El 28 de septiembre se realizan actos y manifestaciones de mujeres en diferentes países por motivo del Día Internacional por la Despenalización y Legalización del Aborto.

En esta jornada de lucha, las mujeres salimos a las calles a exigir el acceso a la interrupción del embarazo en centros médicos, de manera segura y gratuita, con el fin de proteger nuestras vidas.

En el mundo, el 40% de las mujeres en edad fértil viven en países donde las leyes prohíben el aborto o donde, aunque sea legal, no se cuenta con servicios o son completamente inaccesibles obligando también a recurrir a abortos inseguros.

La despenalización del aborto es una lucha por la vida de las mujeres. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año en el mundo se realizan 25 millones de abortos inseguros 760,000 mujeres reciben atención médica por complicaciones relacionadas a abortos inseguros y mueren al menos 22.800 de ellas.

El 97% de estos abortos inseguros se realizaron en Latinoamérica, África y Asia. Sólo en Latinoamérica, se realizan 6,5 millones de abortos por año.

La lucha por la legalización del aborto en el mundo

En Latinoamérica y el Caribe únicamente tres países permiten la interrupción del embarazo independientemente del motivo por el que se realice: Guyana, Uruguay y Cuba.

Y esta misma semana, fue aprobada en el Congreso de Oaxaca una reforma que despenaliza el aborto por cualquier causa hasta la 12va semana; siendo junto a Ciudad de México las únicas entidades mexicanas con este tipo de legislación.

Además del caso mexicano, el aborto es permitido hasta la 12va semana en Puerto Rico y en Colombia se permite interrumpir el embarazo no sólo por causales físicas, sino también por salud mental y ante una violación.

En seis países de la región (El Salvador, Haití, Honduras, República Dominicana, Surinam y Nicaragua) el aborto no es permitido bajo ninguna circunstancia.

El Salvador es uno de los países del mundo con la legislación más represiva sobre el tema, y se vive una verdadera persecución contra las mujeres pobres. Muchas son denunciadas y presas incluso por abortos espontáneos. Algunas mujeres han sido condenadas hasta por 40 años de prisión por practicarse un aborto.

En otros, como Paraguay, Venezuela, Antigua y Barbuda, Guatemala y Dominica se encuentra criminalizado y solo se permite cuando haya riesgo de muerte para la mujer. Ecuador acaba de rechazar en su asamblea la posibilidad de abortar en caso de violación.

Además, está el caso de Costa Rica, donde el aborto es criminalizado y la legislación lo permite únicamente cuando está en riesgo la vida de la madre o malformaciones incompatibles con la vida. Sin embargo, durante varios gobiernos se ha negado la firma presidencial a la Norma Técnica que permitiría la ejecución del aborto terapéutico, por lo que actualmente no se practica de ninguna forma.

El año pasado, la lucha de las mujeres en Argentina repercutió en el mundo luego de grandes movilizaciones en todo el país y concentraciones de más de un millón de personas en la capital exigiendo la legalización del aborto. Aunque el Parlamento les dio la espalda, se convirtieron en un referente que avivó la lucha en diferentes países.

En el Estado Español, al igual que en otros países de Europa, el aborto es legal dentro de plazos determinados.

Sigue estando dentro de una serie de restricciones del Código Penal, obligando a un “periodo de reflexión” de tres días, siempre bajo tutelaje y en muchas ocasiones la “información y asesoramiento” previo es administrado por organizaciones “pro-vida”.

De igual manera, no es público y gratuito por cuanto el 90% de los abortos se realizan en centros privados. Existen comunidades autónomas que no lo practican o imponen barreras para hacerlo, obligando a las mujeres a desplazarse a otras localidades. Además que la Ley reconoce la “objeción de conciencia” del personal sanitario, con lo que se niega también el acceso a la atención sanitaria de las mujeres.

Irlanda también se colocó el año pasado en la discusión mundial sobre el aborto. En su referéndum, una aplastante victoria dio el sí a la legalización del aborto en las primeras 12 semanas y entró en vigencia en enero de este año. Recientemente en Australia se logró la despenalización en todo el país, tirando la ley que regía desde 1900 que sentenciaba con 10 años de cárcel a las mujeres que interrumpían su embarazo.

Esta es una importante victoria para las mujeres pobres y trabajadoras, que deben cargar con maternidades impuestas bajo la miseria a la que obliga el capitalismo; o que arriesgan su vida en abortos inseguros y clandestinos.

Pero a pesar de ello, el aborto sigue lejos de ser libre, seguro y accesible en todos los lugares. Muchas deben afrontar el miedo y el estigma social, en un estado donde la educación sexual en la escuela pública, igual que en España, es controlada por la Iglesia Católica.

Irlanda del Norte, aunque sea parte del Reino Unido, tiene una legislación que no permite el aborto a menos que esté en peligro la vida de la mujer o exista un riesgo permanente o grave para su salud física o mental.

Ni siquiera se permite cuando el embarazo es producto de una violación, incesto ni aunque se tenga certeza que el feto morirá antes, durante o después del parto. Incluso la pena para la mujer que aborte es superior a la recibiría el violador, pudiendo enfrentar hasta cadena perpetua.

Luego del referéndum de Irlanda, la anterior primer ministro Theresa May se opuso a que el Parlamento votara un cambio en las leyes del aborto en Irlanda del Norte. Usando el argumento de no interferir en sus asuntos internos, estaba garantizando mantener buenas relaciones con su aliado en el Parlamento, el ultracatólico y conservador Partido Unionista Democrático (DUP).

El Gobierno de May negoció los derechos de las mujeres de Irlanda del Norte, a cambio de mantener relaciones favorables para negociar sobre el Brexit.

A pesar de ello, las mujeres continuaron luchando y consiguieron más apoyo. Según un sondeo de Amnistía Internacional, el 65% de los adultos de Irlanda del Norte piensa que el aborto no debería ser un crimen.

En junio de este año, el Tribunal Supremo Británico se pronunció diciendo que esta ley es humillante para las mujeres, y la presión popular logró que en julio se aprobaran dos enmiendas en el Parlamento para despenalizar el aborto y permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estas entrarán en vigencia el 21 de octubre, si antes no se conforma un nuevo gobierno local.

Acceso a educación sexual laica y anticonceptivos modernos

Que los países donde está penalizado, tengan tasas más altas de abortos se explica por el poco acceso a la educación sexual y a los anticonceptivos modernos.

Por ejemplo, en los países semicoloniales se estima que son 214 millones las mujeres con necesidad insatisfecha de anticonceptivos modernos, es decir, que no tienen acceso a ningún método aunque lo deseen o que utilizan métodos tradicionales y menos efectivos.

Solo en Latinoamérica y el Caribe el 56% de los embarazos son no deseados, y se calcula que cada año son 99 millones de embarazos no planeados en el mundo. De ellos, al menos el 56% terminan en abortos.

En los países semicoloniales, el 84% de las gestaciones no deseadas ocurren entre las mujeres con una necesidad insatisfecha de anticonceptivos.

En muchos países la educación sexual en las escuelas públicas no existe y en otros, como en el Estado Español es una actividad extra escolar, insuficiente, puntual, voluntaria y con un enfoque centrado en la reproducción.

La lucha hoy es por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito; pero, además, a educación sexual científica y laica en las escuelas y centros de salud, a anticonceptivos gratuitos, a programas de planificación familiar y demás medidas enfocadas a evitar embarazos no deseados.

Conquistar la legalización del aborto con la lucha

La lucha sigue siendo por la vida de las mujeres. En Argentina e Irlanda las mujeres dieron un ejemplo de cómo encarar esta lucha. Pero debe ser apoyada por el conjunto de la clase trabajadora, con sus organizaciones en las calles.

Incluso en los años recientes, existe una ofensiva en diferentes países de sectores conservadores y la Iglesia para restringir aún más o evitar las reformas sobre el tema del aborto.

Y donde se han frenado estos ataques, ha sido por la resistencia del movimiento de mujeres. Pero hace falta avanzar más, que la clase trabajadora tome esta bandera y avance hasta acabar con las legislaciones que condenan a la muerte y persecución de las mujeres, principalmente las más pobres.

Bajo el capitalismo, no está garantizado el derecho de las mujeres a ejercer una maternidad de forma digna, y esto en muchos casos es lo que las obliga a recurrir al aborto, incluso en contra de sus propias convicciones ideológicas y religiosas. Así como la ilegalidad del aborto obliga a la maternidad a aquellas mujeres que no tienen el deseo de ser madres.

Por otra parte, se niega el derecho a una educación sexual y anticonceptivos gratuitos, además de negar o restringir la posibilidad de practicarse un aborto seguro; ya sea por penalización en la legislación o por trabas y recortes en los sistemas de salud promovidos por los gobiernos a servicio de la burguesía.

La lucha por la despenalización y legalización del aborto es una lucha de toda la clase trabajadora, hombre y mujeres. Este 28 de septiembre saldremos a recordar a todas las mujeres que han sufrido y muerto por causa de los abortos clandestinos, pero además lucharemos para que el derecho al aborto sea garantizado por ley.

Para que ninguna mujer más sea perseguida, castigada ni ponga su vida en riesgo por abortar. Lucharemos contra las políticas de los sectores conservadores que quieren imponerse sobre los cuerpos de las mujeres. Y contra la hipocresía del Estado Burgués capitalista que niega el derecho al aborto, mientras es incapaz de garantizar a las trabajadoras la posibilidad de ejercer la maternidad de forma digna.

Seguiremos en las calles, sin confiar en los parlamentos, en los gobiernos o los tribunales de justicia burgueses; porque solo con nuestra movilización y lucha arrancaremos este derecho.

Este 28 de septiembre, saldremos por la vida de las mujeres diciendo: ¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir!