Actualmente, la media del valor de nuestras pensiones se sitúa en 856€ y más de la mitad de los pensionistas cobra una pensión inferior al salario mínimo interprofesional (707€). Esta precarización creciente de los pensionistas se acentúa en el caso de las mujeres, que cobran, de media, 455€ menos que los hombres y se transforma en un problema social y global cuando observamos como un tercio de las familias, sobrevive gracias a la pensión de uno de sus miembros.Por Àxel Vergés, de Cataluña

La creciente precarización de los y las pensionistas viene provocada por un proceso de desmantelamiento y privatización sistemática del sistema público de pensiones. Un proceso que nace con los Pactos de Toledo (1995), que eximieron al Estado de la responsabilidad de garantizar las pensiones en los presupuestos generales del Estado y abrieron las puertas de par en par a los planes privados de pensiones. Los Pactos de Toledo pusieron las bases para las sucesivas reformas del PP y PSOE (2013-2015), que han provocado el aumento de la edad de jubilación a los 67 años y una caída de un 7% del valor adquisitivo de las pensiones desde 2011.

Una caída que se acentuará, según datos del Banco de España, al reducir en 2060 el valor de la pensión media al 40% del salario medio, situando a los trabajadores en activo y a la juventud como principal diana de los sucesivos y futuros ataques a las pensiones públicas. Detrás de esta devaluación flagrante, encontramos los intereses de los bancos, las aseguradoras privadas y las exigencias de la Unión Europea, que tienen como principal objetivo seguir alargando la edad de jubilación e impulsar los fondos privados de pensiones, situando la pensión pública como una pensión de subsistencia.

Ante este alarmante panorama, CCOO y UGT, lejos de ser una palanca para la lucha en defensa de las pensiones públicas, han venido jugando un papel de complicidad, ejemplificada en su apoyo a los Pactos de Toledo y a las reformas de los gobiernos de PPSOE. Además, es una complicidad interesada, pues son socios de los bancos en las principales gestoras de fondos privados de pensiones.

Ahora, ministros y “expertos” nos bombardean alertándonos de la “insostenibilidad” del sistema público de pensiones, relacionándolo con el déficit del fondo de reserva, un fondo que han saqueado a cara descubierta. Parece ser que este déficit, pero, no existe a la hora de rescatar bancos, pagar a la Casa Real o aumentar el presupuesto militar. Están preparando el terreno para un nuevo ataque que avance hacia lo que vienen haciendo desde la aprobación de los Pactos de Toledo: transformar un derecho en un negocio a manos del gran capital financiero.

¡Construyamos la resistencia ante la ofensiva contra las pensiones públicas!

Es hora de preparar la resistencia. Es hora de articular un movimento capaz de detener el asesinato de un derecho tan fundamental como es la pensión, un movimiento que, además de aglutinar los actuales pensionistas, agrupe a los trabajadores en activo, a los jóvenes y a las mujeres, principales dianas de los sucesivos ataques. Porque solo con un movimiento transversal, que agrupe a los pensionistas de hoy y mañana, nuestras pensiones tienen futuro.

Por eso, es más importante que nunca reforzar y abrir las plataformas y mareas pensionistas a los trabajadores en activo, a las mujeres y a los jóvenes, para avanzar en el fortalecimiento de un movimiento que persiga conseguir la actualización anual de las pensiones según el IPC, la defensa de una pensión mínima de 1080€, la garantía de las pensiones en los presupuestos generales del Estado y la derogación de las reformas de Zapatero y Rajoy. No incluir los que serán los principales afectados, es debilitar un movimiento crucial ante la ofensiva contra el sistema público de pensiones.

No podemos centrar nuestros esfuerzos en los despachos parlamentarios. Hacerlos supondría la institucionalización de nuestra lucha y el abandono de nuestras demandas principales, pues toda la actividad parlamentario respecto a las pensiones se sostiene sobre las bases de los Pactos de Toledo y las reformas del PPSOE. El derecho a una pensión pública fue un derecho conquistado en Europa durante el siglo pasado, a partir de la lucha obrera. Ayer como hoy, el camino continúa siendo el mismo. Solo desde las calles y unidos con las luchas sindicales, movimientos sociales, organizaciones sindicales y políticas, la lucha por la defensa de las pensiones públicas, podrá triunfar.

Así pues, es importante que las mareas pensionistas partan de las calles como herramienta central de lucha y mantengan su independencia respecto a las instituciones y partidos institucionales. Además, consideramos más que necesario que las mareas y movimientos en defensa de las pensiones públicas confluyan dentro de las Marchas de la Dignidad, un espacio unitario y de lucha, que el pasado 27M, agrupó a decenas de miles de persones en las calles de Madrid, posicionándose como referente unificador de las luchas. La calle y las Marchas deben darnos los ingredientes necesarios para el movimiento en defensa de nuestras pensiones: transversalidad y lucha de las calles. Porqué solo articulando un movimiento transversal y combativo ¡nuestras pensiones tienen futuro!