Durante la última semana se han realizado las pruebas de acceso a la universidad en la mayoría de comunidades autónomas. Han sido unas pruebas atípicas, marcadas por la situación excepcional de la pandemia y la crisis económica. Lejos de un criterio unitario, cada comunidad autónoma ha tomado las medidas de seguridad y ha formulado el examen como ha considerado. Ha sido, además, una selectividad especialmente masiva: el número de estudiantes que se han presentado a las pruebas ha aumentado un 22% en Madrid, un 12,5% en Catalunya, un 18,4% en la Comunidad Valenciana, un 18,53% en Andalucía, 23% en Extremadura y un 8,75% en el País Vasco.

El Gobierno aseguró que se tomarían las medidas sanitarias necesarias para que la selectividad no supusiera un peligro para la salud púbica. Es cierto que, durante los exámenes, en la mayoría de centros se han respetado las distancias de seguridad. Sin embargo, la selectividad no deja de ser un acto masivo y en varios territorios ya han denunciado aglomeraciones a las puertas de los centros. Es el caso de la compañera Nuria, que ha realizado las pruebas en la Facultat d’Economia i Empresa de la UB y explica: “dentro de la facultad muy bien, el problema es que fuera había aglomeraciones brutales en las puertas (…) Pasaban lista desde la puerta y nos decían: «acercaros, acercaros quesi no, no escucharéis vuestro nombre”

Es especialmente denunciable el caso de Segrià, comarca del oeste de Catalunya confinada desde el pasado sábado por el rebrote de los contagios de coronavirus, donde 1.692 alumn@s se han examinado de la selectividad. La mayoría de l@s alumn@s viven en la comarca, por lo que 640 estudiantes se han tenido que desplazar hasta la capital pese al peligro de contagio.

Pero el problema no es solo cómo se han realizado las pruebas, sino que l@s estudiantes han tenido que afrontarlas en condiciones increíblemente excepcionales. Sin asistir a clases durante 3 meses, después de 99 días de confinamiento y sin que el Estado fuera capaz de ofrecer recursos reales para no dejar atrás a l@s estudiantes más pobres. Había que estudiar en casa, sin que l@s profesor@s dieran abasto a atendernos, sin recursos públicos suficientes ni espacios habilitados para el estudio. Los hijos e hijas de clase trabajadora estábamos en completa desventaja al lado de aquell@s que pueden permitirse profesor@s particulares, que tienen estudios espaciosos en casa o los que no tienen que sufrir por su nota, porque pueden pagarse estudios privados. Es recurrente el caso de Ari, compañera de Sabadell, que afirmaba: “esta situación no ha permitido que pudiéramos estudiar en condiciones. Yo tengo dos hermanos pequeños y, encerrados durante el confinamiento, era imposible estudiar en casa”.

Y a todo esto hay que sumarle que muchas han tenido que combinar el estudio con el cuidado de familiares o situaciones delicadas económica y emocionalmente. ¿Alguien nos puede explicar cómo una puede centrarse en estudiar cuando ha perdido a un familiar por COVID19? ¿O cuando en la familia hay dificultades para pagar el alquiler por culpa de los ERTEs y despidos? Y a l@s hijos de l@s trabajador@s de Nissan o Alcoa, ¿les pedimos que estudien mientras sus padres se dejan la piel en huelgas para defender sus puestos de trabajo?

Una vez pasados los exámenes, no queda otra que denunciar al gobierno de PSOE-UP por haber permitido la selectividad más clasista e injusta y por poner en riesgo nuestras vidas y las de nuestros familiares.

Los y las jóvenes de Corriente Roja advertimos en su momento que era imprescindible suspender la selectividad. Pero no sólo por la excepcional situación que vivimos, sino también porque restringir el acceso a la enseñanza superior sólo beneficia a aquell@s estudiantes de la privada y la concertada o de la pública con más recursos.

Cualquier medida de selección será siempre discriminatoria hacia l@s más precari@s, por ello debemos luchar para que todo el mundo pueda acceder a una plaza en la universidad o el ciclo que quiera.

Es una realidad que no hay plazas suficientes para tod@s l@s alumn@s, y menos ahora que han aumentado l@s candidat@s a la selectividad, por ello es imprescindible poner en marcha YA un plan de emergencia de rescate a la educación pública para garantizar el libre acceso a la enseñanza superior. Tenemos un verano entero por delante antes de empezar el curso: construcción de universidades y centros de estudio, contratación de personal docente y ampliación extraordinaria de plazas para que ningún/a estudiante quede atrás.

Además, ante la brutal crisis económica que nos acecha, después de los ERTEs, los despidos, y el cierre de muchas empresas se hace más necesario que nunca luchar por la gratuidad de las matrículas universitarias y de ciclos y la ampliación de becas para que ningún hijo o hija de clase trabajadora se quede sin estudiar por no poder costeárselo.

Todas estas medidas son imposibles sin un aumento drástico de la inversión en los servicios públicos y sin la reversión de los recortes en sanidad y educación. Es por eso por lo que, para abordar esta situación y poner a nuestra disposición las medidas y recursos que necesitamos, volvemos a gritar: ¡NO al pago de la deuda!

Queda claro que, si no se ve obligado por la lucha de l@s estudiantes, el gobierno PSOE-UP no garantizará ni la salud ni el derecho a la educación de l@s estudiantes más empobrecid@sPor ello que es imprescindible organizarnos como estudiantes y prepararnos para un setiembre lleno de lucha. Es el momento de coger fuerzas para que el próximo curso ningún/a estudiante quede atrás.

¡Plazas para tod@s! ¡Educación pública gratuita y de calidad!

¡Que ningún/a estudiante se quede atrás!