Fuera Dilma, Cunha, Temer,  y este Congreso. Vivimos una agudización de la crisis económica y política en el país. Al mismo tiempo en que la recesión se profundiza, la crisis política que venía enfriándose en este último periodo gana fuerza ahora con los nuevos hechos de la Operación Lava Jato. La divulgación de la supuesta delación premiada del senador Delcídio Amaral (PT-MS), ex dirigente del gobierno, y la escolta de Lula por la Policía Federal para prestar declaración en San Pablo, aceleran en mucho la dinámica de esta crisis.

Por PSTU (Brasil)

PT, PSDB y PMDB juntos contra los trabajadores

El gobierno del PT y la oposición burguesa capitaneada por el PSDB firmaron un acuerdo para imponer una serie de ataques cuyo único sentido es el de arrojar el costo de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Entre ellos está la realización de una nueva reforma de la Previsión para establecer la edad mínima de las pensiones [jubilaciones] y un proyecto de ley a ser enviado al Congreso, que torna permanente el ajuste fiscal estableciendo una serie de gatillos automáticos para imponer más cortes al Presupuesto, que puede hasta revocar el aumento del salario mínimo.
Ya en el Senado, Dilma realizó un acuerdo con el senador José Serra (PSDB-SP) para entregar el Pré-Sal (yacimiento petrolero descubierto en 2010) a las petroleras multinacionales y avanzar en la privatización de la Petrobras. Y para terminar ese verdadero paquetes de maldades, en la Cámara los diputados aprobaron la llamada “Ley Antiterror”, enviada por el propio gobierno Dilma y que tiene el objetivo de criminalizar los movimientos sociales y prevenir eventuales explosiones sociales.

Se profundiza la crisis política

Pero ni ese acuerdo en torno a estos ataques fue capaz de detener la crisis política. En Brasilia, el Supremo Tribunal Federal (STF) finalmente aceptó la acusación contra el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha (PMDB-RJ), que ahora es oficialmente un reo. Al mismo tiempo, Cunha también tuvo su proceso de casación aprobado en el Consejo de Ética.
Ya el Planalto [Casa de Gobierno] se ve en una situación cada vez más difícil. La revista Istoé divulgó este jueves (3/3) una supuesta delación premiada de Delcídio Amaral, poco antes de dejarla a prisión. En ella, el senador incrimina directamente a la presidente Dilma y al propio Lula.
Y este viernes (4/3), finalmente, Lula fue blanco de la nueva fase de la Operación Lava Jato y escoltado por la Policía Federal para prestar declaración coercitiva (obligatoria). Contra él pesan acusaciones de favoritismo de grandes contratistas, incluyendo repases por R$ 30 millones de las cinco mayores contratistas, además de las reformas del sitio de Atibaia y del triplex en Guarujá, realizada por la Oderbrecht y OAS [contratistas].
Lula y el PT sufren las consecuencias por haber adoptado una política de gobernar en alianzas con los patrones y sus partidos y de hacer un gobierno volcado a atender los intereses de los banqueros y las grandes empresas. Una política que no es muy diferente de la del PSDB. Es producto de esa alianza con el empresariado que el PT acabó incorporando también el modus operandi de todos ellos, como el esquema de corrupción, que alcanza de forma indiscriminada al PMDB, el DEM, el PP de Maluf, todos los partidos patronales, y también al PSDB.
El PSDB, que ya gobernó el país y que terminó con el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC) hundido en la corrupción, incluso hoy está hasta involucrado en el desvío de la merienda [de las escuelas] en San Pablo

No ir a los actos del PT ni a los del PSDB

Con el agravamiento de la crisis política, el PSDB venía reforzando el llamado a las manifestaciones del 13 de marzo. La operación contra Lula de este viernes, sin embargo, precipitó ese proceso. El PT, que venía convocando a la militancia a defender a Lula y el Gobierno el próximo 31/3, junto con la CUT y el “Frente Pueblo Sin Miedo”, también se adelantó y llamó a los militantes a ir a las calles. La dirección de la CUT también anunció que hará vigilia permanente en defensa del gobierno y del ex presidente del PT [Lula].
Ni uno ni otro son alternativas para los trabajadores. No es posible luchar contra los ataques del Gobierno estando a su lado. Tampoco el PSDB representa algo diferente a lo que está allí. Están todos juntos involucrados en la corrupción, en la aprobación de la reforma de la Previsión, en el ajuste fiscal y en la entrega del petróleo a las multinacionales.

¡Elecciones generales ya!

El impeachment o la impugnación de la lista Dilma-Temer no sirve a los trabajadores. Cambiar a Dilma por Eduardo Cunha o por Renan Calheiros es cambiar seis por media docena. Ya el senador Aécio Neves (PSDB) está defendiendo de forma oportunista la renuncia de Dilma y apunta apenas para nuevas elecciones presidenciales, queriendo elegirse presidente. El PSDB no tiene la menor moral para postularse como alternativa al gobierno del PT y hace una propuesta que cambia muy poco. No basta solo con cambiar el presidente, hay que cambiar todo este Congreso de ladrones, donde más de 70% recibió financiamiento de las contratistas, y más de 130 sufren investigaciones por corrupción.
El país solo va a cambiar cuando los trabajadores y la mayoría de la población saque a todos ellos y construya un gobierno socialista de los trabajadores, apoyado en consejos populares y no en este Congreso Nacional. Mientras no tengamos Consejos Populares, defendemos elecciones generales ya, no solo para presidente sino para “todo el mundo”. Nuevas elecciones en que esos corruptos envueltos en la Lava Jato o en otros escándalos de corrupción, incluyendo a Aécio, no puedan participar.
Defendemos nuevas elecciones sin financiamiento de empresas y banqueros, en condiciones iguales para todos, incluso con tiempo de televisión igualitario. Elecciones con mandatos revocables, pues el pueblo tiene el derecho de sacar en cualquier momento a quien eligió; sin ningún privilegio y con salarios iguales a los de un obrero calificado.
Pero es necesario decir que este país solo va a cambiar con un gobierno de los trabajadores, sin patrones ni corruptos. Un gobierno basado en consejos populares en el que gobiernen los trabajadores y la población.

Ir a las calles para sacar a todos

Es necesario ir a las calles contra Dilma, Aécio, Temer, Cunha y este Congreso Nacional corrupto. Es necesario impulsar un día de lucha de la clase trabajadora. En ese sentido, gana cada vez más importancia el llamado realizado por la CSP-Conlutas, el Espacio Unidad de Acción y diversas entidades de los empleados públicos federales para una jornada de lucha, el próximo 1 de abril, contra estos ataques.
También se está convocando para el 1 de mayo una gran manifestación nacional en San Pablo. Es necesario unificar las luchas rumbo a una Huelga General para derrotar los ataques. Y eso es posible sacando a todos ellos fuera.