A pesar de la militarización, el toque de queda en ciudades como Bogotá y Cali, la brutalidad policial que deja ya tres personas asesinadas por el ESMAD y la negativa de la dirigencia de las centrales sindicales a continuar con las protestas, miles de personas se han volcado a las calles en todas las ciudades del país exigiendo al Gobierno de Duque que detenga sus planes contra la clase trabajadora y el asesinato de luchadores sociales.

El 21 de noviembre fue una jornada histórica en Colombia, el paro se vivió en las calles con miles de personas protestando contra el Paquetazo de Iván Duque, reformas pensional, laboral y tributaria que profundizan la flexibilización laboral, acaban con el régimen pensional para dejar un régimen de ahorro individual y una serie de medidas para disminuir los impuestos a los empresarios y aumentar los de los asalariados.

Pero además de las reformas anunciadas, están los asesinatos selectivos contra luchadores sociales y se dio a conocer que el gobierno de Duque había bombardeado un campamento de disidencias de las FARC asesinando 18 niños que habían sido reclutados de manera forzada, lo que levantó una oleada de indignación que – sumado a la grave situación económica que vive la clase trabajadora – además de provocar la renuncia del ministro de defensa fortaleció el llamado al Paro Nacional

En ciudades como Bogotá y Cali, Ibagué, Medellín y Popayán las masivas movilizaciones no acabaron con el día, ya en la noche se hicieron cacerolazos y marchas en todos los barrios de las principales ciudades, desafiando las medidas de toque de queda decretadas en Cali, Pasto y el centro de Popayán.

El Gobierno, había generado un ambiente de miedo a través de los medios de comunicación, anunciando infiltraciones del terrorismo y la injerencia de gobiernos latinoamericanos en el Paro, militarizando Bogotá y haciendo allanamientos a organizaciones sindicales, sociales y culturales.

Durante la jornada la represión del ESMAD fue brutal registrándose más de 240 detenciones, golpizas, ataques indiscriminados con gases lacrimógenos y unos 200 heridos, se está confirmando la información de que habría al menos 3 personas fallecidas. La respuesta del gobierno fue tratamiento de guerra contra la protesta social.

La dirigencia sindical había intentado que el Paro Nacional fuera una simple jornada de protesta que fortaleciera su posición en las mesas de concertación con el Gobierno, pero el Paro Nacional fue impulsado la oleada de rebeldía de América Latina y el Caribe y se salió de las manos de la burocracia, que ha llamado al diálogo con el gobierno y ha desconocido las nuevas protestas.

Desde el Partido Socialista de los Trabajadores respaldamos las movilizaciones que continúan, exigimos a la dirigencia sindical que se retire de las mesas de concertación y se ponga al frente de las luchas o las masas la rebasarán. Repudiamos la brutal represión ejercida por el Gobierno, exigimos que sus crímenes no queden en la impunidad y llamamos a mantenernos movilizados, para ello debemos seguir con las acciones de protesta en todas las ciudades del país, así como a fortalecer la jornada del 25 de noviembre contra la violencia machista como continuidad de este proceso que sigue abierto.