Con ocasión del 8M entrevistamos a Mari Carmen Triviño, que es pensionista, militante de Corriente Roja y afiliada al sindicato Co.bas.

El pasado 30 de enero hubo una convocatoria de Huelga General en Euskal Herria bajo el lema: «un trabajo, pensiones y vida digna», que tuvo un impacto importante. Una convocatoria en la que fue decisivo el impulso de l@s pensionistas.

En muchos lugares del Estado hubo concentraciones de apoyo a esa huelga, entre ellas Madrid, donde diversas plataformas de pensionistas convocaron una concentración en la Plaza del Museo Reina Sofía que fue secundada por distintas organizciones políticas, sociales y sindicales.

PR: ¿Por qué decidiste estar en la concentración de apoyo que hubo en Madrid y cuál es tu valoración de aquel acto?

MC: Los y las pensionistas llevamos mucho tiempo saliendo a la calle para reivindicar entre otras cosas, pensiones mínimas de 1.080€, pensiones a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, lo cual supone derogar el pacto de Toledo, así como la derogación de las dos últimas reformas laborales, la de 2010 y la de 2012. La huelga era en demanda de todas esas reivindicaciones que aún no se han conseguido y por esto acudí a ese acto.

En cuanto a mi valoración del mismo, lo primero que quiero decir es que esa huelga estuvo desde el primer minuto amenazada. No sólo por las presiones de la patronal, sino por el intento de boicotearla por parte de UGT y CCOO con argumentos vergonzosos. Igualmente los partidos PSOE, PNV y Podemos pusieron todo su empeño en desprestigiarla y tratar de que fracasara. En esa situación, la solidaridad a la huelga era más importante que nunca y mi valoración es positiva porque creo que sirvió para rodear de apoyo la huelga. La concentración fue una muestra más de que «gobierne quien gobierne los derechos se defienden» y que no son tiempos de cheques en blanco sino de hechos y realidades ante las necesidades más acuciantes que hoy sigue teniendo la clase trabajadora.

PR: ¿Qué te parece que una de las primeras medidas que haya tomado el nuevo gobierno sea la de subir las pensiones un 0,9€?

MC: Pues me parece que esa subida no puede contentar a nadie porque es una miseria y además ni siquiera es lineal, por lo que contribuye a aumentar aún más la brecha entre las pensiones más altas y las más bajas.Y las mujeres somos de nuevo las más afectadas, pues somos mayoría entre las perceptoras de esas pensiones más bajas como son las pensiones no contributivas que no llegan a los 400 euros o las pensiones de viudedad, para las que esa subida significa unos seis euros.

PR: Como mujer y pensionista, ¿por qué y para qué saldrás a la calle este próximo 8 de Marzo?

MC: Saldré a la calle para exigir que se acabe con la brecha de género en las pensiones que es de media de un 38%, que se da en todas las CCAA y en todo tipo de pensiones. Una discriminación que no es sólo consecuencia de la brecha salarial, sino que hunde sus raíces en un modelo social heredado del franquismo y es el resultado de la acumulación de todas las desigualdades de género que las mujeres sufrimos en el mercado laboral.

Muchas de nosotras tuvimos muy complicado el acceso a la formación y a un empleo remunerado. Recordemos que bajo el franquismo las mujeres casadas no podían trabajar hasta 1960 y a partir de ahí sólo en algunos casos y profesiones. Éramos consideradas «población inactiva», de profesión «sus labores». Miles recibimos ahora una pensión mínima, ya sea de viudedad o no contributiva, que en rigor son ayudas casi de caridad.

Por eso las pensionistas que peleamos tanto, seguimos todavía luchando. No sólo ya por nuestras propias pensiones, sino por los derechos sociales y laborales que miles de mujeres aún no tienen. Saldré para exigir la inclusión inmediata de las trabajadoras de hogar cuyos salarios son miserables, en el régimen general de la Seguridad Social. O para exigir respeto y derechos para las más oprimidas, como son las mujeres racializadas, inmigrantes o trans.