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La UE aumenta la represión para impedir la entrada de refugiados

La actual crisis migratoria en Europa se debe entender como la punta del iceberg de una crisis sistémica mucho más profunda. La del sistema capitalista en su actual etapa de decadencia y destrucción. Las crisis ocurren en intervalos de tiempo cada vez menores y son más profundas y destructivas. La salida propuesta por los gobiernos de Europa y EEUU es aumentar la miseria en la periferia y en sus propios países para seguir garantizándoles a los más ricos sus ganancias.Por Gabriel Huland y Juan Ignacio Mayer

La UE no es un proyecto de capitalismo sostenible y humanitario, sino una máquina de guerra contra los pueblos para asegurar los beneficios del gran capital alemán y francés. Es co responsable, junto a otros gobiernos, de las guerras y tragedias sociales que asolan a los países africanos, asiáticos y latinoamericanos, y que empujan a millones de trabajadores a recurrir a la última alternativa que les queda: la inmigración involuntaria. Los gobiernos europeos son responsables por las muertes en el Mediterráneo y por la escenas de barbarie que presenciamos en los últimos días en las fronteras de Europa.

El drama de la inmigración

Familias enteras pasan la valla de alambre que separa Hungría y Serbia para entrar en el territorio de la UE. Decenas de personas amontonadas como animales en embarcaciones precarias para llegar a las islas griegas desde la costa turca. Personas flotando en las aguas del Mediterráneo cerca de la costa italiana observadas por la guardia costera. En los rostros de estas personas, obligadas a seguir estas rutas en busca de dignidad y protección, se refleja el miedo y la incertidumbre de no saber hacía donde van ni si llegarán con vida. La mayoría de los que logran recorrer todo el camino hasta llegar a Europa tuvieron que pagar cuantías absurdas a las mafias que convierten el horror de la guerra en un negocio altamente rentable.

Estas imágenes han barrido las redes sociales en las últimas semanas, en lo que se está tratando en la prensa como la peor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial. Es difícil no conmoverse. El drama de los refugiados que llegan a Europa de países como Siria, Afganistán, Eritrea, Somalia e Iraq está llamando la atención de medio mundo. Siria vuelve a estar en el centro de los titulares, dado que más de la mitad de la actual oleada de refugiados provienen de ahí, y muchos se preguntan qué es lo que realmente sucede en este país.

Los grandes medios de comunicación, como de costumbre, tratan de transformar el drama humano en un gran espectáculo, con el fin de atraer atención y vender más publicidad, pero ninguno explica las causas ni las consecuencias de lo que sucede actualmente en las fronteras europeas. La situación es grave y exige respuestas rápidas.

En lo que va de año, el número de personas que ha alcanzado territorio comunitario a través de Hungría es de 100.000, comparado con los 40.000 que entraron en todo 2014. Para hacer frente al continuo flujo de inmigrantes que llegan desde Serbia con el objetivo final de alcanzar Alemania o Suecia, Budapest ha solicitado a Bruselas ocho millones de euros adicionales a los 61 millones que ya desembolsó hace tres semanas. «Hemos recibido la solicitud y la estamos analizando para poder desbloquear el dinero lo antes posible», ha confirmado este martes la portavoz de Inmigración, Natascha Bertaud. La ONU alerta además, de que el número de personas que atraviesan Macedonia a pie con el objetivo de llegar a Hungría es de entre 1.500 y 2.000 cada noche. (El País, 25/08/2015)

Por otro lado, en el Mediterráneo, solo de enero a agosto, más de 2000 personas han muerto intentando cruzarlo. La mayoría perdieron la vida en el canal de Sicilia, entre Libia e Italia, la ruta más peligrosa. Los guardacostas han rescatado en 2015 a más de 188.000 personas en el mar. En 2014 cerca de 280.000 personas solicitaron asilo, un 164% más que en 2013. Las cifras son escalofriantes justamente porque no se tratan solo de cifras, sino de vidas humanas.

Este cuadro revela que no es tan desproporcionado comparar la situación actual con la de la II Guerra Mundial. Y todo esto sucede en Europa, donde supuestamente se vive el sueño de la libre circulación de personas, un mundo sin fronteras, como propagan los defensores de la Unión Europea y sus vehículos de propaganda.

Más trabas legales y represión

Con el importante aumento de personas que vienen a Europa provenientes del norte de África, Oriente Medio y Asia Central, se ha abierto un crispado debate entre los gobiernos de Europa en relación a cómo afrontar la situación. Los estados que son puerta de entrada al viejo continente, como España, Italia, Hungría, Polonia, Macedonia y Grecia, reclaman una mayor financiación a sus policías de fronteras y una mejor distribución de los recién llegados entre los países que forman parte de la UE. El debate actual gira alrededor de las cuotas y de la financiación de las operaciones de patrulla. El objetivo primordial es reducir la llegada de refugiados al mínimo posible y necesario, no combatir las reales causas de la crisis humanitaria.

La Frontex es la agencia de la UE para la gestión integrada de las fronteras de los países miembros. Actúa como asesor de los guardacostas y las policías de frontera de los 27 países de la UE, aparte de contar con equipos propios y utilizar servicios de empresas privadas. Entre 2007 y 2013, la UE gastó aproximadamente 4 mil millones de euros en operaciones de control fronterizo y represión a la inmigración, frente a los 700 millones de euros en ayudas a las refugiadas (17%), según un informe de Amnistía Internacional.

La legislación actualmente en vigor obliga a la persona recién llegada a pedir asilo en el país donde toca el suelo europeo por primera vez (Tratado de Dublín). Como la atención a los refugiados en los países fronterizos como Grecia, Italia y España es demasiado precaria, la mayoría prefieren no registrarse en estos países y seguir viaje hasta los países del norte como Suecia y Alemania. Las policías de frontera en general hacen las vistas gruesas y abren paso a las personas que lo deseen.

El éxodo de refugiados detona una crisis en la UE

Sin embargo, en las últimas semanas, la situación se ha salido totalmente de control, con el aumento exponencial de personas que huyen de Siria, sobre todo, pero también de otros países. El número total de sirios desplazados internos y externos llega a casi 12 millones. 4 millones están fuera del país. La situación de descontrol fue lo que llevó al gobierno alemán a cambiar de política y anunciar que ya no seguirá las directrices del Tratado de Dublín, pasando a aceptar también, a partir de ahora, a personas ya registradas en otros países.

El cambio de actitud de la canciller alemana, Ángela Merkel, justo unas semanas después de protagonizar el patético episodio de decir delante de las cámaras de televisión a una niña palestina que tenía que volver a su país, no tiene nada que ver con la súbita toma de conciencia, por parte de la mujer “más importante” de Europa, en cuanto a la dramática situación de los refugiados, sino con la necesidad de organizar su entrada en territorio europeo y repartir mejor la cuota entre los países. El diario alemán Die Tageszeitung alertó hace unos días que la situación en las fronteras de Austria y Hungría no es más que un preludio de lo que puede ocurrir futuramente en la principal potencia europea si no se toman las medidas necesarias urgentemente.

La protección de las fronteras ya se hace de manera conjunta a nivel europeo, a través de la Frontex, resta ahora integrar el reparto de los que consiguen entrar. Muchos de los sirios recién llegados, para citar un ejemplo, se convertirán en mano de obra joven y bien formada y serán contratados por empresas alemanas a cambio de bajos salarios. Los minijobs, contratos temporales sin derecho a seguridad social, tienen el objetivo de incorporar este tipo de mano de obra al mercado laboral alemán. Poco a poco vienen a la luz las verdaderas intenciones de los líderes de la UE, más allá de los discursos hipócritas de solidaridad entre los pueblos pronunciados en ocasiones especiales.

Los jefes de gobierno de Europa han anunciado una reunión de emergencia para mediados de septiembre para discutir la situación. Conocemos esta historia. Se reunirán para organizar mejor la represión a los trabajadores que llegan y, como en muchas otras ocasiones, no estarán a la altura de los acontecimientos. Presentarán un plan para contener la inmigración “ilegal”, en su vocabulario racista. No afrontarán esta crisis en su verdadera dimensión humana.

El gobierno español incrementa la represión en sus fronteras

El Estado español es uno de los países que peor trata a los refugiados en Europa.  De 2007 a 2013 gastó 32 veces más en el control de fronteras que en ayudas a los refugiados que huyen de la guerra o del hambre causados, en gran medida, por políticas apoyadas por los gobiernos europeos en los países semicoloniales de África, Asia y América Latina.

De hecho, la gestión de las ayudas está asignada a agencias no gubernamentales como la Cruz Roja y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que atienden a los refugiados y deciden la distribución de los escasos recursos.

El gobierno español se propone a aceptar, dentro de un sistema de cuotas propuesto por la UE, a aproximadamente 3.000 personas en 2015, un número muy inferior a lo que quiere Bruselas, cerca de 6.000 personas. Aún así un número totalmente insuficiente. El gobierno del PP apuesta más bien en el incremento de la represión en las fronteras de Ceuta y Melilla, así como en las patrullas en el Mar Mediterráneo. Es común que la Guardia Costera utilice pelotas de goma y gas lacrimógeno contra personas en el mar, resultando, en diversas ocasiones, en muertos y heridos. Por otro lado, las devoluciones en caliente, teóricamente prohibidas por los tratados europeos, ocurren frecuentemente en el territorio español.

El Boletín Oficial del Estado ha publicado este martes la Ley de Seguridad Ciudadana (conocida popularmente como ‘ley mordaza’) cuya Disposición Final Primera enmienda la Ley de Extranjería para amparar la devolución sumaria a Marruecos de los migrantes interceptados en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla bajo la nueva figura jurídica del ‘rechazo en frontera’, o lo que se conoce como devoluciones en caliente. (Público, 31/03/2015)

Los solicitantes de asilo que obtienen el permiso de residencia son completamente abandonados por las autoridades españolas y tienen que buscarse la vida por otros medios, sobre todo mediante el apoyo de familiares y amigos que ya residen en el país. Las plataformas de refugiados reclaman y luchan para que sus derechos se cumplan, como el derecho a la vivienda, al trabajo, a la atención sanitaria integral y a una educación pública de calidad que les permitan reconstruir sus vidas e insertarse en las sociedades a que han sido obligados a inmigrar.

Solidaridad con los refugiados

Europa está dividida en relación al tema de los refugiados. Por un lado, se ven bellas demostraciones de solidaridad por parte de sectores importantes de la sociedad. Miles y miles de personas están ofreciendo sus casas para recibir a los refugiados recién llegados. Esta solidaridad es espontánea y nace de la conciencia de un pueblo que sabe lo que es el drama de la inmigración. Por otro lado, crecen las bandas fascistas que atacan a los inmigrantes echándoles la culpa por el desempleo y otros problemas que en realidad han sido generados por los gobiernos europeos y la UE.

Recientemente, las alcaldesas de Madrid y Barcelona han declarado estar dispuestas a incluir ambos municipios en una red de ciudades de acogida. Manuela Carmena ha afirmado en una entrevista radiofónica que “está dispuesta a hacer lo necesario para acoger a quien lo necesite, pero desea que sea el Gobierno el que les diga cuántas personas van a llegar a Madrid”.

No podemos esperar a que el Gobierno indique el número de personas que entrarán al país. El numero con el que trabaja Rajoy es indigno de mencionarse. La urgencia de la situación exige soluciones rápidas. El Gobierno central, las Comunidades Autónomas y los municipios deben destinar inmediatamente una partida presupuestaria para la ayuda a los refugiados, tanto los que ya están aquí como los que llegarán futuramente. Los pisos vacíos deben ser inmediatamente expropiados a los bancos, por ejemplo, y utilizados para abrigar a las familias sin vivienda. El número de viviendas vacías en el Estado español es suficiente para cubrir a millones de personas.

  • ¡Hay que parar está catástrofe. Toda la solidaridad con los refugiados!
  • ¡Asilo para todos los solicitantes en las fronteras europeas!
  • ¡No a la represión en las fronteras!
  • ¡Suspender el pago de la deuda para hacer frente a la catástrofe humanitaria!
  • ¡Hay que expropiar los pisos vacíos y ponerlos a disposición de las familias recién llegadas!
  • ¡Derechos básicos a todos los refugiados en Europa!

[1] http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/25/actualidad/1440506167_226141.html[2]http://www.publico.es/sociedad/devoluciones-caliente-ya-son-legales.html

 

 

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