Si les preguntamos a nuestros abuelos cual fue su primer trabajo seguramente nos contestarían que fue en el campo a muy temprana edad o en alguna fábrica a los 15 o 16 años. Por otro lado, si les preguntamos a nuestros padres la cosa tampoco varía mucho, nuestras madres empiezan a trabajar como camareras, dependientas, cajeras, limpiando casas u oficinas… a la edad de 17 o 18 años, nuestros padres seguramente nos contestarían que su primer trabajo fue en el servicio militar, y el que se pudo librar, empezaría trabajando en una fábrica o en alguna oficina. 

Pero, ¿qué hay de nosotros? ¿qué hay de nuestra generación? ¿qué hay de esa generación a la que nos han repetido una y mil veces que lo que nos pasa es que no tenemos ganas de trabajar?

Por supuesto que tenemos ganas de trabajar, estamos dados de alta en decenas de aplicaciones para buscar trabajo, tenemos la bandeja de enviados de nuestros correos electrónicos repleta de correos donde mandamos nuestro curriculum a cientos de empresas, hemos buscado cursos asequibles para poder poner algo más que el nivel de estudios mínimo en nuestro CV para poder rellenar algo más, incluso hemos aceptado trabajos pésimos donde éramos falsos autónomos. Nos sobran ganas, pero hacen falta garantías.

¡Repartamos el trabajo entre todos los/las trabajadores/as! ¡Cupos laborales para la juventud!

La “mentalidad de tiburón” no nos sirve cuando las empresas solo tienen mentalidad de capitalista y no nos quieren contratar por no tener una experiencia mínima de 2 años, pero sin embargo, solo buscan gente de 20 años. Eso sí, si eres un becario y estás buscando un sitio donde hacer tus prácticas de forma no remunerada, las puertas de la empresa están abiertas de par en par para ti. 

Otra de las grandes jugadas de las empresas para que trabajen para ellos de forma gratuita, es el periodo de prácticas. Te tenemos una semana trabajando para nosotros de forma totalmente gratuita compitiendo con otras diez personas para un solo puesto de trabajo, consiguiendo así que el trabajador se enfrente a los de su propia clase y no los vea como sus compañeros/as, sino como sus rivales. 

¡Basta de trabajo gratuito! ¡Fuera el contrato de prácticas!

No nos olvidemos de la gente de 16 años que por circunstancias personales decida empezar a trabajar y le va a ser casi imposible, no solo porque la empresa decida no contratarle, sino porque están supeditados al permiso de sus padres, porque eres suficiente mayor para ser explotado por una empresa, pero no para decidir qué hacer con tu futuro.

Basta ya de que las empresas se rían de nosotros y nos rechacen. Basta ya de que el gobierno nos deje abandonadas a nuestra suerte y que solo mire por sus propios intereses y no por lo de la clase trabajadora.  La juventud estamos harta, harta de que no nos contraten, harta de que se nos pinte siempre como unas vagas, harta de vivir con nuestros padres hasta los casi 40 años no porque queramos sino por necesidad, estamos hartas de ser un 40% de parados/as; pero sin duda, de lo que más hartas estamos es de que el gobierno no haga nada para frenar este desequilibrio: 

¡Abajo las Reformas Laborales! ¡Trabajo estable y salarios dignos!

Organicémonos para resistir ante el nuevo patrón de explotación que intentan implementar para salir de sus crisis. No estamos dispuestas a cobrar menos que los/as trabajadores/as “veteranos/as” ni a renunciar a los contratos fijos. ¡A igual trabajo, iguales condiciones y salario!

No queremos vernos obligadas a trabajar en sectores temporales y terciarios como el turismo o el comercio porque han destruido la industria. Hay que parar ya de la destrucción de los puestos de trabajo:

Nacionalización de las empresas ¡YA!