En un momento en que la empresa privada ha demostrado su inutilidad para responder a los problemas de salud pública ante la pandemia de COVID 19, con lo sucedido en las residencias de mayores en manos de fondos de inversión y grandes empresas como hecho más trágico, la antigua Alcoa cambia de manos, vendida por Parter al Grupo Riesgo; una empresa de la que hay serias dudas de su solvencia.

Esta es la lógica infame del capitalismo, da igual que sean seres humanos o aluminio, lo que interesa a cualquier empresa es hacer caja a final de año; ya sea especulando como Parter, ya sea aumentando la explotación de los/as trabajadores/as. Lo que cuenta es repartir beneficios. Por eso, desde Corrente Vermella siempre defendimos que la única solución para defender los puestos de trabajo en Alcoa y el futuro industrial de tres comarcas, la de A Mariña, todavía en manos de Alcoa, la de Avilés y la de Coruña, pasaba por la nacionalización de las empresas.

La amenaza del cierre es más que real y la solución no es ni la venta a Parter, como se ha demostrado, ni la solución que buscaban desde Avilés, aceptando la entrada de Quantum sólo en su fábrica y cerrando las demás, ni mucho menos, la de quedar en manos de Alcoa, como se está viendo en San Cibrao.

Hace ya dos años que Alcoa quiso cerrar las fábricas, y gracias a la lucha de los trabajadores y trabajadoras se fue postergando hasta el acuerdo con Parter; pero el cierre del aluminio primario en el Estado Español es una realidad y no solo afecta a Avilés o Coruña. A los capitalistas le sale más barato producir en Arabia Saudí, una de las dictaduras más sangrientas del mundo, o bien importarlo de China con un exceso de producción brutal. La falta de planes industriales, primero de Parter y ahora de Riesgo, así como los cierres de cubas en San Cibrao demuestra cual es el objetivo real de todos ellos, especular y punto.

El aluminio es un material necesario para multitud de usos sociales, desde el automóvil hasta el papel de aluminio de uso diario; si el Estado Español se queda sin fábricas de aluminio primario, los procesos industriales posteriores (extrusión, farmacéutica, etc.) tendrán que importarlo de China, Arabia Saudí, de Islandia o de Noruega. Y ya se ha visto que cuando un estado se desindustrializa, ante un acontecimiento como el COVID 19 la respuesta queda en manos de las compras que se puedan hacer a los que sí apuestan por la industria.

La nacionalización tiene un doble sentido: uno, defender todos los puestos de trabajo, no solo los de la matriz, sino los de las empresas auxiliares normalmente los más precarios y los primeros en desaparecer; dos, sentar las bases de un plan industrial imprescindible para que una sociedad tenga los medios materiales necesarios para desarrollarse. Por eso, no vale cualquier nacionalización que rescate al capital privado, se llame como se llame, y después de “saneada” la pongan a la venta; sino una nacionalización bajo control obrero, que la ponga al servicio de las necesidades sociales.

En esta crisis del COVID 19 Alcoa-San Cibrao fue considerada por el gobierno industria esencial. Cierto… pues como tal industria esencial tienen que ser nacionalizada con todas las demás, las eléctricas primeramente; acabando así, con uno de los lastres que tiene la industria electrointesiva en el Estado Español, tener que pagar la energía más cara de Europa.

Esta es una de las consecuencias fundamentales de la pandemia del coronavirus, el capitalismo en todas sus manifestaciones o bien mata directamente, como las residencias de mayores, o bien destruye puestos de trabajo empobreciendo sociedades enteras. De cualquier manera, la lucha en defensa de todos los puestos de trabajo, en Avilés, en Coruña o en San Cibrao, pasa por enfrentar la propiedad privada que sólo busca beneficios, enfrentando a unos con otros; dividiéndolos como si fueran problemas diferentes.

Aquí no cabe el “sálvese quien pueda”

El gobierno “de progreso”, con una ministra de Trabajo “comunista”, no puede permanecer impasible ante esta nueva maniobra contra los trabajadores y trabajadoras del aluminio (¡de los tres centros!). La anterior ministra del PSOE, cuando se le exigió nacionalizar las empresas, al comienzo del conflicto, dijo que eso era hacer “comunismo”. Pues bien ministra “comunista”, este gobierno o toma medidas activas, nacionalizando ya las tres fábricas, o demuestra que lo de “progreso” es pura fachada.

La recurrente crisis del aluminio en Estado Español demuestra que a los capitalistas poco les importa la salud pública y los empleos, cuando de beneficios se trata. A la salida del confinamiento, que ya se está relajando, las organizaciones obreras y sociales deben tener como eje la movilización contra las raíces que trajeron aquí, la propiedad privada de fábricas, residencias de mayores, de hospitales privados no tocados ante el COVID 19, de empresas esenciales no puestas al servicio de trabajar contra la pandemia como las farmacéuticas.

Para Corrente Vermella, o se combaten esas políticas, o se seguirá confiando en que venga un “capitalista” bueno que saque a la clase trabajadora del abismo social. Los y las trabajadoras del aluminio no pueden confiar ni en Alcoa, ni en Parter/Quantum, o Riesgo; sólo en sus propias fuerzas y autoorganización para luchar por un plan industrial de futuro al servicio de las necesidades sociales, y decidido democráticamente.

En defensa de todos los puestos de trabajo

NACIONALIZACIÓN ¡YA!