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El pueblo de Grecia no debe nada a los banqueros ni a los gobiernos de Europa

LA DEUDA GRIEGA:

«EL PUEBLO DE GRECIA NO DEBE NADA A LOS BANQUEROS NI A LOS GOBIERNOS DE EUROPA»

Winston Smith, el protagonista de la novela “1984” de George Orwell, trabaja para el gobierno reescribiendo la historia. Para hacerlo usa la neolengua, una adaptación del idioma para guiar el pensamiento de las personas a través de los significados de las palabras.

En un uso del lenguaje propio de esa neolengua, el pueblo griego fue “rescatado” y ahora debe una gigantesca deuda a sus acreedores internacionales, por la que tiene que pagar un enorme sacrificio en forma de recortes. De primeras, llama la atención que un pueblo “rescatado” se encuentre en una situación de tal pobreza y desempleo como la griega. ¿Será que el rescate no fue de los griegos y sí de los bancos internacionales? Responder a esta cuestión es probablemente el nudo gordiano de la situación griega.

La gran estafa del “rescate”

Hasta 2008 Grecia parecía vivir en el mejor de los mundos. Desde la implantación del euro, el país llevaba ocho años creciendo fuertemente. Era, sin embargo, un crecimiento artificial, con pies de barro, que se apoyaba en un enorme endeudamiento privado y público. Era una especie de «milagro español» pero a la griega. Los grandes beneficiarios eran las grandes multinacionales alemanas y francesas que, con su mayor productividad y con el euro por bandera, se adueñaron del mercado griego a costa de crear un enorme déficit comercial, que superaba el 10% del PIB. Por supuesto, los bancos alemanes y franceses iban de la mano con las multinacionales, pues eran ellos los que convertían el gran superávit comercial de sus países en préstamos fáciles y abundantes para Grecia, en una espiral donde todos ellos se forraban mientras la economía griega se desindustrializaba y desnacionalizaba.

Fueron empresas alemanas y francesas quienes se hicieron con el desarrollo de la red telefónica y energética del país o monopolizaron la renovación de las flotas de taxis y tranvías, recurriendo además a sobornos generalizados, como la alemana Siemens. Las empresas de armamento también se forraron pues los gobiernos alemán y francés obligaban al griego a grandes compras. Ni qué decir que la banca y los grandes empresarios griegos que, como aquí, se sumaron con entusiasmo a la fiesta de sus hermanos mayores. Hasta que en 2008, con Lehman Brothers, estalló la crisis financiera mundial y todo se vino abajo, dejando a Grecia inerme y endeudado hasta las cejas, mientras los pilares de la economía griega, el turismo, la industria naviera y la construcción entraban en una profunda caída y los bancos griegos en la quiebra.

En 2008 un tercio de la deuda griega (de un total de 183.200 millones) era poseída por bancos alemanes y franceses y otro 22% por bancos de la propia Grecia. Ese mismo año, con la crisis ya desplegada, el nuevo gobierno del PASOK hacía público algo que la cúpula de la UE no podía desconocer: que el gobierno anterior de Nueva Democracia (equivalente al PP griego) había falseado las  cuentas públicas con ayuda de Goldman Sachs (otro megabanco norteamericano del que Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo, era el responsable para Europa) y que el déficit público no era del 3,7% sino del 12,5% del PIB.

Esto disparó la alarma sobre el riesgo de impago de los préstamos por parte del Estado griego. Los bancos internacionales que habían estado haciendo pingües negocios con la deuda griega, necesitaban ahora desprenderse de ella. En este punto se formó la Troika, integrada por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE, supeditado al gobierno alemán) y el Fondo Monetario Internacional (disciplinado a EEUU). Esta Troika lanzó un primer préstamo a Grecia en 2010 (el primer “rescate”) y negoció un Memorándum con el gobierno de aquel momento del PASOK (equivalente al PSOE griego) para asegurar el pago a los acreedores. En 2011, ante el impago inminente, vino el segundo rescate, que es el que vence este febrero y  ha sido prorrogado.

Para atar el rescate, la UE creó el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), por el cual los gobiernos europeos avalaban a los bancos y fondos prestamistas en caso de que el gobierno griego no pagara. El BCE también compró deuda a los bancos privados y, en menor medida, el FMI.

A cambio, el gobierno griego aplicó dolorosas medidas de ajuste como despidos masivos de trabajadores públicos, bajadas drásticas del salario a los restantes, reducción de una cuarta parte del salario mínimo, anulación de los convenios colectivos, fuertes subidas de impuestos al pueblo, aumento de la edad de jubilación, rebajas drásticas de las pensiones, desmantelamiento de la sanidad y la educación, privatización del patrimonio público. Con estas medidas de saqueo, los acreedores internacionales se aseguraron que las riquezas de Grecia iban a sus bolsillos y no a las necesidades sociales y al desarrollo del país. Las consecuencias son de todos conocidas: hundimiento de la economía, crecimiento masivo de la pobreza y una enorme desigualdad.

Pero… ¿a quién rescataron en realidad?

Luis de Guindos, Ministro de Economía, ha declarado que gracias a los “rescates” europeos de Grecia, aquel país “ha mantenido sus servicios públicos y ha podido pagar a sus doctores, policías y a sus jubilados”. Pero este antiguo responsable de Lehman Brothers para España miente a sabiendas. Solo el 11% del dinero del rescate ha sido utilizado para los gastos del Estado griego. El resto, el 89%, se ha usado para pagar amortizaciones de la deuda, intereses de la misma, rescates a la banca o pagos al FMI.

Esta es la gráfica con el desglose:

Mediante estas políticas de préstamos, compras y avales, la deuda griega ha pasado de manos de los bancos privados a los Estados de la UE. ¡El “rescate” de Grecia ha sido en realidad un rescate de la banca internacional a costa de los trabajadores y el pueblo griegos y del resto de Europa! Un negocio redondo: los beneficios se los quedan los banqueros y los riesgos (y un hipotético impago) los Estados, a costa de los pueblos. El gráfico adjunto resume esta enorme y fraudulenta transferencia:

Una deuda cada vez mayor y más impagable

Hay que añadir, además, que los brutales planes de ajuste no han servido en absoluto para reducir la deuda. En realidad, nunca lo han pretendido. Por el contrario, ésta se ha disparado hasta los 340.000 millones actuales, una cifra equivalente al 185% del PIB (el valor anual de la economía griega), una cantidad que es absolutamente imposible de devolver. Pero mientras no llegue el momento inevitable en que decidan aceptar la suspensión de pagos, el país deberá seguir siendo desangrado, vendido, empobrecido y sometido.

En 2008, antes del primer rescate, la deuda era casi la mitad (183.000 millones). En vísperas del segundo rescate (julio 2011) Grecia pagaba el 29% de sus ingresos públicos en intereses; y si se le sumaba la devolución de los préstamos, ya era más del 50%. El país sigue arruinado y los trabajadores y el pueblo en niveles desconocidos de pobreza, pero los banqueros internacionales han seguido y siguen ganando dinero a costa del sufrimiento griego.

Alemania no ha pagado reparaciones por la ocupación nazi

Alemania es hoy la mayor potencia económica de Europa. Paradójicamente, aunque hoy el gobierno alemán sea la parte más beligerante contra cualquier opción de reestructurar o condonar la deuda griega, su crecimiento económico fue posible debido a que se benefició en 1953 de una quita del 63% de su propia deuda.

En 1941, la Alemania nazi invadió Grecia e instaló allí un gobierno títere que hizo que el Banco de Grecia suscribiera un crédito equivalente a 3.000 millones de euros para sostener la ocupación militar. Este dinero nunca ha sido devuelto. La ocupación, además, fue brutal, destruyó infraestructuras y arruinó a Grecia. Un solo dato nos da idea de la tragedia: 300.000 griegos murieron de hambre en 1941-42. Una estimación hecha por Jacques Depla, antiguo asesor de Sarkozy, cifra los costes de la ocupación alemana en 575.000 millones. Un informe encargado por el gobierno griego calcula en 162.000 millones los costes de reparación al país. Sin embargo, la única compensación alemana a Grecia son 60 millones pagados en 1960.

A pesar del tiempo transcurrido, aquella época tiene relevancia económica y política para entender la situación actual. Muchos alemanes piensan que la situación de Grecia es debido a que los trabajadores griegos son vagos. Pero la verdad es que como media trabajan 600 horas anuales más que ellos y cobran mucho menos. Sin embargo, Alemania es una economía industrial avanzada, con un alto nivel tecnológico, que domina el espacio económico europeo y a la que le fue perdonada su deuda de guerra. Grecia, que fue ocupada por la Alemania nazi y cuando ésta fue derrotada, por la “democrática” Gran Bretaña, no recibió reparaciones, tiene una economía atrasada y de bajo nivel tecnológico y jamás ha salido del estado de dependencia respecto a las grandes potencias continentales.

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