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Italia: el escándalo de las quiebras bancarias

El escándalo bancario que explotó con la “muerte” de cuatro pequeñas instituciones de crédito (Cari Ferrara, Cari Chieti, Popolare Marche e Popolare Etruria) prueba una vez más el carácter criminal y falso de sistema capitalista, y demuestra cuánto los gobiernos y los partidos políticos burgueses están al servicio de los especuladores. También pone en evidencia cómo los devastadores efectos de la crisis económica global que estalló en 2007 continúan haciéndose sentir.El “plan infalible” del gobierno

Con el decreto del 22 de noviembre, el gobierno pensaba que había cerrado una pequeña crisis financiera y evitado que pudiese asumir proporciones mayores. La creación de una “banca enferma” en la cual haría confluir las deudas incobrables (8.000 millones de euros, ahora devaluados a 1.700) y de una nueva “banca puente” donde incluir la “parte sana” de la banca (evitando usar fondos públicos) parecía ser una solución óptima. Pero este “plan infalible” resistió pocas horas la prueba de los hechos.

Más de cien mil pequeños ahorristas se han visto despojados literalmente, de la noche a la mañana, de los ahorros de una vida entera. ¿Su culpa? Haber suscrito bonos “subordinados”, es decir, bonos con un rendimiento un poco más alto que el habitual pero con el riesgo de no ver reembolsada su inversión.

La banca rapiña a los ahorristas

Por días, la propaganda del gobierno, los partidos mayoritarios y los más importantes periódicos han descrito una situación en la que los jubilados, los empleados y los trabajadores eran los “especuladores codiciosos” que conocían los riesgos a los que se enfrentaban. Sin embargo, pronto se descubrió que la información proporcionada por los bancos era falsa y no se explicaba el riesgo real de este tipo de inversiones. Incluso los empleados de los bancos, en muchos casos, desconocían esta característica de la inversión que proponían. Fueron impulsados ​​por la alta dirección para lograr los objetivos de ventas que pudieran aumentar las ganancias del banco y, como mínimo, para beneficiarse de estas operaciones sin escrúpulos.

Una parte de su retribución está vinculada a la ejecución del presupuesto, en términos de productividad y rentabilidad obtenida por los bancos. Dicho sea de paso (ya que no es estrictamente el tema relevante de este artículo), esto es responsabilidad de las burocracias sindicales que, con los años, han firmado contratos de trabajo en el que esta parte variable de la retribución ha asumido gradualmente cada vez más importancia.

Cuando la rabia explotó en protestas frente a las sedes de los bancos quebrados y las noticias llegaron a las primeras páginas de los periódicos, a la televisión y a los programas de entrevistas, el gobierno ha tratado de ponerse a cubierto de manera torpe y de modo tentativo. En unos pocos días, pasó desde la evaluación de la acción del gobierno como “favorable al mercado ” y respetuoso de sus leyes de mercado (ver declaración del ministro Padoan) a la promesa de “ayuda humanitaria” para tratar de salir al rescate, al menos parcialmente, de las demandas de los que perdieron sus ahorros.

Un choque entre ladrones

El gobierno se defendió, junto con el Banco de Italia, acusando a “Europa” de no permitir proteger plenamente a los pequeños ahorristas. El Banco de Italia, indirectamente, acusó al gobierno de no hacer sentir plenamente su voz en Bruselas, y se describe como el único que ha luchado contra los burócratas de la UE.

La Unión Europea respondió enojada mediante la descarga de toda la responsabilidad en Italia. En resumen, la lucha de poder entre las clases dominantes de Europa y de Italia se esboza en un marco en el que todo el mundo trata de proteger los intereses de su propia burguesía nacional, o fracciones de la misma, en perjuicio de los competidores y, en cualquier caso, en contra de las clases más bajas de cada país.

También hay que añadir que la flexibilidad que Renzi pide a las instituciones europeas para sus propios intereses de consenso, se los ha negado a Grecia, el verano pasado, cuando, en perfecta armonía con París, Berlín y Bruselas, se les impuso a los trabajadores y proletarios griegos un memorándum sobre la base de una criminal austeridad anti-obrera.

Siempre tratando de detener la creciente ola de ira popular, el gobierno ha intentado sin éxito, una vez más, explicar que por primera vez en la historia las pérdidas causadas por una mala gestión privada no son socializadas. En realidad, las cosas no son en absoluto como dicen Renzi, Padoan y el subsecretario Zanetti (este último elegido por el gobierno para enfrentar en los medios las acusaciones que se lanzan contra el Ejecutivo). Los 3.700 millones que el gobierno pide a los bancos para salvar a las cuatro instituciones en crisis se deducirán de “efectos fiscales” (impuestos), garantizando el ahorro de alrededor de 1.000 millones (carga que caerá sobre el presupuesto del Estado). Además, por la venta de la parte “sana” de los bancos y también por los créditos incluidos en el “banco malo”, se recuperará todo, o tal vez más que las inversiones (dado que no se utilizarán los fondos de estas operaciones, ni siquiera en parte, para pagar a los pequeños inversores engañados).

Los próximos abismos

Los peligros, sin embargo, van más allá de este caso específico. Otros dos bancos pueden ser las próximas víctimas de la crisis: Veneto Banca y Popolare di Vicenza.Se trata de bancos en la órbita del centro-derecha, a diferencia de los cuatro anteriores que son bancos de la zona del centro-izquierda (en Popolare Etruria, durante ocho meses fue el padre de la ministro Boschi quien asumió este cargo, inmediatamente después de que su hija fue nombrada, en una prueba más de la mezcla del poder político burgués y las finanzas capitalistas). Lo que nadie dice es que estos dos bancos habían pasado, aunque no muy bien, las pruebas de solidez patrimonial hechas a nivel europeo en el otoño de 2014; hoy el valor de sus acciones ha caído fuertemente a causa de sus dificultades patrimoniales.

También algunos comentaristas comenzaron a señalar que habría cerca de 200.000 millones en préstamos incobrables en los balances de todos los bancos si se utilizara un punto de referencia de evaluación de crédito similar a los bancos en quiebra (que se ha reducido en más de 80%). En los balances del sistema bancario se abriría un enorme agujero que arriesgaría crear un nuevo Lehman Brothers, con las consecuencias que conocemos (fue el fracaso de este banco estadounidense lo que abrió la recesión global que vivimos hoy en día).

La única solución real y verdadera

Por el momento, algunos trucos contables y la política del Banco Central Europeo, que está proporcionando dinero gratis a la banca del Viejo Continente, permiten ocultar el polvo debajo de la alfombra. Pero todo esto no durará mucho tiempo, sobre todo si la economía no toma el camino de una poderosa recuperación. Pero, para desgracia de los que defienden enérgicamente este criminal sistema político y social, las previsiones van en otra dirección. Se avecina cada vez más hacia un nuevo desastre de proporciones globales.

La solución no es crear nuevas reglas “más estrictas” para evitar que casos similares vuelvan a ocurrir, o para dar más poderes a los supervisores nacionales o continentales, ni pretender que las comisiones de investigación (uni o bicamerales) puedan finalmente hacer justicia.

La nacionalización sin indemnización de los bancos, la abolición del secreto bancario, la creación de una única institución de crédito nacional bajo control de los trabajadores, la expropiación de las grandes empresas que se han enriquecido con las estafas bancarias: estas son las soluciones reales que necesitamos hoy. Ninguna reforma ni ningún “control” pueden terminar, en el capitalismo, con los crímenes perpetrados en nombre de la ganancia. Por esto, solo un gobierno de los trabajadores que llegue al poder por una revolución socialista podrá realmente resolver las cosas.

Traducción: Marcelo Korman.

Artículo publicado en: http://www.partitodialternativacomunista.org/ del 16 de diciembre de 2015.-

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