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Alcoa, Alestis, Indra… ¡nacionalización!

El gobierno rescata a las grandes empresas mientras, a golpe de cierres, EREs y “fusiones” echan a l@s trabajador@s a la calle.

Asistimos a una nueva oleada de despidos y desindustrialización. José María Álvarez, secretario general de UGT, “auguró” días atrás lo que ya era evidente, la llegada de una “avalancha de despidos”. Los pronósticos augurados hablan de entre 200.000 y 300.000 despidos antes del 31 de diciembre. Otros datos elevan esa cifra a 500.000. Lo cierto es que Nissan, Alcoa, Alestis, Indra… son algunas de las empresas que configuran ese cuadro de miles de trabajador@s que ya fueron o van a ir a la calle por industrias que despiden o directamente cierran. Así mismo aparecen otros EREs, con miles de puestos de trabajo que se pierden en las fusiones del Banco de Santander, Caixabank- Bankia o BBVA-Popular. En este cuadro de chorreo de despidos sobresalen dos figuras notables: la concentración bancaria y las “generosas ayudas” de la Unión Europea, los célebres “Fondos de recuperación”.

El periférico, dependiente y decadente modelo productivo español

La crisis del Covid-19 irrumpió en medio de la onda depresiva mundial abierta desde 2008 y en un momento en que ya apuntaba una nueva recesión. Pero la crisis del coronavirus no ha hecho más que desnudar el modelo productivo español un capitalismo imperialista decadente con ínfulas de grandeza pero en rigor periférico y dependiente, sin una sola industria puntera a escala internacional y con una multitud de pequeñas empresas y microempresas sustentadas en el trabajo precario, bajos salarios, en muchos casos miserables y en un desempleo estructural crónico.

Ese modelo productivo es consecuencia directa de la opción estratégica del gran capital español iniciado a finales de la década del 50, de la mano del dictador y de los EEUU y culminada con la entrada en la UE (entonces CEE) en 1986. Fue la Transición económica, la otra cara de la Transición política. Lo vendieron como el camino al progreso y la modernidad, pero en verdad no era otra cosa que en la división internacional del trabajo la economía española quedara relegada a ser una economía periférica sometida a las potencias dominantes de la UE.

Los grandes grupos industriales alemanes y franceses no querían competidores en ese terreno y por la misma razón, fue laminada la producción agrícola y ganadera. Las “ayudas” que llegaron de Europa han sido la contrapartida para convertir la economía española en un gran mercado para las exportaciones alemanas, francesas o norteamericanas, dejándolo como destino turístico, arrasando para ello costas, ciudades y el medio ambiente en base a una monstruosa red de carreteras, vías de alta velocidad y una tan amplia como irracional red de aeropuertos.

Un proyecto que vino como anillo al dedo a la banca y las constructoras, que internacionalizaron sus negocios, así como a toda suerte de especuladores que vinculados al largo ciclo de especulación inmobiliario-financiero prosperaban en medio del dinero fácil y rápido, la llamada «cultura del pelotazo». La catástrofe social que acompaña la pandemia, no es más que un sub-producto de ese modelo productivo.

Los interminables discursos de Pedro Sánchez, no pararon de repetir que la pandemia nos había servido “para aprender” y salir de ella “distintos”, que el gobierno garantizaría la “solidaridad”, que “nadie quedaría atrás”. Sin embargo los hechos no cuadran con los discursos y las políticas, de cierres, EREs, despidos y ayudas de la UE para hacer todo eso. Es la misma música y letra de siempre pero con más bombo.

Como todos los gobiernos anteriores, rescatan a las grandes empresas, desindustrializan el país y mandan a l@s trabajador@s a la miseria.

Hace ya más de un año, algunas voces desde l@s propi@s trabajador@s y algunos dirigentes sindicales, pasando por diputados gallegos y hasta dirigentes de Podemos como Pablo Iglesias o Yolanda Díaz (cuando no tenían “responsabilidades de gobierno”) se comenzó a plantear la nacionalización de Alcoa como única medida realista para preservar la empresa, salvar los puestos de trabajo y no seguir ahondando el erial industrial. La respuesta de la entonces Ministra de Trabajo del gobierno del PSOE, Magdalena Valerio, fue fulminante: “¿Cómo intervención? No estamos en un régimen comunista”. La ilustre Ministra no informó de cuándo abrazó el comunismo Mariano Rajoy, pues fue él quien nacionalizó las Cajas de Ahorro y apadrinó su posterior venta, o Ángela Merkel, que en esas fechas acababa de tomar el control público de Lufthansa previo desembolso de 9.000 millones de euros sin que Alemania se hubiera hecho comunista.

En realidad los gobiernos europeos, con el aval de Bruselas, crearon fondos de estabilización para “participar en el capital de las compañías en riesgo de quiebra (…) “Con la recomendación, eso sí, de que la intervención tuviese carácter temporal y la medida fuese de «último recurso»”.

El Gobierno PSOE-UP ha seguido la misma línea de la anterior Ministra de Trabajo y así el Ministerio de Industria ha descartado expresamente “la posibilidad de intervenir Alcoa en San Cibrao (Lugo) en el sentido de “expropiación o nacionalización”.

La empresa Indra ha vuelto a presentar dos EREs, en dos de sus empresas de este grupo empresarial del Ibex 35 que pondrá en la calle a más familias, como ya hiciera en el 2015 con otro ERE. Otro tanto ha sucedido en Alestis que dejará en la calle a 440 familias además del reguero de empresas auxiliares como ya ha sucedido en LTK.

La política «anti intervencionista» del gobierno llega al punto de la más completa inhibición en defensa de los puestos de trabajo y la industria misma incluso donde es el principal accionista de las empresas afectadas como en los casos de Alestis e Indra. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) posee el 24,05% de las acciones de Alestis, capital que el Gobierno aprobó ampliar en julio del pasado año en un acuerdo que «alumbrará un gran grupo industrial con nuevas oportunidades para ampliar mercados y crear empleo, que convertía a a Alestis en el mayor proveedor aeronáutico de capital español». Es a través del mismo SEPI que el gobierno controla el 18,7% de las acciones de Indra siendo el accionista de referencia del grupo.

Pero ¿por qué este gobierno, como Merkel o Macron, ¡como el propio Rajoy con la banca!, no «nacionaliza» aunque sólo sea para sanear las empresas y luego volver a privatizarlas como hacen todos los gobiernos burgueses? El cierre de Alcoa representa acabar con la única fábrica en todo el Estado español que produce aluminio primario y la política de la multinacional norteamericana propietaria de Alcoa no es cerrar sin más sino como todo «depredador industrial» no quiere competencia desde el Estado español. El mismo criterio que sucediera con Nissan donde la nacionalización supondría la creación de competencia en la rama del automóvil para las multinacionales porque no hay ni un sólo fabricante español y todas las factorías, sin excepción, pertenecen a multinacionales extranjeras, principalmente francesas y alemanas.

No nacionalizan porque este gobierno, no aplica cualquier política propatronal, burguesa, sino la política burguesa de un gobierno sometido a la Unión Europea y lacayo de los imperialismos mayores.

El rescate de Air Europa

Air Europa es una empresa que cuenta con unos 3.000 trabajador@s y cuyo presidente es el conocido empresario salmantino, nacionalizado dominicano, dueño también de empresas como Viajes Halcón y otras agrupadas en el holding Globalia Corporación Empresarial S.A.

Air Europa está embarcada en un proceso de venta a International Airlines Group (IAG), un holding del Ibex 35 capitaneado por la British Airways y que ya se hizo tiempo atrás con Iberia o Vueling. La crisis de la pandemia aceleró el proceso de absorción de Air Europa y a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, creado por el Gobierno «para evitar la quiebra de compañías consideradas vitales para la economía española y dotado con 10.000 millones de euros» vía el Ministerio de Transporte y el SEPI el gobierno PSOE-UP salió al rescate de la familia Hidalgo. Air Europa sobrevive de hecho gracias a un crédito del ICO al declararlo el gobierno como empresa estratégica. Pero las negociaciones entre la familia Hidalgo y la IAG se complicaron al compas de la pandemia y ante la amenaza de que la negociación pudiera abortar el negocio el Consejo de Ministros aprobaba el pasado 3 de noviembre el rescate de la compañía aérea Air Europa, a la que inyectará 475 millones de euros.

A los préstamos del ICO se unieron los ERTEs en Globalia Corporación Empresarial S.A. y ahora el nuevo crédito que salvará el negocio de la familia Hidalgo y el de IAG a costa del erario público y creándose una situación de monopolio debido a que IAG pasaría a controlar más del setenta por ciento de las rutas aéreas españolas. Lo que «no se puede hacer» en Nissan, Alcoa, Alestis o Indra «si se puede» cuando se trata de rescatar banqueros, empresarios y dejar el terreno expedito a las multinacionales.

Añádase a esta tropelía del gobierno progresista, comprometido con el medio ambiente y la transición energética, que dedique el dinero público al rescate millonario de líneas aéreas en lugar de fomentar un sistema de transporte menos depredador y más sostenible desde el punto de vista de los intereses social y ambiental.

Por un plan de reindustrialización: Nacionalización de las industrias claves

Desde Corriente Roja, defendemos la nacionalización de todas las industrias claves que amenacen con despidos, cierres o deslocalizaciones. Las políticas de la burocracia sindical, la reivindicación de los EREs y ERTEs o el apoyo a los cierres como en Nissan son el camino para profundizar la desindustrialización, hacer crecer el desempleo y la precarización. Por eso llamamos a los Comités de Empresa, a l@s trabajador@s amenazados de cierres o EREs, a las organizaciones del sindicalismo combativo a hacer de la NACIONALIZACIÓN una exigencia masiva al Gobierno PSOE-UP, porque es la única medida para cortar el chorreo de cierres, enfrentar los EREs, salvar los puestos de trabajo y evitar seguir profundizando la desindustrialización y con ello la dependencia económica del exterior.

«No parece tan difícil nacionalizar. La desnacionalización fue bien fácil: lo que antes era público pasó a manos privadas en 1998 cuando el estado vendió a Alcoa estas fábricas. Tampoco el rescate a los bancos en 2008 fue tan complicado: nacionalizaron las pérdidas, privatizaron los beneficios y a vivir del cuento» (Alcoa San Cibrao: la solución, ¡NACIONALIZACIÓN ya! Declaración Corrente Vermella. 15/10/2020).

“Solo con una gran empresa en manos del Estado y bajo control de su trabajador@s y técnicos, se puede garantizar una restructuración que respete el empleo, el medio ambiente y fortalezca el tejido industrial del país. La nacionalización de las factorías de Nissan y las de toda multinacional que quiera cerrar factorías o despedir en masa ha de ser la base de esta empresa pública». (Nacionalizar Nissan e intervenir el sector del automóvil, Corrent Roig, 4/07/2020).

Corriente Roja, como hemos defendido con Nissan, Alcoa, Alestis o Indra decimos: la NACIONALIZACIÓN DE LAS INDUSTRIAS CLAVES se convierte en un problema crucial y es el primer paso para poner en marcha un PLAN DE REINDUSTRIALIZACIÓN, basado en las necesidades sociales y el cuidado medioambiental.

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