En la última cumbre europea, los líderes de la UE pactaron un plan de acogida de 100.000 personas en los próximos años. La mitad de las plazas se habilitarán en Grecia y el resto las ofrecerá la agencia de refugiados de la ONU (ACNUR). La idea es reubicar una parte de los refugiados que llegan a Grecia, Hungría e Italia y enviarlos a otros países del continente para, de esta forma, “aliviar” la presión sufrida por los primeros.Por May Assir y Gabriel Huland

ACNUR calcula que 705.000 inmigrantes y refugiados han llegado a Europa a través del Mediterráneo en lo que va de año. Cerca de 3.200 de ellos han fallecido en el mar. A medida que se acerca el invierno la situación se complica por el frío y la lluvia. Los recursos destinados a la asistencia a los refugiados es totalmente insuficiente para atenuar el drama de estas personas que se ven obligadas a dejar sus vidas y aventurarse en busca de un futuro mejor.

Si por un lado vemos la incapacidad de los países europeos para llegar a un acuerdo sobre cómo solucionar esta crisis por la positiva, recibiendo a las personas y destinando los recursos necesarios para ello, por el otro, vemos la rapidez con que se construyen muros y se aumentan los controles en las fronteras.

Ante el fracaso de la UE en manejar el asunto están surgiendo de manera espontánea en distintos países movimientos independientes de acogida y solidaridad con los inmigrantes. Movimientos como la Red Solidaria de Acogida de Madrid, que se viene reuniendo desde el inicio de la crisis de los refugiados con el objetivo de organizar iniciativas de solidaridad, como la acogida en las estaciones de autobús, los servicios de traducción y el acompañamiento a las personas que necesitan realizar trámites civiles.

El caso de Madrid es emblemático porque retrata bastante bien el conflicto generado por la crisis entre la población dispuesta a acoger y las instituciones políticas que se ven cada vez más empantanadas en sus disputas. Los políticos de la UE se llenan la boca para hablar de solidaridad entre los pueblos, pero en la práctica están haciendo todo lo contrario.

Austria, Dinamarca y Alemania, por ejemplo, están creando más trabas legales para la acogida de personas que vienen de zonas en conflicto. El primer-ministro húngaro alza la voz para hablar en contra de la entrada de personas en la UE. Un alcalde francés afirma que no aceptará a inmigrantes musulmanes. En definitiva, la UE aumenta la represión y muestra su verdadera cara.

En Madrid por ejemplo, el ayuntamiento liderado por Manuela Carmena prometió al principio de la crisis, en una reunión con activistas de la Red de Acogida, que destinaría recursos y albergues para el apoyo al movimiento. Hasta el momento no se han concretado las medidas anunciadas y prácticamente todo el trabajo se está realizando de manera voluntaria por personas a título individual. El argumento central utilizado para justificar la inacción es que tienen que esperar la iniciativa del gobierno estatal. En Barcelona la situación no es diferente.
Las redes de acogidas
Las redes de acogida que se están gestando en todo el Estado deben actuar paralelamente en dos ámbitos: la organización activa de la solidaridad y la lucha social en la calle para presionar y denunciar las instituciones públicas en relación a su falta de compromiso con las personas inmigrantes/refugiadas. Deben también politizar el debate discutiendo seriamente las causas de la crisis migratoria actual, generando así más conciencia social.

En este sentido, estamos totalmente de acuerdo y apoyamos el manifiesto elaborado por la Red Solidaria de Acogida de Madrid leído en la concentración del último día 25 de octubre (ver recuadro):

“La denominada crisis de los refugiados ha generado en nuestras sociedades una toma de conciencia no sólo por las terribles consecuencias que millones de personas sufren por el conflicto armado en Siria y por otros tantos conflictos olvidados; también por las nefastas consecuencias de las políticas migratorias de control de la UE y de algunos estados miembros, que arrojan a las mafias, cuando no a la muerte, a cientos de miles de personas que huyen de sus países en busca de protección y de seguridad en Europa.
Se ha generado un sentimiento de acogida que ha desbordado Europa.”

Hace falta organizar una gran campaña de solidaridad que denuncie la UE y los gobiernos estatales, movilice a lxs trabajadorxs y acoja a lxs refugiadxs. Los sindicatos deben entrar de lleno en esta campaña, retomando la tradición internacionalista y la solidaridad de clase tan fuerte en el pasado y bastante olvidada actualmente.
¿De qué huyen lxs refugiadxs?
Las personas que se ven obligadas a huir de sus países  y buscarse la vida en otros países no lo hacen por voluntad propia, sino porque son obligadas por las circunstancias en que se encuentran.

En Siria una dictadura abominable, de Bashar al-Assad, responsable por la muerte de más 400.000 personas, sigue matando a su pueblo con la complicidad tácita de la UE y los EEUU. El Estado Islámico, al fin y al cabo solo pudo desarrollarse a causa de la ocupación norteamericana de Iraq y la omisión por parte de Occidente en ayudar a los grupos independientes que luchan contra el régimen de Assad.

En la África Subsahariana, la extrema pobreza generada por las políticas de expolio aplicadas por gobiernos aliados de China y los países imperialistas han llevado a que miles de personas tengan que recurrir a las mafias para intentar llegar a Europa. En el Sahara Occidental, la situación no es distinta. El Estado español es cómplice de Marruecos en su política de ocupación y apartheid en el Sáhara.

Los eritreos, por su vez, huyen de una dictadura asesina. En América Latina, la pobreza ocasionada por gobiernos sumisos a las políticas neoliberales promovidas por los EEUU han generado un aumento de la emigración.

Los países centrales (EEUU, UE, Japón, etc.) aprovechan el drama de estas personas para aumentar sus tasas de ganancias y presionar los salarios a la baja. Las empresas alemanas, por ejemplo, están muy contentas con tener a su disposición una masa de trabajadores bien cualificados que están dispuestos a reconstruir sus vidas y trabajar por salarios muy por debajo de la media.
Todxs somos refugiadxs, todxs los mismos derechos
Cerca de cien personas participaron el domingo 25 de octubre en la concentración convocada por la Red Solidaria de Acogida de Madrid delante de la Sede de la Secretaría de Inmigración y Emigración. El objetivo de la concentración era denunciar la total falta de políticas por parte del gobierno del Estado español para la acogida a lxs refugiadxs.

En la concentración tomaron la palabra distintos colectivos y refugiadxs de varios países, como Siria, Senegal, Palestina y Marruecos. También hablaron representantes de sindicatos, así como miembros de la Red. La Red se reúne cada miércoles en Lavapiés para organizar los turnos de acogida en la estación de Méndez Álvaro, el acompañamiento psicosocial a lxs refugiadxs y preparar otras actividades. También prepara charlas, convoca concentraciones, aparte de recibir ropas y alimentos que se distribuyen en Madrid o se envían a otros países.