L’Obrera es un Centro Social Okupado de la ciudad de Sabadell que desde el 1 de mayo de 2015 se ha desarrollado de forma autogestionada para cubrir las necesidades de los barrios del sud que no tenían centro cívico propio y que estaban desprovistos de espacios públicos para la juventud y para el conjunto de vecinas. Durante estos años los militantes del espacio han construido un proyecto con un montón de actividades, vinculado a las luchas obreras del Vallès y del país, y que ha sido un punto de encuentro y autoorganización de centenares de activistas de los movimientos sociales y organizaciones políticas, incluidas las militantes de Corrent Roig.

Por: Corrent Roig

Desde el verano de 2022, y después de pasar por todo el circuito institucional y judicial para intentar defender el espacio, los tribunales decretaron el desalojo del CSO. El pasado 6 de noviembre de 2023 fue la primera fecha cerrada de intento de desalojo. Decimos intento porque la mañana del 6N más de 500 personas nos plantamos en la puerta de L’Obrera para decir alto y claro que nos quedábamos en el barrio.

Este primer asalto contra la constructora Nedax se ganó por la autoorganización y el esfuerzo colectivo de las militantes del espacio, de todas las entidades combativas de la ciudad y de las organizaciones políticas que mostraron su apoyo, así como por el apoyo de las vecinas que no dudamos en apoyar L’Obrera.

Lamentablemente, el enero de este año nos llegó la noticia que no habría próxima fecha cerrada, sino que L’Obrera podría ser desahuciada en cualquier momento, sin ningún preaviso a partir de ahora. La jueza a cargo desestimó el recurso que pedía que se aplicara la Ley de Vivienda, por la cual no se pueden aplicar fechas abiertas a los desalojos. La fecha abierta nos deja en una gran situación de vulnerabilidad y solo defiende los intereses de Nedax que nos quiere echar lo antes posible para especular.

L’Obrera se ha convertido en una referencia a nivel local, nacional y estatal porque se ha ganado la legitimidad del barrio y de Sabadell como “casa del pueblo”. Es esta legitimidad juntamente con el esfuerzo de los militantes del proyecto, lo que ha permitido que seamos uno de los CSO más antiguos del estado español. Por eso el desalojo de L’Obrera no es un problema solo de los militantes del espacio, sino que afecta al conjunto de trabajadores y clases populares de la ciudad. Es por eso que el futuro de L’Obrera tiene que ser decidido teniendo en cuenta la voluntad del barrio, de las vecinas y con la fuerza del conjunto de la clase trabajadora de los barrios del sud y de Sabadell.

En este sentido, creemos que la mejor forma de movilizar ahora mismo el barrio es involucrándolos en una campaña pública de denuncia al desalojo con fecha abierta, y de reivindicación del espacio. Tenemos que salir hacia fuera y decirle a la gente que el barrio está siendo desalojado, que nos están quitando uno de los núcleos que más vida y color da a Sabadell. Se tiene que explicar pacientemente que el Ayuntamiento de Marta Farrés es incapaz de cubrir las necesidades de los barrios obreros, que no han movido ni un solo dedo por nosotros y que sus discursos y campañas criminalizando la okupación solo benefician los empresarios como Pere Casajoana de Nedax, el responsable de que L’Obrera sea desahuciada y derruida para construir más pisos con los que especular.

Para llevar a cabo esta campaña y explicar que no es solo “nuestro” desalojo, tenemos que retomar las asambleas de barrio como herramienta para autoorganizar el barrio. Con asambleas democráticas, decisorias y preparadas con tiempo, para aglutinar al máximo de gente posible. Juntar a las trabajadoras de Sabadell en torno de las necesidades del barrio y las de L’Obrera como espacio que está al servicio del barrio. Con el barrio movilizado y la ciudad combativa podremos encarar una nueva okupación en el caso de que así se decida.

Vivimos en un momento de crisis brutal del sistema capitalista, donde las trabajadoras no podemos pagar los alquileres, los alimentos son cada vez más un lujo, y donde los espacios públicos son más y más recortados y destruidos. En este contexto, los espacios como L’Obrera hacen una doble función: cubren estas necesidades básicas, desde recogidas de alimentos hasta clases gratuitas de repaso o deportes de contacto; y nos permiten autoorganizar-se como clase frente estas injusticias. Por eso, las necesidades del barrio tienen que ser las de L’Obrera, y la lucha de L’Obrera tiene que ser la del barrio. Corriente Roja construimos las luchas con el conjunto de la clase trabajadora, de forma autoorganizada y democrática. Aun así, apoyaremos a las activistas de L’Obrera que decidan continuar el proyecto sea como sea, lucharemos contra la represión que puedan sufrir y formaremos parte de los nuevos proyectos en la medida que sea posible y se nos quiera, como hemos hecho hasta ahora.