Para el gobierno Renzi: «bueno» significa «privado»

No se detiene la movilización de los trabajadores temporarios, los profesores y los estudiantes.

Ha sido noticia el grotesco video-mensaje del [primer ministro] Matteo Renzi en defensa del proyecto de ley sobre la escuela. Como buena basura de transmisión televisiva de tercer orden, el primer ministro compareció ante un pizarra de preguerra, con un pedazo de tiza. Luego trató de explicar por qué defiende su «buena escuela»  y escribió en la pizarra los cinco puntos fuertes de su «reforma».

Muchos maestros han bromeado sobre el hecho de que cometió un error escribiendo en la pizarra sobre la cultura humanista, en lugar de humanística. Pero  estamos acostumbrados a la ignorancia de nuestros ministros o primeros ministros. Todo el mundo recuerda las  gaffes de la ministro de Educación Gelmini, que había hablado públicamente de un túnel subterráneo que une Suiza y Gran Sasso, no nos sorprende.

Lo que llama la atención, sin embargo, es la evidente dificultad del gobierno frente a las protestas del mundo de la educación, los maestros en primer lugar: para esto el primer ministro tenía que participar en este ridículo vídeo con la pizarra in situ.

 

La privatización de la educación pública y el estudiante-trabajador no remunerado

Renzi no ha sido un buen estudiante (al menos en Humanidades) pero seguramente estudió en la rentable escuela de Marchionne [actual dueño de la FIAT). Al igual que Marchionne, que ha impuesto en la FIAT un modelo basado en el autoritarismo, la disciplina y la sobreexplotación, la eliminación de la concertación política tradicional con el sindicato más representativo (en este caso, la FIOM). Así, Renzi ha decidido imponer un modelo autoritario y corporativo basado en la figura autocrática del dirigente-sheriff.

Aunque en este caso, el primer ministro ha decidido ignorar las reivindicaciones (por otro lado, tímidas) del principal sindicato (en términos de adhesión) entre los trabajadores de la escuela: la CGIL. Ninguna concesión se hizo, por ahora, a diferencia de FIAT, incluso a los sindicatos amarillos (CISL y UIL).

Por otra parte, el balance financiero del Estado italiano (el país europeo con mayor deuda pública después de Grecia) es menos optimista que el de la FIAT. Es por esto que para la escuela pública, como se hizo con el transporte, la salud y los servicios sociales, el camino para el gobierno es la privatización. La friolera de ocho mil millones [de recortes] del gobierno de Berlusconi (con la infame contadora Gelmini) no fue suficiente ni para el gobierno italiano ni para la Troika.

Si se tienen en cuenta los aspectos más destacados del proyecto de ley, lo que emerge es la transformación de las escuelas en empresas dirigidas por un director-manager dotado de superpoderes: desde elegir el personal de sus escuelas (con los consiguientes fenómenos de clientelismo y discriminación) hasta la posibilidad de aprovechar la financiación privada donde lo considere oportuno.

En su pizarra, Renzi ha indicado como primer punto y elemento «fuerte» de la «buena escuela» la alternancia escuela-trabajo: es un hecho real. Con la contrarreforma aumentan las horas de escuela-trabajo. Traducido, significa que los estudiantes dedicarán muchas más horas de su tiempo de escuela a… trabajar gratuitamente en la empresa.

Es fácil predecir que las empresas que optan por donar fondos a una escuela en la zona recibirán a cambio acuerdos que les permitan ahorrar en personal. Es un fenómeno que ya se lleva a cabo, y que esta contrarreforma está destinada a agravarse: los estudiantes resignan muchas horas de enseñanza, valiosa para su formación, para realizar prácticas no retributivas en empresas de la zona… Y a menudo  en empresas que poco o nada tienen que ver con los estudios que cursa el alumno. Un gran ahorro para los patrones, que así pueden no contratar personal.

 

La  efectivización de trabajadores temporarios: sí, pero, ¿cómo?

La tan publicitada incorporación definitiva de cien mil trabajadores temporarios de la escuela no ha convencido a nadie, mucho menos a los mismos temporarios. En primer lugar, hay que señalar que el gobierno está obligado a efectivizar a los temporarios en las escuelas por una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo, que ha sancionado a Italia por la ilegítima reiteración de contratos de tiempo determinado.

De hecho, existe una ley que requiere la efectivización en la administración pública después de 36 meses de trabajo: principio completamente ignorado por razones de ahorro. Los contratos temporarios se repitieron sistemáticamente durante años o décadas, para evitar el pago de los meses de verano y del decimotercer salario [aguinaldo].

En los últimos años, la situación laboral de los trabajadores temporarios ha empeorado de manera constante: la reducción de las horas de trabajo en muchas materias (sobre todo después de los recortes de la Gelmini), la quita del pago por vacaciones (es decir, 1.000 euros menos por año), la prórroga en el pago de la indemnización por despido, los retrasos en el desembolso de los pagos por suplencias, etc. Se les ha pedido a muchos trabajadores temporarios que realicen cursos costosos (unos 3.000 euros) con asistencia obligatoria… que hoy se convierten en basura de papel.

El plan de incorporación excluye a priori a decenas de miles de profesores calificados que, después de años de trabajo y sacrificio, tendrán que olvidarse para siempre de obtenerla. El proyecto de ley dice, en efecto, que, a partir de ahora, ya no se pueden extender los contratos de trabajo en la escuela más allá de los 36 meses: en otras palabras, para eludir la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo… el gobierno rechaza todo.

Ahora, los que tengan la «suerte» de estar cubiertos por el plan de contratación, tendrán que adaptarse a lo peor. En primer lugar, porque serán llamados a discreción de los dirigentes; en segundo lugar, a partir del año escolar 2016-2017, después de un año de prueba en la provincia de pertenencia, que los habilitará como “profesional regional”, podrán designarlos para tomar horas en escuelas lejanas del lugar en el que viven (y no pueden negarse, so pena de despido); por último, ser chantajeado de por vida, ya que sus contratos se renuevan de tres años en tres años…

Todo esto, por cierto, sin saber exactamente lo que va a enseñar y cómo. La idea del gobierno es, de hecho, utilizar esta masa de contratados como sustituta en las distintas escuelas o reproducir las actividades por la tarde y por la noche (por lo tanto, sin ninguna reglamentación de tiempos).

Para el personal que ya está en el lugar,  las cosas no van a ir mucho mejor: los que pierden el puesto en una escuela o eventualmente piden transferencia terminarán también en los notorios “registros regionales”, y tendrán que aceptar lo que se les dé, bajo pena de despido. Todo esto mientras el contrato de trabajo no se renueva desde 2006 y los salarios se han vuelto cada vez más inadecuados al costo de vida. No solo eso: en el proyecto de ley se establece explícitamente que todos los puntos que están en contradicción con el acuerdo laboral nacional vigente … implican la cancelación del propio contrato nacional!

 

¡Adelante com la movilización!

Renzi ha basado su campaña en favor de la escuela primaria presentándose como el defensor de los profesores (contando con el hecho de que una buena parte de los maestros tradicionalmente ha votado siempre por el Partido Demócrata). El día después de su elección como primer ministro, entre los trabajadores de la escuela y también entre los padres , se habían creado muchas ilusiones acerca de la «salvación».

Ahora, todas las ilusiones sembradas se están revelando como un boomerang para el gobierno: no es casual que las huelgas recientes (en particular, la del 5 de mayo) hayan tenido una de las más altas adhesiones de la última década. Por encima de todo, es la primera vez que la escuela hace huelga y protesta masivamente contra el partido demócrata en el gobierno. Es una señal de que la medida es total. Los estudiantes también hicieron oír sus voces, especialmente con motivo del boicot a las pruebas INVALSI [Instituto Nacional de Evaluación del Sistema Educativo]. Y la sensación es que estas movilizaciones son solo una pequeña muestra de lo que va a suceder en el otoño.

Mientras escribimos este artículo, el gobierno está tratando de aprobar a toda prisa la ley en el Senado. Pero los maestros –y sus sindicatos, bajo la presión de la base– anunciaron que la protesta no se detendrá con la aprobación de la ley en el Senado. Las huelgas ya están previstas para el escrutinio de fin de año (las operaciones con las que se asignan los votos de los estudiantes) y, por parte de los comités de lucha de los sindicatos más combativos y por algunos sindicatos de base, se está considerando la posibilidad de continuar hasta el final (posiblemente romper las limitaciones de la ley 146/90 que impide la huelga prolongada en este sector).

Pero lo más importante es que la escuela se está convirtiendo en un catalizador de todo el descontento social: los trabajadores ferroviarios del [sindicato] Cub expresaron solidaridad con la movilización de los maestros, diciéndose dispuestos a las movilizaciones unitarias hasta la huelga general. Una solidaridad semejante vino del mundo de los trabajadores metalúrgicos. Los mensajes fueron recibidos con entusiasmo por los trabajadores de la escuela, lo que demuestra que la situación se está convirtiendo en explosiva y es fuerte la demanda para una nueva huelga general (huelga que, por ahora, las burocracias sindicales no tienen la intención de proclamar, aparte de alguna externalización no seguida de hechos, como la de Landini [sector de la dirección sindical que se dice de ‘izquierda]).

 

Es necesario un sindicalismo combativo

El destino de la escuela pública, así como el de todos los otros sectores afectados por la crisis, puede encontrar una salida solo con una única gran movilización, unitaria y masiva, que empalme con la huelga indefinida contra el gobierno Renzi.

Pero, para lograr este fin, es necesario que los trabajadores se organicen de manera independiente del gran aparato sindical de concertación: necesita un sindicalismo combativo, que ponga la unidad de las luchas y la democracia sindical en el centro de su acción.

Sindicalismo que, como es lógico, el gobierno Renzi y Confindustria [cámara patronal] están tratando de destruir, como lo demuestra el vergonzoso acuerdo de representación que cancela la actividad sindical en las fábricas: un acuerdo contra el que muchos han llorado, pero que, pruebas al canto, muchos han firmado: desde la FIOM de Landini hasta Cobas-trabajadores privados y (malas noticias de última hora) incluso la USB [sindicato supuestamente combativo).

Los patrones, el gobierno y los grandes aparatos burocráticos, contando con la debilidad y la fragmentación del sindicalismo «combativo»,  ganaron una importante batalla. Pero la guerra no ha terminado: es necesario para los activistas honestos y los trabajadores se opongan con determinación a las desastrosas decisiones de sus dirigentes, tanto en los grandes como en los pequeños sindicatos. Sin sindicalismo combativo solo sufriremos las políticas de austeridad. ¡No los dejemos ganar! ¡Construyamos la oposición de clase a los gobiernos de los patrones!

Traducción: Natalia Estrada.