Durante el mes de marzo no sólo se celebra el día de las mujeres trabajadoras, sino que, además, tiene dos fechas marcadas por la lucha antirracista. Uno de ellos es el 21 de marzo, el Día Internacional Contra la Discriminación Racial y, por otro lado, el 30 de marzo que es el Día de las trabajadoras del hogar. En torno a estas cuestiones queremos dedicar estas líneas. 

La masacre del 24-J del 2022 en la frontera de Nador-Melilla, de la que ha sido cómplice Gobierno “más progresista de la historia”, en coordinación con las autoridades marroquíes, ha conmocionado al movimiento antirracista y a cientos de activistas en el Estado español. 

El gobierno es corresponsable del asesinato de más de cien personas, devoluciones en caliente de refugiad@s y menores de edad y, en definitiva, del trato inhumano y degradante a las personas migrantes y solicitantes de asilo. Por si no fuera suficiente, el PSOE junto al PP ha tumbado la comisión de investigación sobre la tragedia en la frontera de Melilla el pasado 18 de noviembre del 2022.

Sí, es terrorífico. Pensar que el Gobierno “más progresista de la historia” es el que perpetúa este grado de racismo institucional. Desgraciadamente, no debe sorprendernos. 

Nada nuevo bajo el sol

El PSOE cortó la cinta de las políticas de racismo institucional y la xenofobia en el Estado español. Aplicó la Ley de Extranjería (1985), abrió los primeros CIES (ya había 6 CIES abiertos en 1988), reconstruyó la valla entre Ceuta y Marruecos (1996), instaló concertinas en las vallas (2004) y un largo etc… 

Algunas activistas podrían pensar que la coalición con la formación morada pudo haber hecho que Sánchez, Marlaska y sus ministr@s fuesen más antirracistas ante el alarmante aumento de la extrema derecha. 

Lamentablemente, la situación de las y los trabajadores y jóvenes migrantes va de mal en peor. Mientras el IPC sube y los salarios de las trabajadoras bajan, al Ministerio de Interior no parece faltarle presupuesto. El gobierno ha invertido casi siete millones de euros en la implantación de sistemas tecnológicos de ‘frontera inteligente’, policías y guardias cobrarán en 2024 casi un 40% más que en 2018, y, para colmo, el número 2 del Ministerio ha congratulado a los gobiernos de Sánchez por recuperar a los “13.000 efectivos perdidos con el PP”. En definitiva, los hechos de Melilla no sólo no han hecho reflexionar al Gobierno, sino que ya están recargando sus armas para continuar con la ofensiva hacia las y los migrantes. 

No se trata de “una falta de voluntad política”, sino de un ataque envolvente que busca dinamitar nuestros derechos como trabajadoras migrantes, un reflejo cristalizado de la política anti-migratoria que tanto critican a la ultraderecha.

Se evidencia en la apertura de un nuevo módulo de mujeres en el CIE de Barcelona, en el creciente número de personas sin hogar por causa de su situación administrativa y en la ausencia del PSOE en el Congreso cuando se debatió la ILP de la campaña de Regularización Ya, que consiguió recaudar más de 700.000 firmas y defiende, como indica su nombre, que las y los inmigrantes tengamos ni más, ni menos, sino los mismos derechos.

Ante sus ataques, nuestra lucha

El pasado mes de febrero Marlaska fue reprobado por el Congreso de los Diputados por su “gestión” en la masacre del 24J. A propuesta del PP, la moción salió adelante con los votos del PP, Vox y ERC, entre otros grupos. Pero tanto PSOE como Unidas Podemos, “que tanto apoyan nuestra lucha”, votaron en contra de reprobar al ministro del Interior priorizando los votos y sus sillones sobre las víctimas de las políticas racistas y asesinas.

Ante este claro posicionamiento, desde Corriente Roja llamamos al conjunto de la clase trabajadora, tanto nativa como extranjera, a no depositar ninguna confianza en un gobierno que se dice progresista mientras ejecuta discriminación y racismo. 

Como defiende la asamblea antirracista de Madrid, exigimos la dimisión del ministro de Interior, que se Regularice YA a todas las personas en situación administrativa irregular y la derogación de la Ley de extranjería apoyándonos en las luchas migrantes, obreras, como la huelga de LIDL, y juveniles desde las calles.

Durante los próximos meses se avecinan elecciones y, con ellas, pomposas campañas electorales, y bonitos discursos y promesas. La clase trabajadora tenemos que tener muy claro que nuestros derechos no nos los van a regalar, que no hay derecho que se consiga si no es redoblando la organización y la lucha en la calle, como han demostrado las incansables trabajadoras del hogar, que en septiembre del año pasado consiguieron que se les reconociera el derecho a subsidio por desempleo. 

Redoblar la lucha hasta conseguir la regularización, la derogación de la Ley de extranjería, el acceso universal a la Sanidad Pública y a la vivienda es una tarea ineludible y urgente de la clase trabajadora en conjunto, con los y las compañeras migrantes al frente.