Entrevista a Yasser Munif

La tragedia siria es hoy una cuestión moral y política clave. Sin embargo, no ha sido fácil para los izquierdistas de todo el mundo decidir cuál es su postura respecto a Siria.

Con el objetivo de iluminar la historia y el carácter del conflicto sirio, Yusef Khalil llevó a cabo para Jacobin una extensa entrevista con Yasser Munif, un académico sirio que estudia los movimientos de base en el país.

El amplio debate que sigue se centra en cuestiones fundamentales como el carácter del régimen de Assad; las raíces y el desarrollo de la revolución siria y los diversos grupos de oposición activos allí; los intereses y las intervenciones regionales y mundiales; y las tareas y responsabilidades de la solidaridad estadounidense.

Por Yusef Khalil

Las Naciones Unidas han catalogado a Siria como la peor crisis humanitaria de nuestro tiempo. Más de once millones personas, lo cual es más de la mitad de la población siria, han sido desplazados. Cientos de miles se han trasladado a Europa, con miles ahogas en el mar debido a la frontera de Europa y las políticas de asilo. Hay 4,8 millones de personas refugiadas en Turquía, Jordania, Líbano y países vecinos, y 6,6 millones están desplazados dentro de Siria. Más de la mitad de ellas son niños y niñas. ¿Son simplemente víctimas de una crisis humanitaria? ¿De qué huyen y qué experiencias llevan consigo?

Evidentemente, además de ser una crisis humanitaria, es también una crisis política. No podemos entender la cuestión de las personas refugiadas sin conectarlo al conflicto sirio y la revolución siria. Como tal, tenemos que conectarlo a la historia reciente de Siria y el proceso político de allí.

Ese es uno de los principales problemas. La gente que ha estado trabajando con la gente refugiada muchas veces disocia la cuestión de los refugiados del conflicto sirio en general. En su mayor parte tienen una visión ahistórica y apolítica de las y los refugiados. Los ven simplemente como individuos que necesitan ayuda y apoyo. A mi parecer eso es improductivo. Creo que esta cuestión es una extensión de la revolución siria. Es un subproducto y debe ser entendido en ese contexto más amplio de la revolución siria y ser politizado.

Muchos de los activistas y organizadores que apoyaban el movimiento de base en Siria terminaron trasladándose a Turquía y a los países vecinos en Europa debido a la magnitud de la violencia, el desplazamiento, el aislamiento político, etc. Son una extensión de esa revolución y muchos de ellos siguen operando en Europa, y son, en cierto modo, una parte orgánica de esa revolución. Ese es el primer problema. Creo que esa idea de que se trataría simplemente de una crisis humanitaria que necesita ser resuelta como tal es muy problemática.

La segunda cuestión es la forma en que las personas refugiadas, sirias o no, son percibidas como individuos con necesidades individuales. Creo que también es un problema importante. En cambio, creo que tenemos que pensar en esas personas como comunidades que tienen derechos políticos y tienen culturas que necesitan ser preservadas y apreciadas. En lugar de ello a menudo son dispersados en diferentes pueblos y ciudades de los países europeos. La razón por la que están haciendo eso es que creen que al dispersar esas poblaciones evitarán una alta concentración de musulmanes, y con ello potenciales amenazas a Europa, el terrorismo etc. Ése es el segundo problema, la idea de pensarlos como individuos en vez de comunidades.

En tercer lugar, inicialmente, hubo mucha solidaridad con las personas refugiadas, pero más tarde, cuando hubo varios ataques terroristas en Europa y luego también en Estados Unidos, la opinión pública cambió y mucha gente europea y occidental en general se mostro muy escéptica respecto a la gente refugiada. Gran parte la percibe como posibles terroristas. Esa es otra cuestión que debe abordarse.

Esto también está alimentando la política derechista, nazi, xenófoba, la cual está produciendo un binario entre Europa y la región siria, como si hubiera un choque de civilizaciones entre esos árabes “bárbaros”, potenciales “terroristas”, etc. y por otro lado, la cultura occidental y los valores cristianos. No existe término medio. Se percibe como un choque de civilizaciones, y no hay solución sino una completa separación entre esas dos poblaciones.

Ya sea en Europa o aquí en Estados Unidos, la manera en que la cuestión de la gente refugiada se despliega en el campo político se nutre de esos discursos sumamente racistas y xenófobos. Eso también debe ser criticado, especialmente por la izquierda y los grupos y partidos progresistas. Debemos luchar por la integración de las y los refugiados. Se les debe otorgar derechos como a los occidentales europeos, y deben ser considerados como comunidades.

Mencionaste la necesidad de conectar la cuestión de los refugiados con la historia reciente. ¿Cómo caracterizarías al régimen sirio y su desarrollo a fin de que podamos obtener una mejor idea de lo que ha estado sucediendo?

El régimen sirio tiene una larga historia de al menos cuatro décadas. Es un régimen totalitario, sectario y, más recientemente, neoliberal. Hafez al-Assad, padre del actual dictador, tomó el poder en 1970 y aisló al segmento radical del Partido Baaz, el grupo dirigido por Salah Jadid. Desde entonces, inició su proceso de des-radicalización del Partido Baaz.

Inicialmente, el Partido Baaz contaba con el apoyo de parte de la clase media, del campesinado y de grupos socialmente marginados, y se oponía a los terratenientes, pero esa política inicial empezó a desaparecer. En cambio, Hafez al-Assad comenzó a impulsar una política más conservadora. Todo el nacionalismo y el anticolonialismo de los años sesenta y setenta pasaron a segundo plano, y en su lugar, Assad comenzó a introducir más desregulación en la economía.

La economía estaba obviamente más centralizada al principio, y algunas personas la percibieron como una forma de economía socialista con un gran sector público etc. Todos estos diferentes elementos fueron desmantelados por el padre y luego por el hijo, Bashar al-Assad, y a partir de mediados de los años noventa, hubo un empuje por más sectores privados y capital privado; El desmantelamiento de algunos sectores públicos, el fin de los subsidios y, cada vez más, universidades privadas etc. Eso generalmente se entiende como el giro neoliberal en Siria.

Hay una combinación de un Estado policial totalitario que básicamente monitorea cualquier tipo de acción o actividad política. La política está evidentemente prohibida. Los sindicatos fueron completamente reprimidos y desmantelados en la década de 1980, cuando hubo varias huelgas en 1980–81. Esos líderes fueron encarcelados y muchos de ellos huyeron del país. En su lugar, el régimen de Assad puso a miembros del partido Baaz en la dirección de esos sindicatos. No hubo espacios políticos en Siria durante al menos varias décadas.

Es también un régimen sectario. Utiliza dos discursos diferentes. En público, se presenta como laico, no-religioso, inclusivo etc., y al mismo tiempo está operando un discurso muy sectario. Creo que eso es muy importante porque a menudo se malinterpreta. Algunas personas creen que el régimen de Assad es en realidad un poder socialista y antiimperialista en la región. Eso no es muy preciso si examinamos la larga historia de Siria.

¿Cuán laico es el Estado sirio? En qué consiste el laicismo bajo Assad?

Creo que el régimen sirio fue muy inteligente al proyectar la imagen de ser moderno y laico, contra el sectarismo, inclusivo. Como sabemos, hay diferentes sectas y religiones en Siria. Todos vivían juntos y compartían el espacio político, pero eso está lejos de la verdad.

Assad en realidad construyó desde bien temprano un equilibrio muy sutil entre sunitas y alauitas, y entre el partido y el ejército, a fin de consolidar su poder. Obviamente no podía hacerlo únicamente mediante el apoyo de los alauitas, por lo que necesitaba el apoyo de los sunitas. Esto lo logró otorgando algunas posiciones a ciertos generales y comerciantes etc., pero cada vez que había confrontaciones, y en cada purga, los alauitas ganaban y conseguían más posiciones estratégicas dentro del ejército, el aparato de seguridad y dentro del partido. El régimen de Assad jugaba con estas contradicciones, instigando la oposición entre la clase sunita urbana y la clase sunita rural y sunitas de diversas regiones, aprovechando estas contradicciones y diferencias para consolidar su poder.

Cuando hubo un enfrentamiento con la Hermandad Musulmana a principios de la década de 1980, el régimen sirio aplastó la rebelión de la Hermandad Musulmana y mató entre veinte y cuarenta mil personas en Hama, dependiendo de diferentes estimaciones. Para socavar el poder de la Hermandad Musulmana, permitió a algunos jeques saudíes abrir escuelas religiosas y propagar sus ideologías wahhabíes entre la población en los años ochenta. Lo hizo con la aprobación de Arabia Saudí, siempre y cuando Arabia Saudí prometiera no apoyar a la Hermandad Musulmana. Aprovechaba todas estas diferentes contradicciones y desplegaba discursos sectarios entre ciertos segmentos de la población, mientras que al mismo tiempo se presentaba como un régimen o poder laico y moderno. Creo que eso es importante.

Por cierto, sigue habiendo este tipo de doble discurso. Eso confunde a muchas personas que creen o ven sólo el aspecto sectario o sólo el aspecto laico, dependiendo de la afiliación política y de lo que se quiere ver, pero ambos discursos están siendo desplegados por el régimen sirio. El régimen sirio está utilizando el sectarismo no como un aparato ideológico, sino más bien como una herramienta pragmática: abatir a una parte de la población contra la otra para consolidar su poder, en lugar de usar el sectarismo como lo hace ISIS, como fundamento de su Estado.

Los partidarios de Assad también afirman que hay un alto grado de unidad entre todos los sectores de la sociedad siria en torno a su presidente, y algunos dicen en torno a su presidente “elegido democráticamente”, contra la invasión extranjera de su país. ¿Cuál es la base de apoyo de Assad? ¿Cómo es eso?

Assad tiene cierto apoyo. Creo que sería inexacto negarlo, pero el régimen de Assad ha estado usando una combinación de hegemonía y fuerza para consolidar su poder, así que parte de la población le teme y por lo tanto no están dispuestos a protestar o a unirse a la rebelión debido a las posibles consecuencias. Como mencioné anteriormente, el régimen de Assad utilizó una serie de estrategias diferentes para dividir la población entre urbano y rural, entre la clase media y los pobres que viven en asentamientos informales etc.

Usando esas diferentes contradicciones y enfrentando a diferentes poblaciones entre sí, y usando el sectarismo para enfrentar, por ejemplo, a cristianos y judíos contra otros, el régimen de Assad logró pacificar parte de la población y enviar un mensaje doble. Parte de la población teme al régimen y en consecuencia no está dispuesta a unirse a las protestas y apoyar la revolución. Esto se percibe como apoyo al régimen, porque son la mayoría silenciosa. No apoyan, pero tampoco pueden oponerse realmente al régimen sirio con su aparato de seguridad y su ejército desplegado en el espacio urbano etc.

Parte de la población y algunas de las minorías creen que el régimen sirio es su único protector y que es el escenario u opción menos malo para ellos; que las otras opciones son mucho más crueles. Por tanto están dispuestos a permanecer callados y no oponerse al régimen. Creo que hay un gran segmento de tales minorías, por lo que el régimen ha jugado esa carta de protección de minorías. Eso funciona bien en Occidente. Cada vez que se protege, entre comillas, al “cristiano” o a cualquier minoría, se percibe como algo bueno, porque los sunitas son obviamente percibidos como una amenaza. Eso es parte de la imaginación orientalista. Los sunitas son la mayoría y por tanto son por definición una amenaza para las minorías.

Algunos sectores de la población se benefician de lo que está sucediendo, o no les afecta realmente. Hay algunos barrios ricos que están completamente desconectados del conflicto actual y de la violencia. No la perciben. El régimen sirio también fue muy astuto al evitar cualquier tipo de confrontación en esos barrios. Por lo general, fue mucho más ambivalente y, como digo, poco dispuesto a usar la fuerza en esos barrios, a fin de evitar cualquier confrontación o alienación de la población.

Yo diría que es una combinación de hegemonía y fuerza, por un lado, pero hay un pequeño segmento de la población. . . Muchos de los alauitas creen que si Assad fuera derribado, habría una amenaza directa de ser desplazados o podrían estar amenazados por la mayoría sunita. No creo que eso tenga una base sólida. Creo que es simplemente aprovecharse de las contradicciones y las diferencias para consolidar su poder.

Entonces, ¿cuáles son las causas subyacentes que llevaron a la revolución contra el régimen?

Hay varias razones, obviamente, pero la más importante son los cuarenta y tantos años de dictadura. Pienso que se trata de una combinación de razones internas relacionadas con la dictadura, una dictadura que llegó a sus límites, y también razones originales y globales.

Las razones domésticas o internas han sido muy bien y ampliamente documentadas. El Partido Baaz solía tener una ideología nacionalista y se oponía al imperialismo en los años sesenta y setenta, pero más tarde, muy rápidamente, se convirtió en un partido mucho más moderado, trató de des-radicalizar e invertir muchos de los objetivos progresistas del antiguo Partido Baaz que se implementaron en 1963 hasta 1970.

Creo que el principal símbolo de la nueva era es Rami Makhlouf, primo de Bashar al-Assad, quien en realidad es un símbolo de la corrupción y la nueva ola de neoliberalismo en Siria. Algunas personas han mencionado que la sequía de 2007 y 2010 desempeñó un papel en la división de parte de la población, marginando parte de la clase campesina y empujando parte de esa población a las afueras de las grandes ciudades y formando esos cinturones de miseria. Yo creo que es una de las razones, pero no creo que sea una razón fundamental.

Además de esas razones internas, creo que es importante relacionar la revuelta siria con el contexto más amplio de las revueltas árabes. No podemos entender el levantamiento sirio sin conectarlo a este levantamiento o revuelta árabe más grande. Creo que en muchos sentidos es el fin de un orden totalitario en la región. El orden totalitario alcanzó sus límites y no puede sobrevivir ni continuar durante mucho más tiempo. Ha quedado, en cierto modo, obsoleto y se enfrenta a grandes desafíos. En muchos sentidos es el fin del orden totalitario, similar al modo en que el bloque socialista acabó en los años noventa. Es un desmantelamiento estructural de ese orden.

Eso no significa necesariamente que vamos a tener democracias en la región. Podríamos tener una nueva versión de ese orden totalitario, más militarizado, pero lo que solíamos tener durante treinta o cuarenta años, dependiendo del país, después de la descolonización ya no puede sobrevivir. Estamos básicamente en una nueva coyuntura, iniciando una nueva era en la región. Siria está conectada con eso orgánicamente. No puede separarse de ese proceso regional y por lo tanto debe entenderse dentro de ese contexto más amplio.

Por último, está el contexto de la crisis económica mundial. Creo que eso generó numerosas protestas por todo el mundo y que las protestas árabes son parte de esas protestas globales. Eso no necesariamente implica un vínculo directo o determinista entre la economía y lo político, pero definitivamente hay alguna conexión entre los dos. Las políticas neoliberales en la región y en Siria tuvieron grandes repercusiones. La crisis económica, obviamente, y la crisis alimentaria, antes, también tuvieron repercusiones importantes en el mundo árabe en general, y también en Siria. Es una combinación de todas estas diferentes fuerzas las que básicamente llevaron a la revolución.

¿Cómo debemos entender el conflicto actual en Siria? ¿Es una revolución? Algunos lo llaman guerra civil. Otros lo llaman guerra de poder internacional. ¿Cómo debemos entenderlo, y por qué un foco principal de la revolución siria apunta muy específicamente al presidente sirio, Bashar al-Assad?

Para empezar diría que hay dos dimensiones diferentes de la crisis siria. Creo que la primera es un conflicto extremadamente complejo con múltiples ramificaciones, y la segunda es una situación simple. Creo que debemos comprometernos con esas dos dimensiones al mismo tiempo.

La simplicidad de la situación siria es que hubo una revuelta nacional popular que se opuso a un régimen totalitario, como he mencionado antes. Eso es cierto en toda la región árabe. Esa es la clave para entender lo que está sucediendo en Siria. Creo que eso es realmente el punto de partida para entender lo que está sucediendo en Siria. Después hay obviamente mucha complejidad y confusión, pero no creo que podamos entender realmente el conflicto sirio sin entender que el origen de la rebelión es la oposición al presidente sirio y al régimen.

El régimen sirio, claramente, como todos los regímenes árabes, sabía que no podía oponerse a un levantamiento pacífico y popular durante mucho tiempo. Tuvo que ensuciar las aguas de alguna manera, creando algún tipo de confusión. Lo hizo deliberadamente y muy pronto. Por eso enfrentó la protesta pacífica con la fuerza. Si el régimen sirio se hubiese opuesto a la rebelión sólo sobre la base de la protesta pacífica y las reformas y demandas, habría perdido la batalla hace mucho tiempo, por eso desplegó una serie de estrategias para crear esa confusión.

Una de estas fue el muy pronto empuje por la militarización. Creó violencia geográfica. Lo hizo matando a manifestantes pacíficos durante meses y meses y meses. Varios miles de manifestantes fueron asesinados antes de que hubiera una militarización del levantamiento sirio. Creo que eso es importante. La gente no optó por oponerse al régimen sirio con armas.

En realidad, la mayoría de los que apoyaban la revolución estaban convencidos de que si se convertía en un levantamiento militarizado, perderían. Yo era uno de esos. Creo que muchos de nosotros cambiamos nuestra posición al darnos cuenta de que la militarización no era opcional; Era la única forma en que la gente podía defenderse contra la violencia del régimen sirio, el cual no estaba dispuesto a retroceder ni acordar ningún tipo de reforma, ni siquiera la más simple.

La segunda herramienta que utilizó fue la islamización del levantamiento y de la revuelta, encarcelando y aprisionando a los segmentos laicos de la revuelta, torturándolos y matando a muchos de ellos. Estos fueron percibidos por el régimen como una amenaza principal. Por otra parte, como se ha dicho muchas veces, el régimen liberó a muchos islamistas de sus prisiones en 2011, 2012. Muchos de ellos se convirtieron en líderes importantes de los principales grupos yihadistas, entre ellos los líderes de Ahrar Ash-sham y Jaysh al-Islam y muchos de los líderes de Al Qaeda etc. Ciertamente, el régimen sirio se sentía más cómodo aplastando a una oposición yihadista e islamista que a una oposición laica, popular y nacional.

El tercer elemento que utilizó fue la sectarización, atacando básicamente aldeas sunitas y aldeas chiitas, y asegurándose de que no hubieran confluencias o alianzas, aunque éstas se estaban dando al principio. Ésa era obviamente una de las principales amenazas para el régimen sirio, y por eso hizo un gran esfuerzo para provocar una fractura entre sunitas, chiitas y cristianos y asegurarse de que no hubiera alianzas posibles.

Los que también fueron atacados son los alauitas que apoyaron la revuelta siria. Fueron combatidos con mucha violencia, muchas veces asesinados, encarcelados. Algunos de ellos siguen encarcelados debido a su apoyo a la revuelta siria. Fueron percibidos como principal amenaza para el régimen ya que éste no quería ningún tipo de oposición dentro de la secta alauita.

Por último, creo que impulsó la internacionalización al invitar a Irán y a Rusia y otros a desempeñar un papel en lo que está sucediendo, e incitar a otros, como Arabia Saudí y Turquía, a desempeñar un papel importante en el apoyo a diferentes grupos de la oposición. Creo que es la combinación de esos dos factores: por un lado socavar y borrar la protesta popular, asegurarse de que se vuelva invisible al asediar esa revuelta, silenciar esas voces y impulsar esas diferentes estrategias que también socavan la revuelta siria y que son parte de la contrarrevolución.

Es una guerra de relatos diferentes, como ha sugerido Gilbert Achcar. El discurso es un campo de batalla, y tenemos que percibirlo como tal. No es simplemente una representación de lo que está sucediendo; es un campo de batalla. Por eso es importante impulsar la narrativa revolucionaria de base que ha sido completamente aislada, silenciada, marginada y, para muchos, impensable. Por eso, creo, debemos destacar esa lucha y asegurarnos de que la gente se entere de ella.

Algunos desde la izquierda han dicho que necesitamos detener la demonización de Bashar al-Assad. Querría volver a la pregunta anterior, ¿por qué un foco principal de la revolución siria se dirige específicamente a Bashar al-Assad?

El régimen de Assad es básicamente giratorio y se ha construido alrededor del culto a la personalidad. La dictadura en Egipto es muy diferente a la de Siria. La dictadura en Egipto es institucional. Como hemos visto, después de Abdel Nasser, estuvo Sadat, y después de eso Mubarak, etc. Es una institución dictatorial que no necesariamente depende de una familia o un individuo o una secta, a diferencia de Siria, donde todo el sistema se construye alrededor de una secta, de una familia, del individuo.

Como tal, se ha convertido en un símbolo principal contra el cual los manifestantes se oponían. No queda claro por qué parte de la izquierda no está dispuesta a entender la anatomía del régimen sirio, cómo el régimen sirio gira en torno a esta figura, la figura paterna, en torno a la cual muchos de los lemas, la ideología, el graffiti en las calles también giran.

En muchos sentidos, si Bashar al-Assad es derribado, creo que podría decirse que el régimen no necesariamente sobreviviría por mucho tiempo, porque está construido de una manera que hace casi imposible separar la cabeza del resto. A diferencia de otros países, como digo, en Egipto, donde hay instituciones que permiten la sustitución del dictador, como hemos visto con Sisi sustituyendo a Mubarak y preservando toda la dictadura, no creo que tal escenario sea posible. Creo que por eso es muy difícil reemplazar a Assad y mantener la dictadura en Siria. Es por eso que la comunidad internacional y quienquiera está patrocinando Assad no fueron capaces de encontrar un reemplazo.

Has visitado las zonas liberadas de Siria y has presenciado la autoorganización de sirios de a pie. ¿Puedes contarnos más acerca de cómo las personas se organizaron durante las protestas iniciales y también sobre cómo se organizaron después de que el régimen se vio obligado a retirar su aparato represivo de grandes franjas de Siria?

Sí. Pasé varios meses en Siria, sobre todo en Manbij, en 2013 y 2014. Estuve allí durante, creo, un período importante para Manbij. Fueron varios meses después de la liberación de la ciudad. La ciudad fue liberada pacíficamente, sin luchas internas dentro de la ciudad, pero las manifestaciones fueron muy, muy grandes, y la seguridad y la policía y el aparato estatal se sintieron amenazados y huyeron de la ciudad. Con ellos, muchos empleados públicos también huyeron. La ciudad quedó sin recursos, sin experiencia.

Es una ciudad bastante grande en el contexto sirio. Tiene alrededor de doscientos mil habitantes con otros doscientos mil desplazados internos adicionales. Es una población de casi medio millón. Los revolucionarios estaban básicamente tratando de crear instituciones, instituciones políticas e instituciones económicas, para hacer su ciudad habitable. Fue por un lado una forma de política decolonial, descolonizando los espacios que antes ocupaba el régimen sirio, y también decolonizando la cultura, las instituciones y las mentes.

Eso fue lo que percibí y presencié en Siria. Un proceso de deshacerse de la vieja cultura, de adquirir una nueva política descolonial y de repensar la política, el activismo y la organización de diferentes maneras. La gente fue capaz de crear espacios democráticos hasta cierto punto. No quiero presentarlo como un espacio ideal, había obviamente problemas, pero en muchos aspectos lo que la gente fue capaz de lograr fue bastante increíble, a pesar de la falta de recursos.

Fueron capaces de crear un consejo revolucionario y un tribunal revolucionario. Crearon uno de los primeros sindicatos laborales en el país, un sindicato libre e independiente. Tenía, pienso, alrededor de mil miembros. Estaban reconstruyendo la ciudad desde abajo, porque muchos de ellos no tenían necesariamente la experiencia. Muchos de los empleados públicos y funcionarios públicos abandonaron la ciudad porque se sentían amenazados. Pudieron mantener a algunos de ellos, pero muchos también se fueron, y con ello también perdieron una gran cantidad de la experiencia necesaria para hacer funcionar la compañía de agua, y los silos de granos etc. Estaban creando, o recreando, todos estos diferentes espacios.

Esto estaba ocurriendo en el contexto de masiva violencia. El régimen sirio estaba bombardeando esas áreas con frecuencia a fin de debilitar la aparición de cualquier alternativa, porque el régimen sirio siente que el surgimiento de una Siria alternativa, una Siria democrática, una Siria post-Assad, enviaría el mensaje equivocado a quienes todavía la apoyaban y que eso sería el principio del fin. El régimen sirio se siente más amenazado por esas alternativas democráticas que por las dimensiones militares de la revolución siria. En muchos sentidos, esas experiencias y esos experimentos en esas áreas liberadas hacían posible la revolución siria. Eran la columna vertebral de la revolución.

Eran laboratorios donde la gente estaba experimentando todo tipo de cosas, creando nuevos medios, nueva cultura, nuevos discursos, experimentando con nuevas formas de organización, porque estaban organizándose en un contexto muy diferente. Algunos de ellos estaban investigando, organizando etc., y estaban encontrando literatura sobre Europa y otros lugares. Eso no es muy útil en el contexto de Siria y por eso en muchos aspectos tuvieron que reinventar muchas de las estrategias y tácticas que podrían implementar en Siria, en el contexto de la guerra, de la inseguridad, de la tortura, el intercambio de información, asumiendo riesgos mientras lo estás haciendo, traficando mercancías para las zonas sitiadas, traficando medicamentos. Los médicos estaban arriesgándose mucho al hacerlo, a veces cruzando diez, quince puestos de control para asegurarse de proporcionar equipamiento y medicamentos a esas áreas asediadas. Obviamente, si te detienen con ese tipo de equipamiento o medicamento, lo más probable es que vayas a ser torturado y asesinado como médico.

La gente sigue asumiendo esos riesgos y apoyando la revolución de esas maneras, pero en muchos sentidos esas voces son invisibles. No son necesariamente visibles para el público occidental porque están hablando un idioma que no es simplemente árabe, sino un lenguaje organizativo, que no es necesariamente comprensible para una audiencia que está entrenada en la política occidental y en los espacios occidentales. Creo que esto también es parte de la confusión. Las personas no son capaces de discernir y percibir esos increíbles proyectos de base que han estado sucediendo, y aún lo están, en Siria debido a esa desconexión, debido, digamos, a un choque de culturas o malentendidos.

La gente en Siria necesita hacer esa clase de traducción a la audiencia extranjera, a la audiencia internacional y occidental, pero también la gente en Occidente necesita educarse y tratar de ir más allá del relato simplista, orientalista sobre los musulmanes, de ser pío o laico, porque muchos de esos binarios no funcionan y no tienen el mismo significado en Siria.

En Siria, la mayoría de la población es pía y musulmana, y por lo tanto pedir que la población sea laica, en la forma en que algunos países occidentales lo son, no es realista y no es lo que está sucediendo en Siria. Mientras la gente no esté dispuesta a trascender esos binarios orientalistas y hacer un esfuerzo para entender esos procesos, creo que no serán capaces de entender la magnitud y la importancia de la revolución siria.

¿Cuánto existe todavía de esas estructuras de autoorganización hoy, ya sea en Manbij o en otras partes de Siria?

Manbij fue tomada por ISIS poco después de mi partida en 2014, principios de 2014, pero incluso durante ese período de ocupación la gente se organizaba y protestaba. ISIS le tenía en realidad miedo a esa organización y eran intimidados por la población. La gente pudo organizar una gran huelga durante el período ISIS.

Ahora la ciudad ha sido liberada de ISIS. Está bajo el control del Partido de la Unión Democrática (PYD), pero incluso en las áreas de ISIS o las áreas del régimen sirio, la gente se está organizando. Hacen todo tipo de cosas. Parte de esa organización está sucediendo en realidad bajo tierra. La gente tiene hospitales subterráneos. Tienen escuelas subterráneas. Incluso tienen salas infantiles. Organizan actividades para niños, pintura y otros tipos de actividades. Obviamente, ya nadie está dispuesto a enviar a sus hijos a jugar a un parque, y por lo que están creando los espacios subterráneos. Hay toda una vida subterránea. Ese tipo de trabajo está siendo llevado a cabo.

El consejo revolucionario y los consejos locales todavía existen. Existen más de trescientos y están por todo el espectro. Algunos de ellos son muy laicos, otros están muy cerca de algunos de los grupos yihadistas, algunos son independientes, otros lo son mucho menos etc. Algunos de ellos tienen mucho más recursos; Otros son muy pobres, pero todavía están allí. Esos consejos revolucionarios se iniciaron muy temprano, en 2012.

El pensamiento inicial fue en gran medida la obra de Omar Aziz, uno de los importantes intelectuales sirios que fue torturado y murió en prisión en 2013; el fue una de las personas que inspiraron esta idea de organización local, porque en muchos casos esas áreas están desconectadas. A algunas personas les gusta hablar de las repúblicas aldeanas, porque en muchos sentidos tienen que organizarse para operar y proveer a la población a ese nivel local para hacer frente al hecho de que o estás sitiado o es demasiado difícil transportar mercancías de una zona a otra.

Ese ha sido uno de los retos de la organización a ese nivel micro. La micro política, o la forma en que la micro política opera, a menudo se enfrenta a ese tipo de desafíos: ¿cómo operamos a mayor escala cuando hay diferentes grupos que controlan diferentes áreas? Obviamente ha habido conflictos en el pasado, pero la gente es cada vez más capaz de sincronizar y colaborar y operar conjuntamente, pero se trata de un gran desafío.

No creo que debamos percibir la revolución siria simplemente como lo que está sucediendo en Siria como Estado-nación. Creo que es más productivo observar también lo que está sucediendo en los campamentos de refugiados y las diferentes comunidades sirias de la diáspora que están dispersas por todas partes. Esos también son espacios en los que la gente está creando diferentes maneras de respaldar y apoyar la revolución siria de diferentes maneras mediante la recaudación de fondos, la sensibilización, creación de conciencia, ejerciendo presión sobre los diferentes gobiernos, etc.

Algunos afirman que tanto la oposición como la gente en las áreas liberadas o fuera del control del régimen son terroristas y yihadistas. ¿Cómo respondes a esa caracterización?

Creo que es muy inexacto. Creo que los yihadistas tienen un megáfono y se hacen oír. Ellos tienen diferentes medios de comunicación social con grandes seguidores, por lo que su voz se escucha. Eso se diferencia mucho de la situación sobre el terreno. Hay un espectro completo de diferentes fuerzas en el terreno que van desde los más laicos y progresistas hasta los yihadistas.

Al mismo tiempo, creo que hay que hacer una distinción importante. Hay varios grupos diferentes. Existen los yihadistas globales, y eso incluye al Estado Islámico y Al Qaeda. Esos yihadistas globales no están necesariamente interesados en derrocar al régimen sirio como tal, sino más bien en establecer su propio estado, el califato. Sus objetivos trascienden a la nación siria.
Luego están los yihadistas nacionales. Los yihadistas nacionales también están en un espectro. Algunos de ellos son más sectarios o más yihadistas que otros. Muchos de ellos, incluso los más radicales, incluyendo Jaysh al-Islam y Ahrar al-Sham, han dejado claro en varias declaraciones que apoyan una transición democrática nacional y que la gente podrá elegir a sus propios representantes. Su objetivo es derrocar al régimen sirio. Después de eso, están dispuestos a entrar en la arena política. Esto es muy diferente de los grupos globalistas que tienen conexiones y objetivos que trascienden Siria.

Después hay muchos grupos del Ejército Sirio Libre (ESL). El Ejército Sirio Libre es un término paraguas muy heterogéneo que incluye una serie de subgrupos diferentes que también tienen diferentes ideologías. Muchos de ellos tienen una política mucho más laica o moderada.

Muchos sirios apoyan realmente al ESL, el cual se ha convertido en muchos casos en casi un eslogan el cual la gente usa contra los yihadistas. En ciertas regiones podrías ver protesta, gente manifestándose contra Al-Nusra y gente repitiendo eslóganes sobre el ESL, si es que existen en esa región. Ese es el sentimiento popular en la mayoría de esas regiones sirias.

Ahora sabemos que hay una tremenda oposición al Estado Islámico. La gente ha estado luchando contra el Estado Islámico (EI) desde el primer día, desde su aparición en 2012, 2013 en realidad. Han estado haciendo eso de diferentes maneras. Hay una cultura pía en Siria, y la gente es más o menos pía. Esa también es la cultura en la región. Los partidos de izquierda han sido completamente diezmados y destruidos por el régimen de Assad y por los dictadores árabes en general.

Los espacios políticos han sido destruidos y eliminados. En muchos casos, la mezquita y el Islam político eran el único escenario donde la gente podía expresar algún tipo de discurso o descontento social o político. Es por eso que muchas personas están expresando su rebelión y oposición al régimen sirio mediante el uso de ese tipo de discurso musulmán o islámico. Eso no significa que se trate de un discurso sectario o de un discurso que quiera exterminar al otro. En muchos casos, es un discurso inclusivo que no se opone a ninguna minoría, pero la gente es relativamente pía. En muchos casos han demostrado que van a oponerse a la violencia y al gobierno autoritario de los grupos yihadistas, ya sea Al Qaeda, o Ahrar al-Sham, o Jaysh al-Islam, o el EI.

Creo que si no somos capaces de trascender ese discurso orientalista que percibe cualquier forma de lenguaje islámico como jihadista, entonces no creo que podamos realmente entender la situación en Siria. La gente expresa y despliega sus ideologías políticas usando el Islam porque ese es el lenguaje y esa es la cultura. Eso no significa que sea una ideología sectaria o totalitaria. Creo que tenemos que trascender los discursos orientalistas para comprender la profundidad y la geografía de la oposición en Siria.

Hablaste sobre los consejos civiles, y también hablaste sobre los grupos armados. ¿Cuál es la relación entre ellos? Hubo llamamientos desde Darayya en una etapa temprana para que se coordinara el trabajo del ala civil y el del brazo armado del movimiento. ¿Cuán exitosos fueron esos intentos?

Eso es realmente contextual. Depende de la región. Algunos grupos tuvieron más éxito que otros. También depende de si el EI o Al Qaeda eran prominentes o estaban controlando algunas de esas regiones. En muchos casos, si hay un grupo armado poderoso, esos consejos a menudo pierden su independencia. Se convierten en un auxiliar o una extensión de ese grupo armado.

Si sólo hay pequeños grupos armados presentes en la región, existe una relación mucho más simbiótica entre el consejo civil y los grupos armados. Se complementan mutuamente y muchas veces el consejo civil pide al grupo armado que se posicione fuera de la ciudad y que opere en el frente y evite cualquier tipo de actividad dentro de la ciudad etc.

Creo que tenemos que examinar casos específicos para evaluar realmente la situación. En algunas regiones, los grupos armados protegían el consejo civil y dependían en cierto modo del consejo. En otros lugares eran coercitivos y hegemónicos, y subyugando el consejo civil.

Hay, como he dicho, más de trescientos consejos civiles o consejos revolucionarios. En muchos casos, existe una relación muy sana y colaborativa. En otros casos, es un fracaso, y el consejo civil o el consejo local es completamente dependiente o carece de cualquier tipo de autonomía.

Los kurdos parecen tener la plataforma más progresista entre la plétora de actores en el terreno en Siria. ¿Cómo entendemos sus logros en Rojava y cuál es su relación con la revolución, el régimen, Turquía, Estados Unidos y también entre ellos mismos?

El experimento de Rojava tiene obviamente algunos aspectos progresistas y ha estado implementando alguna forma de política horizontal en la región kurda en el norte de Siria e intentando construir redes basadas en la política local. Las mujeres desempeñan un papel importante en esas regiones. Están experimentando con autonomía y autodeterminación y con nuevas ideas y creo que definitivamente tiene algunos aspectos positivos.

Sin embargo, la cuestión principal con ese experimento es que el PYD es hegemónico en la región y ha aplastado cualquier forma de oposición. En 2011 y 2012, se oponía al movimiento popular kurdo que apoyaba la revolución. Incluso hay informes de que los PYD están involucrados en el asesinato de Mashaal Tammo, uno de los líderes intelectuales importantes en esa región y más allá de ella. También marginó a todos los partidos kurdos que no formaban parte de su política ni la aprobaban por completo. Más recientemente, quemaron la sede de un partido político y exiliaron a muchos de los políticos de Hasakeh, Qamishlo y otros lugares.

Ese es el principal problema. El PYD es realmente hegemónico en la región y no permite ninguna forma de oposición o negociación y monopoliza la toma de decisiones. Creo que es importante diferenciar y evitar cualquier tipo de confusión entre los PYD como un partido político y la población kurda que tienen demandas legítimas y han estado luchando por la autonomía y la autodeterminación durante un largo período y luchando contra el chovinismo árabe. Todas estas demandas son obviamente legítimas y los árabes sirios y otros deben apoyar esas demandas legítimas.

El principal problema es con el PYD y el tipo de alianzas que construyó con los rusos y el régimen sirio. No siempre es explícito. A menudo, es una alianza implícita con el régimen sirio y la evitación de cualquier tipo de confrontación entre el régimen sirio y el PYD. El principal acuerdo es que esas regiones se mantienen fuera de la zona de confrontación. El régimen sirio no los bombardea. No hay violencia estatal y los kurdos no se opondrán directamente al régimen sirio.

Por eso, el PYD se ha opuesto a la revuelta siria o la revolución y la ha estado denigrando y muchas veces retratándola en términos muy negativos. A menudo hablan de la revuelta siria de una manera chauvinista y orientalista, especialmente cuando están en Occidente. Tienen una tendencia a representar a la revolución como violenta, como dirigida por los yihadistas, que las mujeres sirias son oprimidas, no desempeñan ningún papel, no tienen papel en el levantamiento sirio etc., y básicamente utilizan el cliché orientalista dominante contra la revolución siria para evitar apoyarla y evitar cualquier confrontación con el régimen sirio.

El régimen sirio está dispuesto a darles cierto espacio o alguna autonomía debido a ese tipo de posición. Ese es el principal problema con la cuestión kurda, pero tienen obviamente demandas legítimas y debemos oponernos a la guerra turca contra los civiles en la región kurda, ya sea en Siria o en Turquía.

Ese es el principal problema con la cuestión kurda, pero tienen obviamente demandas legítimas y debemos oponernos a la guerra turca contra los civiles en la región kurda, ya sea en Siria o en Turquía.

Detrás del desastre humanitario de la guerra civil siria hay una crisis política que la izquierda necesita entender urgentemente.

¿Cómo entendemos la génesis del EI y quién es responsable de su aparición y crecimiento? El gobierno sirio, Rusia, Irán, Hezbollah y la coalición dirigida por Estados Unidos están luchando ostensiblemente contra el EI, así que ¿cómo ha sobrevivido?

Evidentemente, elEI tiene diferentes y variadas genealogías. Creo que debemos remontarnos a la confrontación en Afganistán entre Rusia y los Estados Unidos y el flujo de los muyahidines de los afganos árabes, como se les llamó entonces, del Golfo y de otras regiones a Afganistán.

En aquel entonces, estaban obviamente apoyados por los Estados Unidos y esa no es una historia polémica. Existe mucha documentación sobre cómo los Estados Unidos y Arabia Saudí financiaron y apoyaron la lucha de los muyahidines. Solían llamarlos “luchadores por la libertad”. Fueron muy eficientes en socavar la presencia rusa en Afganistán. Ciertamente, fueron fundamentales para debilitar a los soviéticos y de alguna manera fueron instrumentales en la caída de la Unión Soviética.

Ese es el primer origen del EI que es el precedente de Al Qaeda. La otra dimensión es la dictadura árabe en la región. Los dictadores árabes han suprimido cualquier tipo de oposición política, han impedido el surgimiento de partidos políticos, han exiliado a cualquier tipo de figuras políticas o las han metido en la cárcel, las han torturado y muchas veces las han matado. Los únicos espacios disponibles para que las personas tuvieran cualquier tipo de discusión política significativa eran las mezquitas y otros espacios similares.

El régimen sirio y otros regímenes árabes han abierto algunos espacios a los salafistas y sufíes siempre que no interfieran en asuntos políticos. Se les permitió tener sus propias escuelas y sus propias clínicas, etc., y operaban en Siria y eran bastante hegemónicos. El régimen sirio ha utilizado a los salafistas para socavar el poder de la Hermandad Musulmana. Esa dimensión de la dictadura árabe es también fundacional en cualquier tipo de comprensión delEI, que se compone de los diferentes grupos salafistas en la región árabe.

También está la cuestión de la ideología wahabí de los saudís. Los saudís han estado exportando la ideología wahabí a toda la región y más allá y son capaces de hacerlo debido a su riqueza y el petróleo en la región. También fueron capaces de socavar a la izquierda en la región árabe, que fue percibida como una gran amenaza para los intereses saudís y estadounidenses, por lo que Occidente no se oponía a ese proyecto saudí. Los saudís se estaban volviendo más o menos hegemónicos. Se oponían a Abdel Nasser y al nacionalismo árabe, a los partidos progresistas y al comunismo, mediante el financiamiento de escuelas, universidades y académicos a través de esta ideología wahabí.

Así que creo que es la combinación de todos estos factores, además de la marginación y la pobreza de los principales segmentos de la población en Siria e Irak. Finalmente, está la guerra de Irak y la invasión estadounidense de Irak, que es la razón más directa para la aparición de Al Qaeda en Irak y después, del EI. Creo que deberíamos poner al EI en ese tipo de marco lateral y entenderlo como el resultado de esas múltiples genealogías.

Con respecto a la segunda parte de la pregunta, efectivamente, Rusia, Irán, Hezbollah, Estados Unidos y otros están luchando contra el EI pero en muchos aspectos hay mucha evasión. Rusia, Irán, Hezbollah y el régimen sirio evitaron la lucha directa contra el EI hasta al menos 2015. Desde la perspectiva del régimen sirio, el EI fue muy útil para debilitar la revolución siria, detener el impulso del levantamiento y convertir la revolución en una guerra jihadista entre un régimen laico y el grupo terrorista fundamentalista EI. Dieron esas dos opciones a Occidente y presentaron el conflicto como terroristas contra el régimen sirio. Occidente tuvo que elegir el mal menor, siendo éste el régimen sirio.

De alguna manera, Rusia e Irán han estado utilizando el mismo tipo de estrategia, evitando cualquier tipo de confrontación con el EI mientras no sea necesario o mientras el EI no les atacque directamente. Sólo más recientemente han estado luchando contra el EI sólo por razones de relaciones públicas, para decirle al mundo que están en una guerra con ellos, pero no hubo confrontación real hasta 2015. La mayor parte de la lucha contra el EI fue llevada a cabo por el ESL y la oposición siria y, más recientemente, por los kurdos.

¿Qué se necesita para derrotar al EI y su ideología reaccionaria? ¿Es Assad realmente el mal menor frente al EI?

Creo que no hay forma de derrotar al EI y a otros grupos yihadistas similares a menos que Assad sea removido del poder, a menos que Assad sea derrotado. Esto es cierto para toda la región y el tipo de relación orgánica entre la dictadura árabe y esos grupos yihadistas. En cierto modo son complementarias. Se necesitan mutuamente y se alimentan uno del otro. Esos grupos yihadistas o fundamentalistas no pueden ser derrotados mientras tengamos dictadores árabes en el poder.

En muchos sentidos, como sugerí antes, los dictadores árabes han utilizado el Islam político y el salafismo para solidificar su gobierno y asegurarse de que esta amenaza potencial de los islamistas esté siempre presente para enviar el mensaje a las minorías que se oponen al Salafí o a Al Qaeda de que la única manera de evitar que estos grupos tomen el poder son los dictadores árabes.

Creo que el punto de partida para derrotar al EI y Al Qaeda en la región es derribar a los dictadores árabes, pero también oponerse a cualquier forma de intervención extranjera, ya sea occidental o rusa, en la región porque estos grupos yihadistas muchas veces justifican sus guerras y su lucha mostrando que hay una intervención extranjera, que Occidente está luchando contra los musulmanes, que hay una amenaza occidental etc. Si no hubiera intervención extranjera ni dictadura árabe, no creo que esos grupos pudieran operar realmente. Ellos necesitan el caos. Necesitan marginalización, pobreza, dictadura, falta de espacios políticos para operar y funcionar. Sin eso no tendrían mucho impulso o poder.

¿Cómo crees que deben ser los movimientos sociales locales, regionales e internacionales necesarios para derrotar a estas fuerzas contrarrevolucionarias, desde el EI a las dictaduras, y a fin de hacer realidad la democracia a la que aspiraban las movilizaciones árabes de 2011?

Obviamente necesitamos movimientos sociales progresistas, movimientos de base que comprendan la naturaleza de los levantamientos árabes y sean capaces de comprender la anatomía de los regímenes árabes, la forma en que éstos se construyen y el tipo de alianzas que fueron capaces de producir, y construir una estrategia para oponerse a ellos. Estos movimientos deben operar en varios frentes. Por un lado, tienen que producir un tipo más o menos horizontal de política democrática, que tome en consideración a los diferentes segmentos de la población y que no marginen a ningún grupo étnico o religioso, y también se opongan a los intereses de Estados Unidos y otros poderes en la región.

Mencionaste la intervención extranjera; así pues pasemos a los actores regionales y globales presentes en Siria. Sabemos que el ejército sirio no ha podido reclutar suficientes tropas para luchar en su nombre y, en cambio, depende de la Fuerza Aérea de Rusia, de las fuerzas militares iraníes, de las unidades de Hezbollah y de las milicias chiitas de Irak y de otros lugares. ¿Cuán esenciales son estas fuerzas para la supervivencia del régimen?

Creo que hay dos razones fundamentales por las que el régimen sirio depende de los combatientes extranjeros. La primera, como he mencionado antes, es que el régimen sirio presiona por una internacionalización del conflicto con la intención de incitar una intervención extranjera. Al invitar a Hezbollah, a las milicias chiitas iraquíes y a Irán y Rusia a participar en el conflicto sirio, también estaban incitando a otros estados y regiones a desempeñar un papel importante, y tuvieron éxito al hacerlo.

Además, el régimen sirio, especialmente desde 2012 o 2013, necesitaba esas tropas y fuerzas extranjeras. El ejército sirio estaba extenuado y agotado y luchaba en diferentes frentes. Inicialmente, invitó a las milicias iraquíes y a Hezbollah a venir a Siria y proteger los sitios sagrados chiitas, pero eso fue sólo un pretexto. Más tarde, esas fuerzas comenzaron a jugar un rol mayor e Irán orquestaba todo el espectáculo.

No está claro cuántos miembros de la milicia están luchando, pero según diferentes estimaciones hay entre veinte a treinta mil miembros de la milicia iraquí, afgana y Hezbollah; Además de la Guardia Revolucionaria Iraní, mas del Ejército sirio y los rusos que se involucraron mucho más directamente en septiembre de 2015.

Dos veces en los últimos cinco años, el régimen sirio estuvo a punto de caer. En 2013, cuando Hezbollah y los iraníes desempeñaban un papel importante especialmente en la batalla de Quseir, y fue entonces cuando Hezbollah estuvo explícitamente involucrado en las batallas. La segunda vez fue cuando Assad dio un discurso muy derrotista en el verano de 2015 y los rusos sentían la necesidad de estar mucho más involucrados y comenzaron una campaña de bombardeos aéreos.

Desde entonces, ha sido extremadamente violento en Alepo e Idlib y otras regiones. Así que son esenciales. No son sólo los miembros de la milicia, sino también la financiación y el equipo y las armas que Irán y los rusos están proporcionando al régimen sirio, sin los cuales no creo que el régimen pueda realmente perdurar por mucho tiempo.

¿Cuáles son los intereses de Rusia en Siria? Los partidarios de Assad en Occidente insisten en que la intervención rusa en Siria es legítima bajo la carta de la ONU porque fueron invitados por el gobierno sirio.

El régimen sirio es ilegítimo. Es una dictadura. Es un estado terrorista, no necesariamente en el sentido occidental, pero terrorista en el sentido de que ha estado aterrorizando a la población siria desde hace cinco años, por lo que es un gobierno ilegítimo y, como tal, todas sus acciones son ilegítimas, incluyendo invitar a Irán o Rusia etc. Por lo tanto, no es un argumento muy persuasivo ese que algunas personas de la izquierda y otros han intentado utilizar.

Los intereses de Rusia en la región y especialmente en Siria son múltiples. Creo que tenemos que analizar los niveles geopolíticos, económicos y políticos. Geopolíticamente, Rusia desearía tener presencia en la región. Ya estaba presente antes del levantamiento sirio. Tenía una base naval en Tartus. Considera a Siria como una región estratégica, porque le daría acceso al Mediterráneo y a toda la región.

Además, Rusia utiliza a Siria como moneda de cambio para consolidar su posición en otras regiones como Ucrania y los Balcanes, donde lucha con Occidente y teme que algunos de los países balcánicos se unan a la OTAN. Para ellos, Siria sirve a un propósito similar en otras regiones como Yemen e Irán.

También existe el nivel político. La política exterior rusa, al menos desde que Putin tomó el poder, ha sido motivada por el anti-atlantismo y ha estado oponiéndose a la presencia de Estados Unidos no sólo en la región, sino también más allá. Siria se ha convertido en uno de esas zonas calientes donde Rusia siente que necesita hacer un punto contra Occidente y no quiere perder ese país a Occidente. También está usando Siria para oponerse a algunos grupos yihadistas porque Rusia cree que hay una conspiración contra el estado ruso después del colapso de la Unión Soviética y que hay diferentes grupos o regiones yihadistas que podrían dividirse debido a la continuación de las revueltas árabes.

Desde muy pronto, Rusia se opuso a la revolución árabe y sentía que se trataba de una conspiración occidental contra Rusia y que era una continuación de las revoluciones de terciopelo etc. Así que ha estado oponiéndose a la revuelta siria por esa segunda razón. Por último, también hay razones económicas. No son tan importantes como las políticas y geopolíticas, pero están ahí. Rusia solía tener al menos 20 mil millones de $ de intercambio comercial con Siria antes de la revolución en 2009 y quisiera preservarlo y ampliarlo en el futuro. Creo que es importante examinar todas estas dimensiones diferentes.

Por otro lado, ¿qué papel jugaron los Estados Unidos y las monarquías del Golfo en el proporción de armas y financiación de ciertos grupos y cómo afectó esto la coherencia del movimiento revolucionario contra la dictadura?

Estados Unidos tenía una posición muy ambivalente sobre la revuelta siria. Estados Unidos bajo Obama era reacio a involucrarse demasiado en Siria porque no quería comprometer nuevas tropas ni financiar nuevas guerras en la región. Estaba más interesado en una presencia en Asia Oriental y otras regiones. Obviamente había un conflicto o alguna clase de tensión dentro de su administración. Por ejemplo, el Embajador Ford y Hillary Clinton tuvieron posiciones ligeramente diferentes.

Estados Unidos también estaba interesado en detener el impulso de las revueltas árabes y Siria era un buen lugar para hacerlo al presionar por la militarización y por una guerra de desgaste, socavando el levantamiento árabe y enviando el mensaje a la población árabe de que las revoluciones a veces podrían terminar de una manera muy sangrienta. Creo que eso era parte del mensaje.

Además, Estados Unidos no se oponía necesariamente a una participación creciente de Irán y Hezbollah en Siria, debilitando así a esas dos importantes potencias en la región y ayudando a Israel en ese sentido. El Golfo tuvo razones similares para socavar la revuelta siria. A menudo el Golfo se presenta como un partidario de la oposición y un partidario de la revolución, pero creo que eso es una comprensión muy equivocada de la revuelta siria.

El Golfo muy al principio apoyó al régimen sirio y siguió respaldándolo por lo menos durante seis meses hasta que sintió que era una causa perdida. Luego pasó a apoyar a los grupos más reaccionarios y conservadores de la oposición y quiso jugar un papel financiando a esos grupos y socavando a los grupos más progresistas y laicos. Jugar un rol geopolítico por lo menos para Arabia Saudí y Qatar les era importante y eso estaban haciendo en Siria.

También hubo una especie de confrontación entre Arabia Saudí y Qatar. Qatar apoyaba a los Hermanos Musulmanes en Siria, Egipto y Túnez, mientras que Arabia Saudí estaba más interesada en financiar y apoyar a los grupos más salafistas y yihadistas. Los países del Golfo también utilizaban Siria para enviar el mensaje a sus poblaciones de que la revolución podía terminar en una guerra civil, que podía ser muy violenta, que era una amenaza para sus poblaciones y que desencadenar o iniciar una revuelta podía terminar en algo similar a lo que está sucediendo en Siria. Creo que es una combinación de estas diferentes dimensiones lo que llevó al Golfo a desempeñar un creciente papel en Siria.

¿Por qué Estados Unidos no permitió a las fuerzas de oposición sirias adquirir las armas que necesitan para defenderse del régimen y los ataques aéreos rusos? ¿Cuál es la política de Estados Unidos hacia Siria y desea Washington realmente el colapso del régimen sirio?

No está claro si en el primer período Washington realmente quisiera el colapso del régimen sirio o si simplemente estaba llevando a cabo una campaña de relaciones públicas. Obviamente, Estados Unidos respaldaron a Mubarak desde el principio y se opusieron al movimiento popular revolucionario en toda la región, por lo que quisieron llevar a cabo una campaña de relaciones públicas para mejorar su imagen en la región y enviar el mensaje de que apoyaban esas legítimas revueltas etc. Esa política cambió muy rápidamente una vez que surgieron algunos grupos islamistas y sospecharon que Irán y Hezbollah, como mencioné antes, jugarían un papel más importante. Entonces descartaron esa política y permitieron la guerra de desgaste.

Creo que desde el surgimiento del EI, Estados Unidos cambió su política y debido al efecto de desbordamiento, el temor de que el EI llevara a cabo ataques terroristas en Europa y Occidente en general, Estados Unidos sintió que tenía que estar mucho más involucrado en el Norte de Siria, donde el EI está presente, pero no ha presionado para poner fin al régimen sirio desde 2012. Hay múltiples ejemplos que lo demuestran.

Turquía, bajo Erdogan, también ha sido un actor importante en Siria en los últimos cinco años. ¿Cuáles son los intereses de Turquía y cómo han influido en la situación en Siria? ¿Estamos presenciando cambios en la política turca hacia la revolución siria?

Al igual que los países del Golfo, Erdogan estuvo apoyando al régimen sirio desde muy temprano, temía una forma de contaminación o efecto dominó en Turquía y se oponía a la revuelta siria por estas razones, pero eso ha cambiado. Al igual que la región del Golfo o los países del Golfo, Qatar y Arabia Saudita, cambió su posición al sospechar que la Hermandad Musulmana podría desempeñar un papel y derrocar al régimen sirio. Esa ha sido la política en Turquía desde el principio.

Asimismo, desde muy temprano, Erdogan estuvo financiando, equipando y presionando a varios grupos de oposición a combatir las regiones kurdas y así evitar cualquier tipo de rol que esas regiones kurdas hubieran podido desempeñar durante ese período. Pero una vez que la Hermandad Musulmana fue marginada, cambió su política y ahora se pone del lado e intenta construir una alianza con Rusia, porque los rusos apoyan la política de Erdogan de limitar la influencia de los kurdos en Siria y Putin ha permitido a Erdogan enviar tropas a Siria, luchar contra los kurdos y evitar la aparición de esa entidad kurda.

Ese es básicamente el acuerdo tácito entre Putin y Erdogan. Erdogan está principalmente interesado en construir una zona de amortiguación entre Turquía y Siria e impedir la aparición de una entidad kurda, y no en apoyar ninguna demanda legítima de la oposición o en el éxito de la revolución siria.

Quisiera ahora pasar a hablar sobre la respuesta de la izquierda a estos eventos. ¿Qué posiciones crees tú que el movimiento contra la guerra en Occidente debería adoptar con respecto al bombardeo ruso de Siria? ¿Debería un movimiento pacifista occidental formular demandas únicamente dirigidas a su gobierno?

Obviamente, la izquierda global, el movimiento contra la guerra en Occidente y más allá, debe oponerse al bombardeo ruso de Siria. Esa es la posición más racional y de sentido común y es desconcertante ver cómo algunos grupos dentro de la izquierda y algunos partidos antiimperialistas, o segmentos de la izquierda, apoyan la guerra de agresión rusa en Siria y creen que esto se trata de una guerra contra yihadistas y contra el EI y en apoyo a un gobierno antiimperialista en Siria. Eso no puede estar más lejos de la verdad.

Así que la izquierda debe construir un frente no sólo contra la participación occidental en la región en Siria y el mundo árabe, sino también entender el nuevo desarrollo de la política mundial y el papel cada vez más agresivo y violento que Rusia está jugando y construir estrategias, políticas y tácticas en oposición a ese creciente papel. Podrían hacerlo de diferentes maneras. Algunos de ellos han sido muy creativos. Algunos movimientos de base en Occidente han sido muy creativos en la construcción de alguna forma de oposición al papel que su país está desempeñando. En cualquier caso, deben oponerse al bombardeo ruso en Siria.

Algunos en la izquierda también argumentan que los antiimperialistas no deben tomar posición con respecto a Assad y que el pueblo estadounidense no tiene derecho a determinar quién dirige el gobierno de Siria, porque eso depende realmente de los propios sirios. ¿Cuál sería, a tu juicio, una verdadera posición antiimperialista?

Ese tipo de posición neutralista es evidentemente muy contraproducente y costosa, sólo otorga más poder al régimen sirio y básicamente le permite perpetrar su violencia contra la población. Muchos grupos antiimperialistas han estado malinterpretando la situación en Siria y la naturaleza del régimen sirio y han estado argumentando que la izquierda no debería estar involucrada, pero en realidad esa posición es una forma de apoyo tácito al régimen sirio porque éste ha invitado a una serie de diferentes (Estados, Rusia e Irán y otros, Irak, y de alguna manera, el Líbano) a desempeñar un papel importante.

Básicamente le están permitiendo al régimen de Assad utilizar fuerzas extranjeras y la intervención extranjera para aplastar la revuelta. Creo que no es una posición sostenible o defendible. La izquierda ha estado percibiendo la revuelta siria y la revuelta árabe en general como islamista, básicamente dirigida por yihadistas, y eso se debe a la comprensión orientalista de los principales segmentos de la izquierda que piensan que los árabes no tienen capacidad de acción, que sólo los grupos o partidos islámicos tienen dinamismo y desempeñan un rol en Siria y la región árabe en general, y niegan cualquier capacidad de acción por parte de la gente laica y de la izquierda en Siria.

La gente está luchando a diario, creando instituciones y reimaginando la política, la ideología y la cultura etc. Desde la perspectiva de esa izquierda antiimperialista, eso en realidad no existe. Es invisible. No lo ven porque no funciona dentro del marco con el que están familiarizados, que es geopolítico, el cual se vale del Estado como única unidad de análisis.

Creo que la izquierda en general se beneficiaría si cambiara su comprensión de la política en la región, y que debe evitar reducir toda la política a una geopolítica centrada en el Estado y en cambio intentar entender la importancia de los micro-procesos y los movimientos de base y su impulso y fuerza. Esos movimientos están operando en un nivel horizontal y a menudo son difíciles de percibir si no estás involucrado o no estás interesado en la región excepto para elaborar una “postura antiimperialista”.

Asimismo, la izquierda debe abandonar su lectura islamofóbica y arabófoba de la región y dejar de usar la política occidental como único fundamento para entender la política en la región, porque, lógicamente, la gente allí está trabajando con herramientas políticas y culturales diferentes. No están usando el mismo tipo de lenguaje. La naturaleza de las revueltas árabes y su novedad están impidiendo que una parte de esa izquierda entienda lo que está sucediendo.

Por ello la así llamada izquierda antiimperialista está reduciendo todo a la conspiración y a una guerra yihadista, a la intervención extranjera e imperialista. Eso es obviamente muy nocivo a corto y largo plazo. Creo que la revolución árabe y la revuelta siria no sólo derrocarán al régimen sirio, sino también a esa clase de ideología arcaica de la vieja izquierda que no puede reconocer la lucha siria y comprender su sufrimiento y dolor y sus políticas de dignidad.

Un tema que ha sido muy controvertido es la cuestión de una zona de exclusión aérea. ¿Cómo debería la Izquierda entender las súplicas de una zona de exclusión aérea sobre Siria? ¿Son simplemente llamamientos a la intervención imperial?

Creo que la izquierda debería oponerse a la zona de exclusión aérea. Hay una larga historia respecto a las implicaciones de la zona de exclusión aérea y la destrucción que causan, el sufrimiento, el dolor y la matanza de civiles e inocentes. No creo que haya realmente ejemplos exitosos de una zona de exclusión aérea. Ese debe ser el punto de partida para desarrollar una posición respecto a la zona de exclusión aérea.

Por otra parte, entiendo que muchos sirios que reciben las bombas de Rusia y el régimen sirio estén pidiendo una zona de exclusión aérea. Creo que es importante no demonizar a esas personas que están muriendo bajo esas bombas, y entender sus demandas. Por ejemplo, una de las cosas que debería hacer la izquierda es poner suficiente presión sobre Estados Unidos y sobre Occidente de manera más general y creo que hay cierta tensión en ese asunto.

Estados Unidos no quiere que la oposición siria adquiera misiles antiaéreos o MANPADS, mientras que algunos países occidentales y el Golfo quieren enviar ese tipo de armas. Pero la oposición está formulando estas demandas de zonas de exclusión aérea debido al embargo estadounidense que impide que tales armas entren en Siria. Si la oposición realmente tuviera ese tipo de armas, la zona de exclusión aérea no sería necesaria, porque la gente sería capaz de defenderse y contraatacar si los jets sirios o los aviones rusos bombardean sus ciudades y pueblos. Esa es mi posición y creo que debería ser la posición de la izquierda.

Por último, ¿qué crees que puede hacer la gente de los Estados Unidos, la gente que quiere solidarizarse con los sirios?

Creo que deberían empezar por informarse y comprender la complejidad de la revolución siria, reconociendo las legítimas demandas del pueblo sirio, comprendiendo la larga historia de la dictadura en Siria, estableciendo alianzas y redes con los sirios que están en sobre terreno, pero también con los sirios en la diáspora.

Creo que los emigrantes sirios y los refugiados sirios en general deben desempeñar un papel importante en la construcción de esos movimientos en Estados Unidos, Europa y otros lugares. Y así construir de una coalición global de base para presionar al régimen sirio y Rusia y otros actores para poner fin a la guerra en Siria y sacar al dictador sirio del poder.

Eso tiene que hacerse de muchas formas diferentes. Creo que los movimientos de base en el pasado han sido muy creativos y poderosos, y hay numerosos ejemplos: eEl movimiento contra la guerra de Vietnam, el movimiento contra el apartheid sudafricano, la lucha palestina más reciente y la campaña global de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), de la que deberíamos aprender.

Creo que aquí el punto de partida es tener una conversación abierta y sincera con los activistas sirios que, por la guerra y por la revolución, han sido exiliados y están presentes en casi todas las sociedades de la tierra. Muchos de ellos estaban involucrados en diferentes grados en los movimientos populares en Siria. La izquierda europea y estadounidense podría beneficiarse y aprender de los sirios, y trazar estrategias para construir una coalición que una al movimiento contra la guerra en los Estados Unidos con Black Lives Matter, los movimientos feministas y LGBT, y el movimiento BDS.

Creo que tenemos que pensar Siria y el mundo árabe en el largo plazo. Lamentablemente va a ser una larga lucha. Actualmente la contrarrevolución está ganando y la revolución está asediada de muchas formas, así como muchas ciudades y pueblos de Siria. Así que la pregunta es ¿cómo romper ese asedio y cómo hacer que las voces de los sirios sobre terreno sean escuchadas? ¿Cómo traducimos las luchas de los sirios al público occidental que no necesariamente habla el idioma? No me refiero a hablar árabe, sino más bien el lenguaje político y cultural y la forma en que la gente se está defendiendo, luchando y resistiendo.

A menudo no están necesariamente familiarizados con esas estrategias, y debido a la novedad de la revuelta árabe y la especificidad de la dictadura árabe y la dictadura siria, la gente en Siria ha presentado nuevas estrategias y nuevas tácticas que no son necesariamente conocidas en Occidente . Eso está haciendo más difícil la formación de la solidaridad entre el movimiento popular de base y el pueblo sirio. Creo que debería ser el punto de partida, tratar de construir una esfera pública donde los sirios puedan hacerse oír a fin de explicar el conflicto y la revolución al público occidental.

El movimiento de base occidental debe ser más humilde al intentar entender y apoyar al pueblo sirio. No va a ser fácil, debemos pensar en el largo plazo. Debemos entender la naturaleza de los movimientos contrarrevolucionarios y evitar explicaciones fáciles a través de las teorías conspirativas o “antiimperialistas”, cuyas herramientas analíticas ya no funcionan de la misma manera que antes.

El punto de partida para construir una coalición no es hacer una serie de peticiones a la oposición siria ni a las personas que luchan en la región, sino entender la dificultad de operar en Siria y en la región árabe en general. No denigrar a los sirios porque son demasiado islámicos o demasiado religiosos o no suficientemente laicos, o no suficientemente feministas, etc., sino más bien entender cómo funciona el feminismo en esa región, sin traer los clichés orientalistas. Comprender que el Islam puede ser también emancipador y que las personas pías también tienen el derecho a una política de dignidad.

Ese es un gran proyecto y un movimiento difícil de construir, pero creo que podemos ver algo de eso emergiendo en Occidente y en Estados Unidos. Por ejemplo, hay cada vez más fragmentación en el movimiento contra la guerra. Parte del movimiento contra la guerra se opone a la intervención extranjera ignorando completamente la violencia de la intervención rusa en Siria o la violencia del régimen sirio. Es necesario hacerle frente a esa clase de política obsoleta y por eso creo que un nuevo movimiento contra la guerra debería emerger.

Del mismo modo, los sirios que están en la diáspora también deben entender y apoyar por ejemplo la lucha de Black Lives Matter, entender que la lucha contra el estado policial en los Estados Unidos es una continuación de su propia lucha, y la lucha de las y los migrantes en Francia contra los partidos xenófobos es también una continuación de su propia lucha en Francia, en Gran Bretaña, en Alemania etc. Básicamente, la pregunta es cómo creamos ese tipo de movimiento global, cómo hacemos esas conexiones y nos traducimos unos a otros, y entendemos las prioridades de las diferentes luchas, para construir un movimiento horizontal de múltiples capas que aborde todas estas diferentes preguntas.

Creo que esto es necesario en el contexto de la crisis económica, de la emergencia de partidos xenófobos en Occidente y también de los grupos yihadistas que han cobrado fuerza no sólo en Siria sino en toda la región. El ímpetu de algunos de los viejos discursos tales como el choque de civilizaciones y la guerra occidental contra fundamentalistas islámicos etc. debe ser rechazado. En cambio, debemos encontrar los puntos en común entre Occidente, Siria y el mundo árabe; Y hacer conexiones entre el movimiento obrero, el movimiento contra la guerra y el movimiento antirracista etc.

9/01/2017

Yusef Khalil es un activista socialista en la ciudad de Nueva York.

Yasser Munif es un académico sirio especializado en movimientos de base en Siria.

https://medium.com/@rafaelaapelmarcel/entrevista-con-yasser-munif-siria-y-la-izquierda-parte-ii-6d2ed5084a41#.d31h7j1eu

Publicado originalmente en Jacobin Magazine: https://www.jacobinmag.com/2017/01/syria-war-crisis-refugees-assad-dictatorship-arab-spring-intervention-russia/

Traducción al castellano: Rafaela Apel – Editado por VIENTO SUR http://www.vientosur.info/spip.php?article12118