El pasado 24 de agosto se cumplió un año y medio de la invasión de Putin a Ucrania, y ésta sigue sin tener un final en el horizonte. Corriente Roja, como sección en el Estado español de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, reproducimos a continuación un extracto de la resolución sobre Ucrania aprobada en el XV Congreso mundial de la LIT-ci.

Por: Liga Internacional de los Trabajadores – Cuatra Internacional

¡ LA CAMPAÑA POR LA VICTORIA DE LA RESISTENCIA OBRERA UCRANIANA CONTINÚA!

La situación de la guerra y las perspectivas más probables

La contraofensiva ucraniana se inició con demora en julio y avanza lentamente. Aunque en la segunda mitad de agosto ha habido avances significativos con una cabeza de playa en Crimea y en el frente Sur, la causa fundamental de la lentitud es la falta de armamento ofensivo en especial aviones de combate. Y por otro lado, la dilación de las potencias occidentales en proveer armamentos antiaéreos y artillería de largo alcance –tal como denunciamos reiteradamente– le dieron a Rusia 9 meses de respiro para fortificar cientos de kilómetros de líneas de defensa en territorios ocupados y minar masivamente el terreno del frente.

Con la sublevación de la Wagner el 24 de junio quedó en evidencia la debilidad del régimen oligárquico-policial de Putin. Un régimen centrado en la institución del FSB y su Bonaparte, que subordina al resto de las fuerzas armadas. Las purgas en la cúpula militar han alcanzado a varias decenas de generales y oficiales del servicio de inteligencia militar. Esto ha afectado cualitativamente a la preexistente mediocre conducción de la guerra, denunciada incluso por Prigozhin y sus mercenarios.

Después del motín de la Wagner, entre las amplias masas se comenzó a tomar conciencia de la vulnerabilidad de la dictadura, cuando vieron al jefe mercenario de la sublevación militar, acusado de “traición al estado” entrando al Kremlin junto a sus 35 comandantes a reunirse con Putin.

Dos meses después, la “caída” del avión, en que “oficialmente” viajaba el dueño de la Wagner y algunos de sus más notables comandantes, fue interpretada mundialmente como la inevitable respuesta del Bonaparte, que castiga al que evidenció su fragilidad y cobardía. Pero este aparente “desenlace”, está lejos de aquietar las turbulencias dentro del régimen y los mandos militares porque el edificio de la Wagner en San Petersburgo se ha convertido en un santuario a Prigozhin. Por otro lado, esa situación no permite resolver los graves reveses en el frente, debido a la bajísima moral de las tropas.

A nivel de las masas obreras y populares de la inmensa Federación Rusa crece el descontento y la incertidumbre. La primera expresión de eso fue el masivo éxodo de casi un millón de hombres para evadir el reclutamiento hace 10 meses y las acciones de repudio entre algunas nacionalidades oprimidas del Cáucaso y el Oriente de Siberia. En algunas de ellas, como Yakutia, crecen las aspiraciones secesionistas.

Pero aún no hay acciones masivas. El régimen prepara un nuevo reclutamiento compulsivo lo que podría originar un cambio drástico en las masas. Por ahora se han manifestado actos de sabotaje individual en las sedes de los comisariados militares y denuncias escritas en lugares públicos de queja por la situación económica o la reciente estampida del dólar.

Como contrapartida, el régimen de Putin apuesta a acelerar sus acuerdos de provisión de armamentos con Irán –incluso ya está instalada una fábrica de drones iraníes Shajiden Tatarstan (autonomía musulmana) dentro de FR–. E intensifica la colonización de Bielarús y otras repúblicas de Asia Central. Y ahora intensifica su presencia e intervención en la República Centroafricana, Mali, Sudán y otras dictaduras.

El uso de los misiles y drones para atacar a todo el territorio ucraniano y la desesperación en los mandos militares rusos ante la contraofensiva ucraniana en Zaporozhie replantea la aguda amenazada de un desastre nuclear en la central de Energodar. Eso se combina con el desastre ambiental producido por el entramado de minas y la contaminación del agua y otros recursos a raíz de los bombardeos.

Por intereses diversos y contradictorios de todas las potencias imperialistas y sus instituciones como la OTAN presionan a Ucrania para aceptar negociar las anexiones rusas. Eso se expresa en las persistentes dilaciones y evidente negativa a armar a Ucrania con modernos aviones de combate, usando excusas cada vez más absurdas. Las conversaciones secretas entre la CIA y el FSB desde fines del 2022, se han hecho públicas y son elogiadas en la prensa yanqui. Los discursos diferenciados de diversas alas de altos funcionarios del Departamento de Estado, las Fuerzas Armadas y la diplomacia de USA y las expectativas frustradas por la falta de definiciones al ingreso de Ucrania a la OTAN en la reciente cumbre de Lituania, han causado malestar y puesto al gobierno de Zelensky en tensión.

En ese marco, se insertó la Conferencia de Arabia Saudita “sin la presencia de Rusia” y con la asistencia de Ucrania. Contó la presencia de China y de un conjunto de países mucho más global. El objetivo: que el gobierno ucraniano escuche “diversas iniciativas de paz”.

La política imperialista de USA y la UE apunta al gigantesco negocio de la“reconstrucción” de posguerra y la colonización de la mayor parte “no ocupada” de Ucrania, que ya está endeudada en miles de millones por largas décadas.

En resumen, toda esa política se sintetizó en la reciente propuesta mucho más descarada y tramposa –deslizada por un jefe subalterno de la OTAN, al gobierno de Ucrania: “Garantía de seguridad” con el ingreso a la OTAN, a partir del cese de la guerra y el inicio de un proceso negociador, que implicará concesiones de los territorios ocupados”.

La hipótesis que esbozan algunos analistas sobre cuál es el interés de USA para impulsar esta propuesta: tender un lazo salvador al régimen de Putin para distanciarlo de la creciente influencia de China y evitar una mayor colaboración militar Rusia-China.

Por otro lado, los acuerdos de colaboración militar directos de Rusia-Corea del Norte, (que implican envío de municiones, de soldados entrenados y obreros para las industrias) son un elemento más que demuestra las urgencias de Rusia.

Esta presión ha generado una dura reacción de los militares ucranianos, que se reflejó en las declaraciones al Washington Post de Valery Zaluzhniy, el comandante de las fuerzas armadas – ZSU (por sus siglas en ucraniano): “No nos van a dictar cómo hacer la guerra y hasta dónde ir con ella”. A partir de allí se han multiplicado los golpes ucranianos a objetivos militares y de inteligencia en varias regiones del territorio de Rusia, incluyendo la City de Moscú y a Crimea y en el Mar Negro.

En general, cuando quedó claro que no hay ingreso de Ucrania a la OTAN y tampoco una fecha definida para que eso suceda, los medios de prensa y las redes ucranianas manifiestan escepticismo y desconfianza hacia el “apoyo” de las potencias de “Occidente”. Indigna mucho que éstas reprochan a Ucrania su “falta de agradecimiento por la ayuda recibida”. Incluso, en el mismo sentido han habido algunos agrios cruces diplomáticos con Polonia, que actúa como agente servil de USA en Europa de Este.

Todo esto va calando entre la clase obrera y la población ucraniana. A pesar de la mayor experiencia lograda por los combatientes aumenta también en los frentes más duros (Donbass y Zaporizhia) el número y la frecuencia de las bajas. Sin embargo, junto al cansancio por las crecientes penurias y víctimas causadas por los permanentes bombardeos indiscriminados a todo el territorio del país se está haciendo una dolorosa experiencia con el “Occidente rico y democrático” que da lugar a un avance en la conciencia antiimperialista de una clase obrera que aprendió a manejar armas modernas de guerra. Y es eso lo que les preocupa a las potencias imperialistas y las clases dominantes de Ucrania.

La emergencia y exigencias de la guerra ya no le alcanzan al gobierno Zelensky ni a la Rada para seguir preservando las ganancias capitalistas, para encubrir los frecuentes casos de corrupción en todas sus instituciones y justificar sus ataques al nivel de vida de las masas y las organizaciones sindicales.

Ante esta presión de las masas, que se expresa con agudeza en la cadena de mando de las tropas en el frente, Zelensky se vio obligado a maniobrar, haciendo cambios que dan prioridad de comando a los combatientes originarios de las zonas ocupadas, por su “conocimiento del terreno” y mayor moral de combate. Y por otro lado, ante los escándalos de corrupción, a cambiar todos los jefes de comisariados militares por militares con experiencia de combate.

La desconfianza de las masas en el poder político ha obligado a éste a postergar las elecciones parlamentarias de este año para el próximo. La única institución que hasta ahora cuenta con un respaldo mayoritario son las ZSU. Son llamativos los carteles monumentales de apología y confianza en las ZSU y las colectas o donaciones, no sólo por parte de algunos oligarcas como Rinat Ajmetov y las empresas, sino por parte de la población para las ZSU.

En resumen, dos fuerzas contradictorias actúan sobre las masas populares ucranianas. Una, la campaña de desmoralización y desgaste permanente desde las potencias, que presiona al gobierno y apunta a generar un sentimiento de impotencia ante la agresión contrarrevolucionaria imperialista rusa. Y la otra fuerza, proveniente de las masas, que nace de sus aspiraciones de libertad y soberanía y de un hecho evidente: con su heroísmo y sacrificio han podido resistir 18 meses, y hasta ahora frenar y hacer retroceder al “Segundo ejército del mundo”.

De ese antagonismo surgen varios pronósticos. Como hipótesis más probable que la guerra se prolongue, como mínimo hasta mediados del año próximo. No podemos descartar otras hipótesis: Una, cuyas posibilidades aumentan, que colapse el frente ruso porque la crisis del régimen que continúa, y nuevos y sucesivos reveses pueden acelerar aún más la desmoralización de sus tropas. U otra, en caso que se intensifiquen las presiones del Frente contrarrevolucionario de todas las potencias imperialistas sobre el gobierno burgués ucraniano y menos probable que éste desaliente a las masas. O también, que éste capitule y se genere una reacción de las masas contra el gobierno.

Nuestro programa y consignas:

Para el proletariado mundial:

¡Armas, artillería de largo alcance y aviones de combate para Ucrania! ¡Derrotar la invasión de Putin! ¡Fuera los ocupantes rusos de todo el territorio de Ucrania! ¡Sólo habrá paz sin anexiones!

¡Anular la deuda externa de Ucrania con el FMI y todos los usureros imperialistas!

¡Repudio a la OTAN, EEUU y UE, que continúan su saqueo imperialista y planean aumentarlo mientras entregan la soberanía e integridad de Ucrania, negociando con Putin las anexiones!

Repatriación de todos los ucranianos deportados a campos de concentración y recuperación de los miles de niños secuestrados y separados de sus padres.

Castigo a los todos los criminales de guerra empezando por Putin, Lukashenko, y todos los militares genocidas.

Libertad a todos los presos políticos de las dictaduras de Putin y Lukashenko, con especial énfasis a los encarcelados por oponerse a la invasión a Ucrania.

Para el proletariado ucraniano en la resistencia:

¡Denunciamos toda “iniciativa de paz” que amenazan la integridad territorial ucraniana!

¡Confiscación de todos los activos y empresas rusas y de los oligarcas ucranianos que siguen sirviendo al régimen agresor!

¡Centralización de la economía en manos del Estado, bajo el control de los trabajadores al servicio de la defensa nacional!

¡Toda la economía y los recursos de la nación al servicio de la victoria en la guerra y no de las ganancias de los oligarcas y las corporaciones transnacionales!

Notas:

2 Datos de deuda actual. Como reiteró con amarga ironía nuestro compañero Y. en la gira Europea: “El imperialismo ruso nos está matando para seguir robándonos, los otros imperialistas miran y prometen que nos defenderán para seguir robando a los que queden vivos”.