dividiendo al proletariado.

Es necesaria una acción fuerte y unitaria de las organizaciones, sindicatos y partidos ligados al movimiento obrero, estudiantil y popular para contraponerse a eso. ¡Es necesario unir a los trabajadores nativos y refugiados contra los gobiernos y la burguesía! ¡Basta de ataques xenófobos! Luchemos juntos contra nuestros verdaderos enemigos. ¡Es hora de mostrar que nosotros, trabajadores, no tenemos fronteras que nos dividan!

Los gobiernos tienen la obligación de recibir a los refugiados

Las grandes empresas multinacionales y nacionales y los gobiernos burgueses son responsables por las crisis económicas y políticas. Es de ellos también la responsabilidad por resolver los problemas sociales y humanitarios causados por las crisis.

Es de un cinismo criminal aprovecharse de la mano de obra barata de los refugiados y dificultar la documentación de los trabajadores y sus familias. Es revulsivo que gobiernos apoyen las dictaduras de Assad, Ortega y Maduro y se quejen de la legión de refugiados que ellas forman.

Debemos exigir de los gobiernos planes de obras públicas para dar empleo a los trabajadores nativos y refugiados. Exigir el asilo de los refugiados en condiciones decentes. Dar a los refugiados acceso a los servicios de salud y educación en igualdad de condiciones.

Las direcciones sindicales y los partidos deben asumir esa batalla

Nadie puede comportarse como si no tuviese nada que ver con la situación. Las direcciones sindicales y los partidos ligados al movimiento sindical y popular deben asumir la defensa de los refugiados contra cualquier actitud xenófoba. Es preciso defender la unidad de los trabajadores nativos y refugiados contra la burguesía y sus gobiernos.

¡Es fundamental que la prensa de los sindicatos, las redes sociales, la prensa alternativa, hagan una gran campaña política contra la xenofobia, por la defensa de los refugiados, y por la unidad de los trabajadores!

Es preciso tener iniciativas como la de la CSP-Conlutas con su caravana de apoyo a los refugiados venezolanos. O el sindicato de la Construcción Civil de Boa Vista que asumió un campamento para los refugiados. O incluso el Sitrasep y el PT (Costa Rica) que están ayudando a organizar un gran movimiento de solidaridad con el pueblo nicaragüense. O a la Coordinadora de Refugiados impulsada por Corriente Obrera en Los Ángeles.

Las organizaciones del movimiento de masas deben moverse fuertemente en ese sentido. Para eso, es preciso que las direcciones reformistas rompan con los gobiernos dictatoriales que están el centro de las crisis de los refugiados. La CUT (Brasil) no acepta siquiera la caracterización de los refugiados venezolanos como refugiados, porque apoya el gobierno Maduro. La brutal crisis política, económica y humanitaria generadas por gobiernos como el de Assad, Maduro u Ortega tienen como cómplices las direcciones políticas y sindicales que apoyan a esos gobiernos burgueses genocidas.

La necesaria autodefensa contra los ataques xenófobos

No pueden quedar sin respuesta los ataques armados de grupos xenofóbicos contra los refugiados. Caso esos ataques se impongan sin respuesta, va a desmoralizarse la defensa de los refugiados.

Los mismos grupos de ultraderecha que atacan a los refugiados hoy atacarán mañana las huelgas de los trabajadores nativos. ¡Solo la unidad de los trabajadores en la lucha directa puede parar a esos grupos!

Es necesario ayudar a organizar la autodefensa de los refugiados contra esos ataques. Es necesario que el movimiento sindical y popular ayude a los refugiados en el montaje de esa autodefensa.

¡Es hora de dar un basta a la xenofobia! ¡Viva la lucha de los refugiados! ¡Viva la unidad de los trabajadores contra la burguesía y sus gobiernos!

Traducción: Natalia Estrada.