Al decir de Lenin, la Tercera Internacional ganó su lugar en la historia. Y si uno mira todo lo que hizo en sus cuatro primeros años no hay dudas de que fue así.

Fue fundada en marzo de 1919,  con grandes dificultades. En plena guerra civil, con la Rusia soviética totalmente bloqueada, con frentes de guerra por todos lados, que hizo que sólo pudieran llegar un pequeño número de delgados, algunos de ellos llegando recién en el último día del congreso. Pero no fue ese el único ni el principal problema del congreso de fundación.  Como dijo Lenin en el discurso de apertura, la Tercera Internacional había perdido a dos de sus mejores representantes: Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, asesinados con la complicidad del gobierno socialdemócrata de Alemania. Y esos asesinatos, además de la terrible pérdida política y humana que provocaron,  tuvieron consecuencias en la principal discusión del congreso: ¿Se fundaba o no la Tercera Internacional?  Esa discusión estuvo presente en todas las sesiones y recién se definió en la última.

¿Por qué estaba la duda sobre la fundación? Porque por fuera del partido ruso, todos los demás eran pequeñas organizaciones y Eberlein, el delegado alemán, venía con la definición de votar en contra, influenciados por la posición de su gran dirigenta, recientemente desaparecida, que opinaba que no era la hora de fundar una nueva internacional.

Los representantes del Partido ruso, no tenían dudas de la necesidad de fundar ya la Tercera, pero querían dar tiempo a la discusión con el partido alemán. Por eso, aceptaron no definir de entrada al congreso como de fundación de la Internacional, dejando esa definición para el final.

El segundo día llega Racovsky (delegado por la Federación de los Balcanes) decidido a votar por la fundación, al igual que Steinhard (delegado por el Partido Comunista de Austria), que da un apasionado apoyo a la posición bolchevique. La llegada de estos dos dirigentes fue decisiva para convencer a los delegados de las pequeñas organizaciones de la necesidad de fundar ya la Tercera,  mientras que el delegado alemán cambia su posición en contra por la abstención. Así, el 5 de marzo de 1919,  sin ningún voto en contra y con la abstención de los 5 votos que acumulaba el delegado alemán,  después  de un doloroso trabajo de parto, nació la Tercera Internacional, la mayor conquista organizativa del proletariado mundial.

Un verdadero partido mundial, no una agencia del partido ruso.

Para los bolcheviques, todo debía ser sometido a la Internacional, incluso la política para dirigir el Estado Soviético. La mejor prueba de eso,  fue la periodicidad de sus Congresos. En los momentos más difíciles del nuevo Estado, en medio de la guerra civil y de la invasión de los ejércitos imperialistas, la Internacional garantizó un Congreso por año. Así, bajo la dirección de Lenin y Trotsky,  en 1919, 1920 1921, 1922, se realizaron los cuatro primeros Congresos de la Tercera Internacional.

Pero esa periodicidad no fue la única prueba del tipo de partido que se quería construir. No había dudas de la superioridad cuantitativa y cualitativa del partido ruso, sin embargo, por decisión política de la dirección bolchevique, sus delgados estaban en minora en los congresos de la Internacional. Cuando el congreso de fundación el partido bolchevique tenía 250 mil militantes[1] y la mayoría de las otras organizaciones no pasaban de unos pocos cientos. Pero esa abismal diferencia numérica no se reflejaba en el número de votos en el Congreso, que estaban distribuidos de la siguiente manera: partido comunista ruso, partido comunista alemán, SIP norteamericano, Izquierda Zimmerwaldiana francesa: 5 votos cada uno.  Partido Comunista de Austria alemana, partido comunista húngaro, Socialdemocracia de Izquierda sueca, Federación Revolucionaria Balcánica, partido comunista polaco, partido comunista de Finlandia,  partido comunista ucraniano: 3 votos cada uno. Partido comunista de Letonia, Partido comunista ruso-blanco y lituano, partido comunista de los alemanes del Volga, Grupo Unificado de los pueblos de Rusia Oriental:  1 voto cada uno.

Internacional Comunista
Lenin con delegados al II Congreso de la Tercera Internacional (1920)

Una herramienta para impulsar, organizar, dirigir la revolución socialista mundial

A lo largo de esos cuatro años, la Tercera fue votando una serie de resoluciones sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado,  sobre la cuestión de la mujer y la cuestión negra, sobre el campo, sobre los sindicatos, sobre el Frente Único Obrero, sobre el régimen y la acción de los partidos comunistas,   que fueron dando los aspectos centrales del programa revolucionario. Lamentablemente el Cuarto Congreso con alcanzó a votar el programa. De cualquier manera, esas resoluciones no dejaban ninguna duda que el objetivo central de la Internacional Comunista era la revolución socialista mundial, lo que llevó a Lenin a afirmar que:

“La importancia histórica universal de la III Internacional, la Internacional Comunista, reside en que ha comenzado a llevar a la práctica la consigna más importante de Marx, la consigna que resume el desarrollo secular del socialismo y del movimiento obrero, la consigna expresada en este concepto: dictadura del proletariado. Esta previsión genial, esta teoría genial se está transformando en realidad.”[2]

1923-24- Todo comienza a cambiar

La combinación de la derrota de la revolución alemana, la destrucción y el agotamiento provocados por la guerra civil, la enfermedad y posterior muerte de Lenin, dieron origen a un proceso de burocratización en el Estado y en el partido ruso, que culminará con el triunfo de la contrarrevolución estalinista en la década del 30 del siglo pasado.

Lenin fue el primero que vio el problema. El 20 de noviembre de 1922 decía: “Lo que necesitamos es que los comunistas controlen la máquina a la cual han sido asignados y no, como a menudo pasa entre nosotros, que la máquina los controle a ellos”[3]. Y en diciembre escribió a Trotsky proponiéndole formar un bloque “contra la burocracia en general y contra el Buró de Organización [dirigido por Stalin] en particular”[4].

Esa batalla que Lenin pretendía dar, junto a Trotsky, en el XII Congreso del Partido Comunista ruso se frustró,  porque  el 9 de marzo de 1923 sufrió un nuevo ataque que lo mantuvo totalmente paralizado hasta su muerte, el 24 de marzo de 1924.

El proceso de burocratización continuó, expresándose no sólo en las actitudes brutales contra las nacionalidades y en los cortes de la democracia interna del partido, sino también en el progresivo abandono de la política revolucionaria, como la negativa a impulsar la industrialización y la capitulación frente a los campesinos ricos a partir del slogan de Bujarin: “Kulaks enriqueceos”, que se combinaba con una creciente diferenciación en la situación material de los miembros del partido.

La batalla contra ese proceso degenerativo, dirigido por la “Troika”[5], fue encabezada por Trotsky, que pasa a ser el principal dirigente de la Oposición de Izquierda. Esta Oposición nuclea a importantes figuras y sectores del partido. Una vez iniciado el debate una tercera parte de las organizaciones del partido en el ejército se pronunciaron por la oposición, al igual que el Comité Central de la Juventud Comunista y la mayor parte de sus células. Además, destacadas figuras como Preobrazhenski, Rakovski, Muralov, Sonovski, Piatakov[6], también dieron su apoyo.

Internacional Comunista Trotsky
León Trotsky en el II Congreso de la Tercera Internacional junto a él de izquierda a derecha Paul Levi y Zinoviev.

Como dice el trotskista norteamericano Dave Frankel: “Si el factor principal en la contienda hubiese sido la habilidad política y los éxitos alcanzados por la gente que componía las dos fracciones los oposicionistas hubiesen ganado fácilmente.”[7]

Pero la definición la dio el peso del aparato, la Troika comenzó una persecución de los opositores. Antonov  Ovsenko, uno  de los primeros   firmantes de la Oposición, jefe del asalto al Palacio de Invierno en octubre de 1917, héroe de la Guerra Civil en Ucrania y jefe de los comisarios políticos del Ejército Rojo, fue destituido de su cargo y le fue suspendido el voto en las células militares. El Comité Central de la Juventud Comunista fue desintegrado y reemplazado por personas dispuestas a apoyar a la Troika.  En la medida en que se acercaba el XIII Congreso, los opositores en las fábricas eran amenazados con la pérdida del trabajo. En las reuniones del partido se anotaban los nombres que se inclinaban a favor de la Oposición y se investigaba su pasado. En donde más se sentía esa presión eran en las regionales más alejadas.

Así se llega a que, a pesar de que en las conferencias distritales de Moscú la Oposición tuvo 36% de los delegados,  sólo tuvo 3 delgados sobre 218, en el XIII Congreso que se realizó en marzo de 1924.

La derrota fue aplastante. En ese congreso, además, se le dio categoría de principio a la suspensión temporal de las tendencias que se había tomado cuando la insurrección del Kronstadt, recién finalizada la guerra civil.

El “socialismo en un solo país”.

En setiembre de 1924, Stalin anuncia una nueva teoría que revisa toda la concepción marxista: La teoría del socialismo en un solo país, que planteaba que se podía llegar al socialismo dentro de las fronteras nacionales,  con la consideración de que hay países maduros para el socialismo y otros que no lo están. El único maduro, según Stalin, era la URSS. Eso implicaba que los partidos de la Internacional debían ponerse al servicio de la “construcción del socialismo” en la URSS. Esa teoría estaba al servicio de justificar las políticas cada vez más nacionalistas que impulsaba la burocracia.

Las discusiones sobre la situación en la URSS, donde los campesinos ricos ganaban cada vez más peso, sumada a esa nueva teoría de Stalin, provocó la ruptura de la Troika. Kamenev y Zinoviev forman un bloque para enfrentar a Stalin en el XIV Congreso, pero son derrotados y desplazados de sus puestos partidarios.

En 1926 se unen a Trotsky formando la Oposición Conjunta que elabora un programa que presentan al Comité Central.  No es aceptado y sus reuniones son ilegalizadas.

Ante eso, Trotsky considera que lo central es apostar en la revolución mundial.

Se había perdido,  con gran responsabilidad de Stalin, la revolución alemana de 1923, pero estaba en desarrollo un profundo proceso revolucionario en China.  Pero la orientación de Stalin, de capitulación a la burguesía del Kuomintang, lleva a la derrota de la revolución China (1927) y a la muerte de miles de militantes del partido comunista chino.

Trotsky, que había combatido esa orientación, pide que el balance sea discutido en la Tercera. Eso provoca su expulsión del partido y su destierro. A partir de ahí comenzará su batalla por recuperar la Internacional a través de la conformación de la Oposición de izquierda Internacional.

La Tercera Internacional estalinista

La internacional, dirigida por Stalin, se fue adaptando, aunque no sin resistencias, al proceso que se vivía en la URSS.

Lo primero a notar es el cambio en la periodicidad de sus congresos. Los cuatro primeros fueron anuales (1919, 1920, 1921, 1922). El quinto se realizó a los 2 años (1924), el sexto a los 4 años (1928) y el séptimo a los 6 años (1935).

Cambia la relación del partido soviético con al Internacional, Stalin la pasó a dirigir con mano de hierro. Así dispuso el cambio de sus presidentes de acuerdo a la relación que tenían con él. En el sexto congreso (1928) Zinoviev fue destituido después de la ruptura de la Troika y reemplazado por Bujarin, quien, en 1929 pasa a ser perseguido, demitido de sus puestos del partido y obligado a renunciar a la dirección de la Internacional, siendo sustituido por Dimitrov.

En el quinto congreso (1924) se responsabiliza a la dirección alemana (que simplemente había seguido las instrucciones de Stalin) de la derrota de la revolución en 1923 y se minimizan las consecuencias de esa derrota.

 En el sexto (1928) se aprueba el programa presentado por Stalin (la comisión de programa se niega a publicar para los delegados la crítica enviada por Trotsky). El programa presentado está armado en base a la teoría del “socialismo en un solo país”  y como plantea Trotsky, no tiene una estrategia revolucionaria para la época imperialista.  En ese congreso se aprueba la política del Comité anglo-ruso, un bloque permanente con el reformismo, que se mantuvo a pesar de la evidente traición de la burocracia reformista a la lucha del proletariado inglés. Y se aprueba todo lo actuado en China,  tanto la capitulación al Kuomintang que llevó a la derrota de la revolución, , como la política ultraizquierdista dada después de la derrota, de negarse a levantar la táctica de Asamblea Constituyente, impulsando acciones aventureras.

Aparece el planteo de los” tres períodos”:   el primero 1917-1923, de aguda crisis; el segundo, 1924-1928, de estabilización del capitalismo; el tercero, que se abría en 1928, el período de la crisis general del capitalismo que llevaría inevitablemente a la revolución. De ahí surge el llamado “ultraizquierdismo del tercer período”. La crisis mundial de 1929 dio impulso a ese giro, pero la principal razón fue el “viraje a la izquierda” dentro de la URSS,  donde se reemplazó la política de “kulaks enriqueceos” por la  “colectivización forzosa” en el campo a costa de una gran matanza de campesinos. Esa política fue acompañada por la ruptura y persecución de Bujarin y la Oposición de Derecha.

En este “tercer período” surge la concepción del “social- fascismo”  con la que se rechazaba toda unidad de acción con las organizaciones reformistas, de ahí surge la táctica de los “sindicatos rojos” y  la negativa a impulsar el Frente Único Obrero con la socialdemocracia para enfrentar a Hitler.

Esa criminal política favoreció la victoria de Hitler en 1933 y los obreros alemanes, desunidos, sufrieran la peor de las derrotas, la que se obtiene por no dar la pelea.

A partir de eso, Trotsky considera que es imposible regenerar al Partido Comunista alemán. Pero sigue apostando a recuperar la Internacional, hasta  que el 7 de abril de 1933, la Internacional Comunista declaró: “La línea política del Comité Central del PCA, con Thaelmann a la cabeza, fue completamente correcta, antes y después del golpe de estado de Hitler”. Es ahí cuando, después de una batalla de 10 años, Trotsky da por muerta a la Tercera como Internacional revolucionaria.  En julio del mismo año, llama a construir una nueva Internacional marxista, totalmente independiente de la burocracia, como única forma de defender el triunfo de octubre de 1917.

El séptimo congreso (1935) acabó totalmente con el “giro de izquierda”. Este es el congreso donde se generaliza la política de alianza de clases para todos los países del mundo, impulsando la política del Frente Popular, con sectores de la burguesía, para enfrentar al fascismo. Política que los diferentes sectores del estalinismo siguen levantando hasta hoy con diferentes argumentos, enfrentar a la derecha, al fascismo o los golpes militares.

Esa política de alianza con la burguesía de Stalin tuvo su máxima expresión durante la Segunda Guerra Mundial. Primero en el pacto que firmó con Hitler en 1939. Después, cuando el pacto con el imperialismo alemán fue roto por Hitler, la alianza de clases continuó, esta vez con los imperialismos británico y yanqui.

Una gran expresión de la fidelidad de Stalin a este nuevo pacto con el imperialismo, es que a pedido Churchil, el primer ministro británico, el 15 de marzo de 1943, disuelve la Tercera Internacional.   Otra gran expresión de esa fidelidad, fue la entrega de la revolución en Italia, Francia y Grecia, para así cumplir con el reparto del mundo acordado en Yalta y Potsdam.

La degeneración de la Tercera no fue pacífica

La contrarrevolución estalinista en la URSS se hizo a sangre y fuego. En los procesos de Moscú y en los campos de concentración acabaron con la vida de la mayor parte de los miembros del Comité Central que dirigió la revolución rusa, así como con los principales dirigentes de la Juventud Comunista, del Ejército Rojo, y de gran cantidad de cuadros muy destacados en la revolución y en la guerra civil.

Según el historiador Viktor Zemskov encargado, en 1989, por la Academia de Ciencias de investigar sobre ese tema, casi 800 mil miembros del partido fueron ejecutados y unos 600 mil murieron en las cárceles y campos de concentración.[8]

Algo parecido pasó a nivel de la Internacional. Como dice Pierre Broue[9],  la mayoría de sus fundadores fueron asesinados por orden de Stalin: Zinoviev y Bujarin, dos de sus presidentes, fueron fusilados. Radek fue asesinado en la cárcel, así como Hugo Eberlein, el delegado alemán en el congreso de fundación. El suizo Fritz Plateen, quien presidió el congreso de fundación, fue preso en 1938 y ejecutado en 1941. Rakovsky, que fuera decisivo para que se votara a favor de la fundación, fue fusilado en 1941.  El húngaro Bela Kun, fue asesinado en la cárcel en 1938 ….

En relación a los partidos, hay diferencias entre los clandestinos y los que eran legales en sus países. Estos últimos la pasaron mejor porque no se veían obligados a exilarse en la URSS, mientras que los que estaban fueran de la ley en su país y se refugiaban en Moscú, pronto descubrían que su situación no había variado.   Dos de esos partidos, el turco y el letón, sufrieron la masacre de la totalidad de sus dirigentes refugiados en la URSS.

En este marco general hubo casos particulares, el más interesante fue el del Partido Comunista polaco. El origen de la tragedia está en la defensa que el partido polaco hizo de Trotsky en 1923-24. Pero es en 1936 que aparecen en los órganos de prensa de la Comintern burdas denuncias contra dirigentes polacos exilados en la URSS de que eran “espías y provocadores”. Esas denuncias groseras tenían la intención de preparar la afirmación de que los servicios secretos del dictador polaco, junto a los “trotskistas”, se habían apoderado de la dirección del partido. Con ese argumento hicieron desaparecer no sólo a diez dirigentes históricos del Comité Central, sino a centenas de cuadros medios y militantes de base. Finalmente, el partido polaco, oficialmente calificado como “nido de espías” fue suprimido y desapareció de los discursos y de la prensa comunista mundial.

Los polacos no fueron los únicos.  Motivadas por aciertos de cuenta, búsqueda de “chivos expiatorios”, resistencia al nuevo rumbo de la Internacional, hubo víctimas en diferentes partidos de la Tercera.

Los húngaros fueron los primeros refugiados políticos, al principio parecía que no había problemas con ellos, pero al final de la década de 1930, siguieron la suerte de su jefe Bela Kun y murieron casi todos.

El partido comunista yugoslavo tuvo en torno de 800 víctimas, casi todos cuadros y ex secretarios generales.

El partido alemán, fue menos golpeado porque el grueso de los exilados, después de 1933, se dirigió a Occidente. Sin embargo, además del ya citado Eberlein,  varios miembros de los grupos opositores a la política de Thaelmann fueron presos y ejecutados entre 1938 y 1939. También tuvieron víctimas los griegos, los finlandeses, los lituanos, los chinos, los hindúes, los iranianos y existe una lista de 200 italianos muertos en la URSS.[10]

Y todo eso, por fuera de los asesinatos en la guerra civil española y  de los militantes de la Oposición de izquierda Internacional, en diferentes países,  incluidos León Sedov y el propio Trotsky.

¿Cuál es la causa de esta tragedia?

El historiador trotskista Pierre Broué, da una explicación centralmente subjetiva, él dice: La historia de la Internacional comenzó, como vimos, con la pérdida- tres asesinatos y un muerto de tristeza- de cuatro de sus padres fundadores, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Leo Jogiches y Franz Mering. Cinco años más tarde, ella pierde a Lenin, que fuera el combatiente más constante, el más lúcido y el más aguerrido, por su proclamación y su construcción ¿Será que nos damos cuenta? Ella fue literalmente decapitada. Imaginemos, para medir la amplitud de la mutilación, que Marx y Engels hubieran muerto algunos años después de escribir el Manifiesto del Partido Comunista. ¿Qué sería de ese sistema de pensamiento, ese “marxismo” que marcó de tal modo las ideas políticas y sociales del sigo 19? ¿Quien habría garantizado su desarrollo y su florecimiento? Se trata, de hecho, de la destrucción de toda una primera línea.[11]

No me parece correcta esa explicación. La importancia del aspecto subjetivo, del papel del dirigente es muy importante, y la ausencia de Lenin tuvo un peso enorme. Pero no se puede ignorar que eso se combinó con importantes factores objetivos: la derrota de la revolución alemana (y después de la china),  la destrucción y cansancio de la clase obrera después de la Guerra Civil. Si Lenin hubiera muerto en 1917, antes de llegar a Rusia, su ausencia hubiera sido determinante, como dice Trotsky, no se hubiera tomado el poder.   Pero en 1923-24, estaba el partido que él construyó y estaba Trotsky, como gran dirigente del partido y de la revolución.

Por otro lado,  de la interpretación de Broué, se puede concluir que la pérdida de la Tercera era inevitable o, lo que es lo mismo, que la batalla de la Oposición de   Izquierda estaba condenada al fracaso. Y eso no es así. El resultado no estaba escrito y dependía del desarrollo de la revolución mundial.

En la lucha de clases se gana o se pierde, pero nada está determinado de antemano. Y cuando se pierde, es importante recordar lo que dice Trotsky, en un llamado por la IV Internacional de marzo de 1934: “La clase obrera asciende taladrando por sí misma una roca de granito. A veces se resbala unos cuantos pasos: a veces el enemigo dinamita los escalones que han sido cortados; a veces se entierran porque han sido hechos en un material pobre. Después de cada caída debemos levantarnos; después de cada resbalón debemos ascender de nuevo; cada paso destruido debe ser reemplazado por dos nuevos».

Notas:

[1] Pierre Broué, El Partido Bolchevique

[2] Lenin, La Tercera Internacional y su lugar en la historia, Moscú, 15 de abril de 1919.

[3] Lenin, Obras completas, Tomo XXXIII

[4] Diario de las secretarias de Lenin.

[5] Bloque de Stalin, Kamenev y Zinoviev, formado en diciembre de 1922, que dirigía el politburó del Partido.

[6] Eugeni Preobrazhenski, principal economista bolchevique, dirigió, en Los Urales,  la lucha clandestina, así como la lucha por la revolución y la primera parte de la Guerra Civil. Christian Rakovski, encabezó el primer gobierno soviético en Ucrania después de haber dirigido a los comunistas en Besarabia durante la Guerra Civil. Después fue embajador en Inglaterra y en Francia. Nicolav Muralov, dirigió a los Guardias Rojos en el asalto al Kremlin en octubre de 19177 . Comandante del distrito militar de Moscú en la Guerra Civil. Miembro de la Comisión Central de Control del partido. Lev Sonovski, jefe del departamento de agitación y propaganda. Yuri Piatakov, Lenin dice, en su Testamento, que era uno de los más destacados líderes de la joven generación.

[7] Dave Frankel,  “Historia de la Oposición de Izquierda”

[8][8] Periódico la Vanguardia, Estado Español, 3 de junio 2001

[9][9] Pierre Broué, Historia de la Internacional Comunista, tomo II, Capítulo 32

[10] Todos estos datos están publicados  por Pierre Broué, Historia de la Internacional Comunista, cap 32

[11] Pierre Broué, La Historia de la Internacional Comunista. Tomo I, Cap.17