¡Todo el apoyo a la huelga de alquileres!

Desde el pasado 1 de abril hay convocada una huelga de alquileres indefinida a nivel estatal convocada por el Sindicato de Inquilinos, y apoyada por más de 200 entidades. La consigna es clara: ¡si no cobramos, no pagamos!

La crisis del COVID-19 ha supuesto la paralización de buena parte de la economía, una paralización que estamos pagando los de siempre en forma de despidos masivos y de ERTE’S, que han afectado alrededor de un millón de trabajadores los primeros, y tres millones y medio lo segundo. Así mismo, miles de trabajadores/as de los sectores más precarios, como quienes trabajan en negro o son falsos autónomos, nos hemos quedado en la calle sin ningún tipo de prestación y por lo tanto, sin ningún ingreso para enfrentar el pago de los alquileres y de los suministros más básicos como la luz, el gas y el agua.

Hay que recordar que la situación de la vivienda ya era dramática de por sí antes de la crisis que estamos viviendo. Una situación de emergencia habitacional provocada por una especulación inmobiliaria (propia del preludio de una nueva recesión) que la pagábamos y la pagamos los de siempre en forma de alquileres e hipotecas desorbitadas a precios de oro, que se han venido traduciendo en una media de un desahucio cada 10 min. en todo el Estado. Todo, con la complicidad y el permiso de aquellos gobiernos que se autodenominan del cambio.

Es en medio de esta tragedia social donde los inquilinos representamos un sector muy precario de la sociedad, los sectores donde la flexibilidad y la precariedad laboral nos roba cualquier perspectiva de futuro planificado y estable. Somos aquellos que pagamos con nuestro propio sudor, mes tras mes, unos alquileres que están a años luz de nuestras condiciones laborales y salariales.

Si ya partíamos de una emergencia habitacional, ahora que muchos y muchas nos hemos quedado sin trabajo y sin ingresos es clara: ¿cómo podemos enfrentar el pago de los alquileres si no cobramos o si nos han reducido drásticamente nuestro salario? ¿Piensa el Gobierno del PSOE-UP ponerse del lado de la gente trabajadora?

Este Gobierno promete más que hace. La respuesta de la ministra Calviño, la más fiel representante de la patronal del Gobierno de Sánchez, es que nos endeudemos con la banca para poder enfrentar los pagos de alquileres. Una deuda que, evidentemente, tendremos que pagar posteriormente y que puede llegar a transformarse en el futuro en una cascada de desahucios. ¿Es que alguien nos pagará, cuando acabe todo, todo el dinero que estamos perdiendo por habernos quedado sin trabajo? Por si fuera poco, Calviño alerta de que, en caso de no pagar la deuda contraída para pagar el alquiler, esta deuda será pagada con fondos públicos (transfiriendo de nuevo dinero público a bolsillos de propietarios privados), algo que será la excusa perfecta para nuevos recortes.

Esta es la respuesta del Gobierno “más progresista de la historia de la democracia”: no tocar ni un milímetro los intereses de los grandes fondos buitres, de las grandes inmobiliarias, mantener a precios de oro unos alquileres propios de una burbuja inmobiliaria que con la crisis ya ha explotado y cargar a las espaldas de las más precarias el peso de una crisis que nosotros no hemos provocado. Aquí, todos nos tenemos que apretar el cinturón excepto los de arriba, los que tienen las mejores condiciones para poder superar la crisis que estamos viviendo y que, de hecho, se lucran con ella.

Parece ser que el Gobierno en vez de escuchar a las cerca de 10.000 familias que se han pronunciado junto al Sindicato de Inquilinos, avisando de que no podrán pagar los próximos meses de alquiler, prefiere escuchar a Joan Clos (exalcalde de BCN por el PSC) que ha fundado y preside Asvalt. Dicha asociación se presenta como una asociación en defensa del pequeño arrendatario, pero que en realidad no es nada más que la representación de fondo buitres como Blackstone, que posee más de 45.000 viviendas, para presionar el Gobierno para que mantenga los alquileres intactos.

¿Por qué si todos tenemos que ajustarnos el cinturón, el Gobierno mantiene los intereses de las grandes multinacionales? ¿No era el Gobierno el que decía que esta crisis la combatíamos unidos/das? Pero, al menos, en una cosa tienen razón: el virus no entiende ni de fronteras ni de clases. El problema es que ellos sí. Y lo demuestran rescatando las empresas en vez de rescatar los millones de trabajadores/as que arriesgamos la vida en primera línea en hospitales, supermercados y en el resto de los servicios esenciales, o que nos hemos quedado sin trabajo, u obligados a recuperar las horas que no son trabajadas por el Estado de Alarma y a la vez, perdonar los 65.000 millones de € del rescate a la banca.

Es por todo esto que Corriente Roja nos sumamos a la convocatoria de la huelga de alquileres de todo el Estado. Porque lo más seguro es que nos encontraremos, a lo largo de esta semana, ante una oleada de impagos masivos obligados por la actual situación.

Hay que organizar este impago con la cobertura legal de los sindicatos y transformarlo en un impago masivo. A la vez es imprescindible la organización popular. Así como se han puesto en marcha las redes de apoyo mutuo, hay que impulsar comités vecinales en cada barrio que, coordinados entre sí, organicen la huelga y la caja de resistencia para que ninguna vecina se quede atrás y le den continuidad en esta lucha.

– ¡NO COBRAMOS, NO PAGAMOS! SUSPENSIÓN DEL PAGO DE ALQUILERES INDEFINIDO HASTA QUE NO SUPEREMOS ESTA CRISIS SANITARIA Y SOCIAL.

– ¡SUSPENSIÓN DEL PAGO DE LOS SUMINISTROS BÁSICOS DE LUZ, GAS Y AGUA!

– ¡EXPROPIACIÓN FORZOSA Y SIN INDEMNIZACIÓN DE LOS PISOS VACÍOS A MANOS DE LOS FONDOS BUITRES! CON ELLOS, CREAN UN FONDO DE VIVIENDA PÚBLICA Y SOCIAL PARA QUE NADIE SE QUEDE SIN HOGAR

– ¡EXPROPACIÓN FORZOSA Y SIN INDEMNIZACIÓN DE LOS RECURSOS ENERGÉTICOS A MANOS DE LAS GRANDES EMPRESAS DE SUMINISTRO ENERGÉTICO!

– ¡PROHIBICIÓN DE TODOS LOS DESAHUCIOS, NO SÓLO DURANTE ESTA CRISIS!

Pero no nos podemos quedar únicamente en el impago y la huelga de alquileres. No podemos caer en el “resignavirus”, ni en la trampa de que podremos combatir “unidos” esta pandemia de la mano de aquellos que nos están haciendo pagar una crisis de la que no somos responsables. Necesitamos unidad, sí, pero del conjunto de nuestra clase y del pueblo para reivindicar desde cada puesto de trabajo, barrio, red de apoyo mutuo o desde cada balcón y, a la vez, desde cada sindicato y organización, un plan de choque social urgente, que mire para las necesidades de la clase trabajadora y el pueblo, que somos los más expuestos y vulnerables ante el virus.

Hay que ser realistas. Entender que no hay salida victoriosa posible de esta pandemia dentro del sistema capitalista. Hasta que la salud y las necesidades más básicas dejen de estar en manos de la clase capitalista, será imposible no pagar esta pandemia con nuestros muertos. Porque el lucro de la burguesía siempre va contra las necesidades más básicas de la mayoría de la sociedad.