1ª Gran Lección de Francia y los chalecos amarillos: no es necesario esperar cuatro años, a unas elecciones, para hacer retroceder a un gobierno. En cuatro semanas han conseguido más que cuatro años de charlatanería parlamentaria.

2ª Gran Lección de Francia: se empequeñecen y quedan fuera de lugar los que quieren desviar toda la fuerza del movimiento obrero y popular al «vótame», como aquí sucedió en Marzo del 2014, cuando toda la fuerza de las Marchas de la Dignidad se dilapidó en el voto a Podemos.

3.- Gran Lección de Francia: insultar al pueblo trabajador  porque «no se quiere movilizar» o «vota a la derecha» es falso. Como demuestra Francia, y ocurrió en el 2014 español, cuando los objetivos están claros, la indignación social se canaliza en masivas movilizaciones.

4ª Gran Lección de Francia: son necesarios dirigentes políticos y sociales, trabajadores / as, jóvenes, mujeres, … que no se disciplinen a las direcciones que con los cantos de sirena del «vótame», adormecen la acción política de la sociedad.

5ª Gran Lección de Francia: la población trabajadora no tiene miedo a las consignas políticas claras; el movimiento francés rápidamente puso en el centro el problema: el gobierno de Macron, exigiendo su dimisión. Son los que desde la izquierda quieren adormecer la actividad social, los que introducen el manido «eso la gente no lo entiende». Ese paternalismo solo tiene un objetivo, mellar y desviar la fuerza social de la calle.

6º Gran Lección de Francia: la lucha contra los ajustes y la austeridad no tienen cabida en esta UE. Las concesiones de Macron al movimiento de los “chalecos amarillos” rompen los limites impuestos por la Comisión Europea al gasto público, y convierten en irrisorios los lamentos de Salvini o la claudicación de Sanchez-Iglesias a esos limites en los Presupuestos Generales del Estado.

7ª Gran Lección de Francia: es necesario construir organizaciones sindicales y políticas que rompan con los “vótames” y saquen la primera conclusión. Para hacer retroceder a un gobierno y cambiar la sociedad no hay que esperar cuatro años para votar. Los tiempos políticos no son los tiempos electorales, sino que vienen marcados por la lucha de la clase trabajadora y los pueblos.